Calder¨®n o la mujer como v¨ªctima
La Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico estrena en Sevilla 'El pintor de su deshonra', una obra sobre la violencia machista escrita en el siglo XVII
La alargada sombra del pionero Adolfo Marsillach planea, dos d¨¦cadas despu¨¦s, sobre el director y los actores de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC), que apuestan por obras del inagotable fil¨®n del Siglo de Oro espa?ol, pero en una clave contempor¨¢nea. "Marsillach nos ense?¨® a acertar con los t¨ªtulos en el sentido de dar una vigencia al teatro cl¨¢sico", se?ala Eduardo Vasco, actual responsable de la compa?¨ªa fundada a mediados de los a?os ochenta. "Nada m¨¢s alejado de la arqueolog¨ªa cultural que el esp¨ªritu de Adolfo que siempre renegaba de lo muse¨ªstico", comenta el actor Arturo Querejeta, con una dilatada trayectoria sobre las tablas.
Un ejemplo de esta filosof¨ªa se halla en el estreno nacional, ma?ana en Sevilla, de El pintor de su deshonra, una obra teatral de Pedro Calder¨®n de la Barca (Madrid, 1600-1681) que aborda temas tan universales y actuales como el honor, los celos, las ra¨ªces del machismo o la violencia contra la mujer. "A pesar de la fama de cat¨®lico radical del dramaturgo", explica Vasco, "el teatro de Calder¨®n toma partido en favor de la dignidad de las mujeres y arremete contra unas normas sociales que obligaban, nada m¨¢s y nada menos, que a defender el honor masculino con el asesinato de las esposas presuntamente ad¨²lteras. '?C¨®mo b¨¢rbaro consiente el mundo este infame rito?', se pregunta desesperado don Juan Roca, el personaje principal de El pintor de su deshonra antes de acometer su venganza contra su desdichada pareja y su supuesto amante".
"El honor se impone al amor por presi¨®n social", afirma la actriz Nuria Menc¨ªa
La actriz Nuria Menc¨ªa, que interpreta el papel de la v¨ªctima en una met¨¢fora que representa a las mujeres del siglo XVII, pero tambi¨¦n y desgraciadamente a las de todas las ¨¦pocas, define as¨ª a su personaje de Serafina. "Es una mujer ¨ªntegra que acepta un matrimonio concertado porque cree que su novio ha muerto. Ahora bien, se mantiene fiel al concepto del honor y rechaza el amor de su antiguo pretendiente. En una palabra, el honor se impone al amor porque la presi¨®n social resulta tan brutal que la obliga a reprimir sus sentimientos". Personaje triste y castrante, Nuria Menc¨ªa reconoce que lo pasa mal asumiendo ese rol, pero est¨¢ encantada de trabajar en un montaje calderoniano y a las ¨®rdenes de Eduardo Vasco. "Las obras de Calder¨®n significan una cumbre para un actor cl¨¢sico y si logras interpretar bien el verso, puedes atreverte con cualquier desaf¨ªo", afirma la actriz que alterna el teatro con participaciones en el cine como en el reparto de La soledad, el filme de Jaime Rosales que acaba de ganar el Goya a la mejor pel¨ªcula.
Querejeta, que asume el papel principal de este drama calderoniano, subraya que El pintor de su deshonra representa una visi¨®n desde la perspectiva de hoy de una funci¨®n escrita hace cuatro siglos. "Malos tratos y mujeres asesinadas por sus parejas son sucesos que tr¨¢gicamente aparecen todos los d¨ªas en los peri¨®dicos. O sea, que el problema de la honra sigue arraigado en la sociedad actual en una suerte de atavismo que sufre este pa¨ªs".
Mientras ensayan durante estos d¨ªas en el precioso teatro Lope de Vega, de Sevilla, y ajustan los ¨²ltimos retoques de El pintor de su deshonra, el director, los actores y los t¨¦cnicos de la CNTC reflexionan sobre las intenciones de Calder¨®n de la Barca a la hora de escribir sus dramas de honor, esos espejos de la crueldad y la barbarie de la ¨¦poca. "Siempre ha existido un debate", recuerda Arturo Querejeta, "sobre si Calder¨®n apoyaba o rechazaba las actitudes que describ¨ªa en sus obras. Pero yo estoy convencido de que el dramaturgo condenaba esas conductas y hac¨ªa pronunciar a su personaje, don Juan Roca, expresiones como 'mal haya el primero, am¨¦n que hizo ley tan rigurosa'. Esta obra encubre un drama terrible que muestra el respaldo social a los asesinos. Es, sin duda, muy ilustrativo que en aquel tiempo los padres de las v¨ªctimas justificaran esos cr¨ªmenes".
Responsable primero y ¨²ltimo del montaje de El pintor de su deshonra, una obra que no se representaba en Espa?a desde hac¨ªa m¨¢s de un siglo, Eduardo Vasco comenta que esta pieza teatral de Calder¨®n sirve para "conocer nuestras ra¨ªces y unas actitudes sociales que lamentablemente han llegado hasta nuestros d¨ªas". Lo dice un director teatral de apenas 39 a?os que considera que el teatro cl¨¢sico lleva ese nombre precisamente por su car¨¢cter universal.
M¨¢s all¨¢ de Madrid
Desde que Eduardo Vasco asumiera hace cuatro a?os su direcci¨®n, la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC) ha estrenado sus montajes fuera de Madrid. "Se trata de una pol¨ªtica deliberada", manifiesta Vasco, "que pretende indicar que el adjetivo nacional no representa un simple adorno del nombre de la compa?¨ªa. Hemos estrenado en Zamora, en Alicante o en Sevilla y, por supuesto en festivales como Almagro y Alcal¨¢ de Henares. Todos los espa?oles pagan los mismos impuestos y todos tienen id¨¦ntico derecho a asistir a estrenos absolutos de la compa?¨ªa".Por supuesto que todos los montajes realizan una gira por las principales ciudades espa?olas, independientemente de donde se estrene cada obra. Esta semana, por ejemplo, dos elencos distintos pondr¨¢n en escena Las bizarr¨ªas de Belisa, de Lope de Vega, en el teatro Pav¨®n de Madrid y El pintor de su deshonra, en el teatro Lope de Vega de Sevilla. Ambos montajes cuentan con la direcci¨®n de Eduardo Vasco.Contra lo que pueda parecer a primera vista, la renovaci¨®n generacional del teatro cl¨¢sico est¨¢ asegurada. "Basta un dato", comenta Vasco, "para darse cuenta de que los j¨®venes se interesan por el cl¨¢sico y es que 400 candidatos se presentaron para cubrir 14 plazas de actores en la joven compa?¨ªa de la CNTC".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.