El ocaso de Sandok¨¢n
Se desmorona el imperio que el empresario cordob¨¦s Rafael G¨®mez levant¨® con la connivencia del poder pol¨ªtico y econ¨®mico
El barrio de Ca?ero es un pueblo en mitad de la ciudad de C¨®rdoba. Calles trazadas con tiral¨ªneas, viviendas de s¨®lo una planta y una hilera de naranjos en cada acera. Es un barrio humilde en el que las mujeres siguen sent¨¢ndose a la puerta de sus casas para cazar algo de fresco en las noches de verano. Y era m¨¢s pobre cuando se levant¨® de la nada en la d¨¦cada de los cincuenta del siglo pasado.
All¨ª fueron a parar muchos de los desarraigados de C¨®rdoba. Y all¨ª, en Ca?ero, arranca la vertiginosa carrera empresarial de Rafael G¨®mez S¨¢nchez (C¨®rdoba, 1944), al que los vecinos conocen como Sandok¨¢n o El tapaeras.
G¨®mez emigr¨® a Francia en los sesenta. Unos a?os despu¨¦s, volvi¨® a C¨®rdoba y mont¨® un taller de joyer¨ªa en el barrio de Ca?ero. Su esposa, Dolores, abri¨® una peluquer¨ªa en la calle principal del barrio.
G¨®mez emigr¨® en los sesenta a Francia. Al volver mont¨® un taller de joyer¨ªa
Su primer negocio inmobiliario fue la construcci¨®n de 400 viviendas protegidas
"?l ha dado mucho trabajo en Ca?ero", cuenta Antonio Fern¨¢ndez, un vecino de 67 a?os que se confiesa defensor de Sandok¨¢n. "Una calle entera viv¨ªa de la plater¨ªa de G¨®mez", a?ade Antonio Gonz¨¢lvez, de 71 a?os, quien tambi¨¦n dice admirar al empresario. Y es que esta barriada es el basti¨®n de G¨®mez. Cuando visita Ca?ero sabe que juega en casa y que no se le tienen en cuenta casos judiciales en los que est¨¢ envuelto el constructor como la operaci¨®n Malaya.
Poco se sabe de los inicios de G¨®mez, de c¨®mo logr¨® ascender tan r¨¢pido. S¨®lo se conocen sus resultados: en los a?os ochenta, ya era uno de los joyeros m¨¢s conocidos de la ciudad, donde existen alrededor de 1.100 empresas dedicadas a este sector de producci¨®n.
Pero a G¨®mez se le qued¨® peque?a la plater¨ªa y se lanz¨® al negocio de moda en los noventa: el ladrillo. Fund¨® Arenal 2000 en 1996. Su primer proyecto fue una promoci¨®n de 400 viviendas de protecci¨®n oficial en C¨®rdoba. Como un tiro se fue expandiendo por la ciudad y por la Costa del Sol con sus promociones. Sandok¨¢n se apunt¨® a la f¨®rmula m¨¢gica del ladrillo: comprar terrenos a precios moderados, esperar a que los ayuntamientos recalificaran los usos y pegar el pelotazo. Pero a G¨®mez le ha llegado su ocaso casi a la misma velocidad con la que levant¨® su imperio de cemento.
27 de junio de 2006. ?sta fecha es clave. Fue el d¨ªa en que la polic¨ªa irrumpi¨® en el lujoso chal¨¦ de Sandok¨¢n de la zona de El Brillante (la ant¨ªtesis de Ca?ero) y lo detuvo por su implicaci¨®n en la operaci¨®n Malaya. Seg¨²n el juez, G¨®mez entreg¨® 12 sobres a Roca con 600.000 euros de comisi¨®n. A cambio, logr¨® la recalificaci¨®n del uso de los locales comerciales que el empresario cordob¨¦s pose¨ªa en el complejo Mare Nostrum, situado en el paseo mar¨ªtimo marbell¨ª. Su detenci¨®n, y posterior puesta en libertad provisional bajo una fianza de 300.000 euros, es un punto de inflexi¨®n en su trayectoria.
Desde ese momento comenz¨® una carrera vertiginosa de venta de suelos y propiedades. Se deshizo de 570 millones de activos en poco m¨¢s de un a?o, cerr¨® pr¨¢cticamente todo su negocio inmobiliario y se repleg¨® en sus inicios, la joyer¨ªa. Actualmente, mantiene en su poder dos de sus marcas m¨¢s importantes: Retier y Paul Versan.
Sandok¨¢n est¨¢ desaparecido desde su detenci¨®n de los actos p¨²blicos de C¨®rdoba. Ya no es el empresario al que tirios y troyanos, pol¨ªticos de todos los partidos, piden su apoyo como anta?o. Y pocos se acuerdan de la Medalla de Oro que la Asociaci¨®n de Joyeros de C¨®rdoba le concedi¨® en marzo de 2006, entre otros asuntos, por ser uno de los impulsores del parque joyero. Ya queda muy lejana su etapa de presidente del C¨®rdoba Club de F¨²tbol. O los viajes que organizaba a Italia, con avi¨®n privado incluido, para pol¨ªticos y periodistas. Y en Ca?ero no son ya m¨¢s que recuerdos las visitas de Sandok¨¢n a las tiendas de alimentaci¨®n para hacerse cargo de las deudas de sus antiguos vecinos...
"No se merece lo que le est¨¢ pasando", sostiene Antonio Fern¨¢ndez. "No hay derecho", a?ade Antonio Gonz¨¢lvez.
Desde su detenci¨®n por la trama corrupta de Marbella, Sandok¨¢n no hab¨ªa vuelto a hablar p¨²blicamente. Pero, en s¨®lo dos semanas, lo ha hecho en dos ocasiones, eso s¨ª, a trav¨¦s de comunicados de prensa. Primero, para salir al paso de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa que declara ilegal el plan que IU y PP aprobaron en C¨®rdoba para dar cobertura legal a cuatro naves de 40.000 metros cuadrados que Sandok¨¢n levant¨® ilegalmente.
El segundo varapalo le ha llegado de donde menos se lo esperaba, de Cajasur, la caja local que sirvi¨® de soporte a G¨®mez para su expansi¨®n por Andaluc¨ªa. En 2001, cuando la entidad estaba presidida por el pol¨¦mico cura Miguel Castillejo, Sandok¨¢n y la caja fundaron la promotora Arenal Sur 21.
Cajasur ahora se ha querellado contra el empresario, al que acusa de haber pagado una comisi¨®n de 1,6 millones de euros procedentes de Arenal Sur 21 por unos servicios en Manilva (M¨¢laga) que nunca se llegaron a realizar. La entidad de ahorros dice que no hay rastro del dinero y Sandok¨¢n ha negado las acusaciones. La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n se ha sumado a la denuncia.
La caja de ahorros de C¨®rdoba, donde la Iglesia tiene una importante participaci¨®n, fue el sustento durante a?os de G¨®mez. Las figuras de Castillejo y Sandok¨¢n estaban tan ligadas que el constructor lleg¨® a regalar en 2005 al cura un enorme palacio en C¨®rdoba, el de Las Doblas. Pero los tiempos han cambiado y Castillejo fue desalojado de la caja en 2005. La nueva direcci¨®n ha tenido que reducir el riesgo que hab¨ªa acumulado durante a?os en el negocio inmobiliario por los requerimientos del Banco de Espa?a. Le han cortado el grifo a Sandok¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.