Fin de una discriminaci¨®n medieval en La Albufera
La Comunidad de Pescadores abre sus puertas a las mujeres
Una discriminaci¨®n de 750 a?os acab¨® el jueves en El Palmar, la pedan¨ªa de Valencia cuya Comunidad de Pescadores ostenta el monopolio de pesca en el lago de La Albufera desde la Edad Media. Entrada la madrugada, el 80% de los socios vot¨® a favor de dar por terminada una batalla legal que ha durado 11 a?os y que ha tenido como trasfondo la resistencia de la entidad privada a que las mujeres pudieran formar parte de ella y salir de pesca en las mismas condiciones que los hombres.
"Estamos satisfechas por la decisi¨®n, la valoramos", dec¨ªa ayer Carmen Serrano, una de las luchadoras por la igualdad de trato, "pero no puedes evitar pensar que llega a destiempo. Que si se hubiese producido hace 10 a?os se habr¨ªan evitado tantas discordias familiares, tanto cansancio y tanto gasto econ¨®mico". Su compa?era de fatigas, Teresa Chard¨ª, a?ad¨ªa: "El proceso nos ha desgastado mucho, a todos. Nosotras lo ¨²nico que queremos es que haya paz. Que todo se arregle y que haya paz".
La batalla judicial que iniciaron en 1997 para que las hijas de los pescadores tuvieran los mismos derechos que los descendientes varones a la hora de ingresar en la Comunidad de Pescadores corri¨® en paralelo a un enfrentamiento que rompi¨® en dos El Palmar. Un pueblo de 900 habitantes, enclavado en los canales de La Albufera y considerada una reserva de la valencianidad en el que casi todo el mundo es familia o al menos se conoce de siempre.
La Comunidad de Pescadores acept¨® en 2000, tras las primeras sentencias condenatorias, abrir la puerta a las mujeres. Pero impuso nuevas condiciones de entrada (presentaci¨®n de avales y votaci¨®n posterior del pleno) que las denunciantes consideraron obstruccionistas. El jueves, la entidad decidi¨® no recurrir el ¨²ltimo fallo judicial, que se produjo en enero, y renunciar a seguir poniendo trabas a las mujeres. "Nos planteamos si quer¨ªamos seguir as¨ª otros 10 o 12 a?os", dec¨ªa ayer Jos¨¦ Caballer, su presidente, "y pensamos que lo importante era salvar la comunidad, y que El Palmar volviera a ser un pueblo de convivencia. Que al cruzarse por la calle la gente no se mire mal".
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