Malas costumbres
Incorporadas hace diez d¨ªas a la agenda electoral por Rajoy, la inmigraci¨®n y la seguridad ciudadana han pasado a ocupar el lugar central de la propaganda del PP. Su marginaci¨®n de la campa?a ser¨ªa inaceptable en t¨¦rminos democr¨¢ticos: sin renunciar a la cr¨ªtica de la demagogia populista, los socialistas tendr¨¢n que ofrecer sus propios diagn¨®sticos y respuestas. La demanda laboral de una econom¨ªa pr¨®spera y la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea han cambiado la direcci¨®n y acelerado el ritmo de los movimientos poblacionales en Espa?a -de la emigraci¨®n a la inmigraci¨®n- desde hace una d¨¦cada. Los europeos comunitarios y los extranjeros procedentes sobre todo de Am¨¦rica Latina, el Magreb y el ?frica subsahariana ascienden a 4,5 millones y representan casi el 10% de la poblaci¨®n espa?ola. Pese a las regularizaciones llevadas a cabo por los Gobiernos de Aznar y Zapatero, un n¨²mero indeterminado de inmigrantes -m¨¢s de un mill¨®n, seg¨²n Rajoy, y 300.000, seg¨²n el ministro de Trabajo- no tienen su documentaci¨®n en regla.
El PP introduce en la agenda electoral los temores xen¨®fobos a la inmigraci¨®n ligados con la seguridad ciudadana
Abstracci¨®n hecha del car¨¢cter c¨ªnicamente discriminatorio de los juicios morales sobre el control de las fronteras (la negativa de las democracias a dar visados a los jud¨ªos alemanes y centroeuropeos que ser¨ªan luego v¨ªctimas del Holocausto no mereci¨® la misma condena que el muro de Berl¨ªn), la oferta de mano de obra barata y sin amparo legal procedente de pa¨ªses empobrecidos ha beneficiado a la sociedad espa?ola, incrementando las ganancias empresariales y las reservas de la Seguridad Social. Los eventuales perjudicados entre los espa?oles de origen por la competencia laboral y la cercan¨ªa vecinal de los inmigrantes no son los votantes tradicionales del PP, sino del PSOE: los trabajadores no cualificados; los solicitantes de becas, subsidios y viviendas protegidas, o los usuarios de los hospitales, las escuelas, los transportes y los servicios p¨²blicos.
Rajoy exigir¨ªa a los inmigrantes que aspiren al permiso de residencia la firma de un compromiso jur¨ªdico inspirado en el contrato de acogida e integraci¨®n franc¨¦s introducido por Sarkozy. Nuestro registrador de la propiedad en excedencia con vocaci¨®n presidencial no s¨®lo tiende a confundir las teor¨ªas contratualistas de la filosof¨ªa pol¨ªtica cl¨¢sica con las obligaciones del C¨®digo Civil. Adem¨¢s, muestra una a?oranza rid¨ªcula por el antiguo r¨¦gimen: su contrato obligar¨¢ a los inmigrantes no s¨®lo a "cumplir las leyes", sino tambi¨¦n "a respetar las costumbres de los espa?oles".
El temor xen¨®fobo al contagio de los diferentes impregna todos los nacionalismos. Sabino Arana llam¨® en 1899 a la defensa de las "pac¨ªficas y sanas costumbres" de los vascos frente a los b¨¢rbaros que atravesaban el Ebro trayendo consigo "las corridas de toros, el baile y el canto flamenco, la navaja y la cult¨ªsima lengua tan pr¨®diga en blasfemias y sucias expresiones". El arraigo del nacionalismo en el Pa¨ªs Vasco un siglo despu¨¦s ense?a que la xenofobia nunca debe tomarse a broma. -
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