El agua en la campa?a del 9-M
El hecho de que el Partido Popular haya decidido volver a usar el trasvase del r¨ªo Ebro como arma electoral -aunque ahora le llame "transferencia" para intentar sortear sus propias divisiones internas- supone una grave irresponsabilidad. Hace ya a?os, desde la comunidad cient¨ªfica aportamos al debate un buen caudal de argumentos econ¨®micos, sociales y ambientales, al margen de intereses partidistas. La propia Comisi¨®n Europea forz¨® un debate sin precedentes entre una amplia comisi¨®n gubernamental y otra formada por profesores de la Universidad, seleccionada por la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua. Ser¨ªa bueno recordar que aquel debate culmin¨® con tres informes de los equipos t¨¦cnicos de la Comisi¨®n desaconsejando financiar con fondos europeos el proyectado trasvase, por razones econ¨®micas, sociales y ambientales.
La Comisi¨®n Europea ya desaconsej¨® el trasvase del Ebro que promueve el PP
Los principales argumentos que bloquearon los fondos europeos estaban vinculados a los graves problemas que el trasvase habr¨ªa causado en el Delta del Ebro. En contra de lo que algunos pol¨ªticos, poco aplicados, siguen proclamando, las aguas de los r¨ªos no se pierden en el mar. El estudio de los graves impactos de la gran presa de Asu¨¢n, sobre el Nilo, marc¨® un giro hist¨®rico en materia hidr¨¢ulica a nivel mundial. M¨¢s all¨¢ del progresivo hundimiento y salinizaci¨®n del Delta de Alejandr¨ªa, por falta de caudales y sedimentos, se produjo un colapso de arenas en las playas tur¨ªsticas del norte de ?frica. Hoy se sabe que la mayor parte de esas arenas de playa no proceden de la erosi¨®n de las olas, sino del aporte fluvial de sedimentos que, en el caso del Nilo, quedan bloqueados en Asu¨¢n. Sin embargo, el impacto m¨¢s duro se produjo sobre la pesca. Las capturas de sardina y boquer¨®n cayeron en un 90%. Hoy sabemos que estas especies ponen sus huevos en las desembocaduras de los r¨ªos, aprovechando el masivo aporte de nutrientes continentales de las tradicionales crecidas primaverales, que fertilizan la vida, especialmente en mares cuasicerrados, pobres en plancton, como el Mediterr¨¢neo.
En el debate sobre el trasvase, los investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), en Barcelona, aportaron excelentes estudios sobre la importancia de los caudales del Ebro, no s¨®lo sobre la producci¨®n marisquera del Delta, sino sobre las pesquer¨ªas del litoral catal¨¢n y valenciano. Por otro lado, el hundimiento (y salinizaci¨®n) del Delta, por falta de sedimentos y caudales, unido al crecimiento del nivel del mar, por fusi¨®n de masas polares, lleva hoy a su progresiva desaparici¨®n, a raz¨®n de 10 mil¨ªmetros al a?o.
Todo ello exige no s¨®lo desechar cualquier consideraci¨®n de caudales "excedentarios" (sobre todo con el cambio clim¨¢tico), sino dise?ar un plan de cuenca que permita aumentar los caudales y sedimentos aportados al Delta del Ebro.
Otro argumento clave fue el de la irracionalidad energ¨¦tica y econ¨®mica del trasvase. El agua no bajar¨ªa por su propio peso a lo largo del mapa, sino que habr¨ªa que bombearla. Llevar al altiplano alicantino o Almer¨ªa un metro c¨²bico (que, no lo olvidemos, pesa una tonelada) desde Tortosa, exigir¨ªa m¨¢s de 4 kilovatios hora, es decir, la energ¨ªa que requiere un bombeo desde 1.200 metros de profundidad. Hoy la desalaci¨®n por ¨®smosis inversa, empleando c¨¢maras isob¨¢ricas y membranas semipermeables de baja presi¨®n, que ya est¨¢n en el mercado, supondr¨ªa en torno a 3 kilovatios hora por metro c¨²bico.
En cuanto al balance econ¨®mico del trasvase, tanto los estudios elaborados desde diversas universidades como los de la Comisi¨®n Europea, enmendaron los c¨¢lculos del Gobierno de Aznar. Llevar un metro c¨²bico hasta Murcia y Almer¨ªa costar¨ªa entre 1 y 1,5 euros/metro c¨²bico, mientras la desalaci¨®n, con las tecnolog¨ªas rese?adas, supone entre 0,4 y 0,45 euros/metro c¨²bico.
Pero, sin duda, desde las vigentes perspectivas de cambio clim¨¢tico, la clamorosa ineficacia de los trasvases para gestionar sequ¨ªas, como la que hemos sufrido y sufrimos, constituye un argumento clave. Tal y como se reconoc¨ªa en el propio Plan Hidrol¨®gico Nacional, el trasvase del Ebro no estar¨ªa operativo en a?os de sequ¨ªa por falta de caudales trasvasables. La estad¨ªstica ofrecida por los anexos del propio Plan preve¨ªa fallos en el 20% de los a?os, debido a que las sequ¨ªas suelen tener un car¨¢cter regional y no local.
Generalmente, cuando la cuenca del Segura sufre sequ¨ªa, el J¨²car y el Ebro, en una u otra medida, tambi¨¦n la sufren. En concreto, durante la reciente sequ¨ªa, aunque las infraestructuras de los trasvases del Ebro y del J¨²car-Vinalop¨® hubieran estado en servicio, no se habr¨ªa podido trasvasar ni un metro c¨²bico.
Afortunadamente, lo que ha operado ha sido la estrategia de desalaci¨®n del Programa AGUA, que, de forma m¨¢s modular y con absoluta fiabilidad, ha permitido abastecer usos urbanos, evitando los cortes de agua que se habr¨ªan producido de haber estado en acci¨®n la estrategia de trasvases.
Pedro Arrojo Agudo pertenece al Departamento de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Zaragoza.
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