Indiana Spielberg en China
Que en China se violan los derechos humanos es algo sabido, aunque no por ello menos condenable. Que Pek¨ªn, con su derecho de veto en el Consejo de Seguridad es uno -no el ¨²nico- de los que impide una soluci¨®n para el conflicto de Darfur, dados sus intereses petroleros en Sud¨¢n, tampoco es una novedad, por lamentable que resulte. Por ello, la decisi¨®n del cineasta Steven Spielberg de renunciar a su puesto de asesor art¨ªstico de los Juegos Ol¨ªmpicos, que se van a celebrar en agosto en Pek¨ªn, llega un poco tarde. No resulta tan oportuna como las situaciones que salva in extremis su personaje de Indiana Jones. Si estaba en desacuerdo sobre la pol¨ªtica china hacia Darfur, quiz¨¢s no debi¨® aceptar inicialmente esa oferta, aunque su sonada decisi¨®n ha tenido la virtud de volver a poner sobre el tapete la falta de soluci¨®n para una tragedia de la que la humanidad en su conjunto, pero especialmente los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, deber¨ªan avergonzarse.
Los Juegos Ol¨ªmpicos son un escaparate para la China moderna que sale del Tercer Mundo. Internamente, son muchos -todo se da en grandes cantidades en China- quienes se movilizan para ganar resquicios de libertad, aunque el inter¨¦s por la democracia no haya calado hondo, al menos mientras la econom¨ªa siga creciendo a velocidad de v¨¦rtigo. Pero los movimientos religiosos o los de usuarios de Internet que intentan saltarse las limitaciones de la censura china indican que muchas cosas est¨¢n cambiando en el Imperio del Centro.
La posibilidad de boicoteo a los Juegos Ol¨ªmpicos es remota. Aunque el pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra haya decidido no asistir, y 120 congresistas de EE UU y un grupo de nueve premios Nobel y artistas hayan pedido a China que presione a Sud¨¢n para que resuelva satisfactoriamente la crisis de Darfur, la situaci¨®n no es como en 1980, en plena guerra fr¨ªa, frente a los Juegos de Mosc¨². No parece que Washington tenga intenci¨®n de no participar en unos Juegos en un pa¨ªs crucial para su econom¨ªa. Pero, de momento, no est¨¢ nada mal aumentar la presi¨®n a China para aliviar el sufrimiento de la poblaci¨®n de Darfur.
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