El 'nouveau roman', en tinieblas
Muere Alain Robbe-Grillet, el escritor franc¨¦s que subvirti¨® las reglas del relato cl¨¢sico
Alain Robbe-Grillet, inclasificable escritor y cineasta autodesignado padre del nouveau roman, muri¨® en la noche del domingo a los 85 a?os, un d¨ªa despu¨¦s de haber ingresado en el hospital de Caen a causa de problemas cardiacos.
Miembro por derecho propio de la generaci¨®n de intelectuales que emerge en la Francia de la d¨¦cada de 1950, junto a la nouvelle vague cinematogr¨¢fica, que se rebela contra la ortodoxia en todas las artes, Robbe-Grillet hab¨ªa conseguido renacer y hacerse presente en el discurso de este siglo, irrumpiendo sonoramente en 2002 con su novela La reprise, a la que le sigui¨® el a?o pasado la m¨¢s perversa y personal de sus obras: Un roman sentimental.
Su ¨²ltimo libro fue editado envuelto en pl¨¢stico para evitar que pudiera hojearse
Provocador, obsceno y perverso en su obra, era un hombre elegante, de porte aristocr¨¢tico y de lengua mordaz, siempre dispuesto al ataque para defender sus criterios art¨ªsticos y filos¨®ficos. Para sus detractores ni siquiera fue un gran escritor, pero nadie niega su importancia cultural ni su impacto literario y art¨ªstico.
Nacido en Brest, Breta?a, el 18 de agosto de 1922, hijo de un peque?o empresario arruinado, pese a su afici¨®n a las letras estudi¨® agronom¨ªa, lo que le llev¨® a ingresar en el Instituto de Estad¨ªstica y a recorrer durante su primera juventud, en su condici¨®n de funcionario, territorios tan dispares como Marruecos, las islas franc¨®fonas del Caribe o Guinea.
Robbe-Grillet rompi¨® las reglas literarias en boga desde su primera novela, Un regicidio (1949), que fue rechazada por la editorial Gallimard, aunque acab¨® siendo publicada por el editor J¨¦r?me Lindon. Comenz¨® a escribir la segunda, Les Gommes, en 1951, en el barco que le lleva a la isla de Guadalupe. Tuvo escasa repercusi¨®n. El ¨¦xito le lleg¨® a la tercera, con Le voyeur, gracias, en parte, al apoyo que recibi¨® de personajes tan dispares como George Bataille o Roland Barthes, que influyeron para que obtuviera el Premio de la Cr¨ªtica de 1955.
Su obsesi¨®n por la mirada, por la descripci¨®n detallada del paisaje, de la situaci¨®n, y su desprecio por la trama y la acci¨®n, se plasm¨® posteriormente en Los celos (1957), la novela de la "hipertrofia de la mirada", en palabras del cr¨ªtico Michel Contat. Ese a?o, se public¨® tambi¨¦n Fin de partida, de Samuel Becket; El viento, de Claude Simon, y Tropismos, de Natalie Sarraute. Fue entonces cuando el cr¨ªtico de Le Monde, Emile Henriot, emple¨® por primera vez el t¨¦rmino nouveau roman para definir la v¨ªa que se abr¨ªa.
Su vertiente cinematogr¨¢fica es tan importante como su obra literaria; en realidad, forman parte del mismo corpus. En 1961, en colaboraci¨®n con Alain Resnais, llev¨® al cine El a?o pasado en Marienbad, que obtuvo el Le¨®n de Oro en el Festival de Venecia y tambi¨¦n desat¨® una pol¨¦mica importante. El ¨¦xito de este filme le permiti¨® llevar a cabo una carrera como director que incluye El inmortal (1963), La maison des Rendez-vous (1965) o la sorprendente Proyecto para una revoluci¨®n en Nueva York (1970), todo un homenaje al pop-art norteamericano. Para entonces ya se hab¨ªa convertido en un director y escritor de culto.
En 2001, cuando parec¨ªa olvidado, sorprendi¨® a todo el mundo con su novela La reprise, lo que le vali¨® finalmente, en 2004, la condici¨®n de "inmortal", con su entrada en la Academia Francesa, a la que nunca acudi¨®; ni siquiera pronunci¨® su discurso de entrada.
La ¨²ltima novela de Alain Robbe-Grillet, titulada Un roman sentimental, vio la luz el a?o pasado y tambi¨¦n provoc¨® no pocas dosis de sorpresa: fue un compendio de todos sus fantasmas presentado bajo un envoltorio de pl¨¢stico, lo que imped¨ªa poder hojearlo en las librer¨ªas. El cr¨ªtico literario de Lib¨¦ration encontr¨® una met¨¢fora perfecta, cristalina, para definirlo: "un gato encerrado en una pajarera, atrapado en la trampa de su caza".
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