Un c¨ªrculo desesperado de deseos irrazonables
Nathan Zuckerman, un escritor de origen jud¨ªo, es un personaje de varias novelas de Philip Roth que opera como su ¨¢lter ego en la ficci¨®n. En una magn¨ªfica novela anterior, The ghost writer, Zuckerman peregrin¨® al territorio de su gur¨², un viejo y acreditado escritor de nombre E. I. Lonoff, el cual, en cierto modo, encarnaba la figura del padre. Lonoff se hallaba retirado con una amante treinta a?os m¨¢s joven, Amy Bellette, tras dejar a su familia; entre la enso?aci¨®n y el deseo, Zuckerman sinti¨® una fuerte atracci¨®n por Amy que sublim¨® imagin¨¢ndose a s¨ª mismo haciendo el amor con Anna Frank mientras la sombra de su padre le llenaba de reproches. Seg¨²n Malcolm Bradbury, "(la obra de Roth) comenz¨® a expresar (a finales de los sesenta) una creciente sensaci¨®n de irrealidad hist¨®rica, as¨ª como una duda cada vez m¨¢s acentuada sobre las exigencias de la judeidad ¨¦tica". Historia, sexo, ¨¦tica jud¨ªa y conciencia civil van a ser hasta hoy mismo los cuatro puntos cardinales de su literatura, a los que hay que a?adir ahora un eje central: la vejez, la decrepitud.
Sale el espectro
Philip Roth
Traducci¨®n de Jordi Fibla
Mondadori. Barcelona, 2008
272 p¨¢ginas. 18,90 euros
En Sale el espectro, Nathan Zuckerman vuelve a Nueva York, tras once a?os viviendo aislado del mundo en una caba?a en las monta?as de Massachusetts, para buscar un posible remedio a su incontinencia urinaria por medio de una inyecci¨®n de col¨¢geno en busca de lo que ¨¦l, en el fondo, desear¨ªa que fuese una especie de "restituci¨®n del cuerpo". Una casualidad hace que contacte con una pareja de j¨®venes creadores, Billy y Jamie, que le contactan con un tercero, Kliman, que re¨²ne material para una biograf¨ªa de E. I. Lonoff, muerto y olvidado. Zuckerman siente enseguida un fuerte deseo por Jamie, deduce que Kliman es el amante secreto de Jamie y se averg¨¹enza de su deficiencia f¨ªsica ante ella. Al mismo tiempo, reconoce en una anciana a aquella Amy Bellette que fue amante de Lonoff. Kliman ha conseguido averiguar de Amy un antiguo secreto en la vida de Lonoff que, seg¨²n ¨¦l, explica el sentido de su obra, lo que pone literalmente fuera de s¨ª a Zuckerman, cuya idea de la relaci¨®n entre vida y literatura es totalmente opuesta. Se reproduce, en fin, en un tr¨ªo joven la historia de Lonoff, Amy y Zuckerman. Por si este fascinante juego no fuera suficiente, la conciencia de la p¨¦rdida de memoria (y de facultades, en general) de Amy y Zuckerman se convierte para ¨¦ste, junto con su incontinencia, en una doble e irreversible aceptaci¨®n de su decadencia que le est¨¢ convirtiendo de "alguien cuya agudeza como escriba estaba sostenida por la memoria y la precisi¨®n verbal en un hombre in¨²til".
Due?o absoluto de sus extraordinarios recursos expresivos, Roth desarrolla la novela en dos planos: el de la realidad -su estancia en Nueva York, el choque con un vac¨ªo urbano de once a?os en su vivencia- y el de la enso?aci¨®n, cuando reproduce escenas que son manifestaci¨®n del deseo real y que s¨®lo transcurren en su imaginaci¨®n.
El efecto es extraordinario. Los dos frentes de lucha son, uno, la defensa de la literatura como producto de la imaginaci¨®n que es tambi¨¦n, a fin de cuentas, una defensa de su propia obra literaria ("vencer a Kliman era mi ¨²ltima obligaci¨®n hacia la literatura"); a rebufo de ello, Roth expone su propia visi¨®n de la creaci¨®n literaria como "otra" forma aut¨®noma de realidad. El segundo frente es la p¨¦rdida de la memoria como p¨¦rdida del yo; aqu¨ª se sigue una representaci¨®n simb¨®lica de la p¨¦rdida del mundo para el individuo y del deseo de sobrevivir como s¨ª mismo y consigo mismo (p¨¦rdida que se ejemplifica en el recurso a un cuaderno de notas para paliar la inseguridad de la memoria). En medio de estos dos puntos, actuando como el fiel de una balanza, se encuentra el choque entre la actitud consciente de huida de la actualidad (la vida rural aislada, pero incluso el reconocimiento de que desde el 11-S ya no volvi¨® a leer, ver o escuchar noticias) y el impacto de la vuelta a Nueva York que contiene: a) el espejo de la ancianidad y decrepitud de aquella hermosa Amy Bellette y b) la excitante presencia f¨ªsica de Jamie, que repercute dolorosa y doblemente, desde la fibra sexual, en el deseo de sobrevivir. Una vez m¨¢s estamos, por tanto, en uno de esos momentos felices de la creaci¨®n novelesca en que el conjunto de una vida personal polariza el encuentro de varias vidas y visiones del mundo, generando una situaci¨®n dram¨¢tica de gran hondura en el presente.
En esta lucha de intensidades, se introduce tambi¨¦n un recuerdo, el de George Plimpton (personaje real, editor de la m¨ªtica Paris Review) que aparece como amigo de Zuckerman para ejemplificar un contraste vital, impetuoso, generoso, con la figura de Kliman, el "nuevo intelectual" que se desliza por la pendiente que va de la literatura al espect¨¢culo, del conocimiento a la superficialidad y que parece destinado a acabar en el sensacionalismo. Y ahora que debe de luchar por oponerse a los Kliman, llega a decirse con l¨²cida amargura: "T¨², que desde?aste toda experiencia durante once a?os, has entrando en un c¨ªrculo desesperado de deseos irrazonables al venir a Nueva York". Esta frase viene a ser, al mismo tiempo, cuna y resumen del sentido y el desarrollo de esta novela excepcional.
Todo el material narrativo, muy sucintamente descrito hasta aqu¨ª y que, naturalmente, est¨¢ lleno de implicaciones y caminos que se cruzan para tejer una fuerte y duradera historia, lo maneja Philip Roth con un envidiable dominio de la escritura. Su manera de relatar es magn¨¦tica y atrapa. Puede decirse que ha llegado ya a ese punto donde la sabidur¨ªa y la vejez, mano a mano, conceden a un escritor la gloriosa verdad de escribir con toda claridad sin caer nunca en la explicitud.
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