Tierra quemada
El PP debe respetar las estad¨ªsticas p¨²blicas; no hacerlo es una grave irresponsabilidad
El Partido Popular (PP) parece decidido a menoscabar el prestigio de las instituciones del Estado que m¨¢s cr¨¦dito deber¨ªan tener entre la ciudadan¨ªa. Recientemente, su portavoz de Econom¨ªa en el Congreso, Miguel Arias Ca?ete, puso en duda de manera insidiosa los datos de contabilidad nacional que indicaban un crecimiento del 3,8% durante el a?o 2007. A continuaci¨®n, el n¨²mero dos de la lista del PP por Madrid, Manuel Pizarro, se atrevi¨® a decir que las listas de parados se borraban con tippex, cuando es evidente que la marcha del paro no ha sido favorable para los intereses del Gobierno; y, por fin, Eduardo Zaplana acus¨® al Banco de Espa?a de haber dado instrucciones para que "la mala situaci¨®n econ¨®mica se note lo menos posible". La directora del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), Carmen Alcaide, tuvo que negar tajantemente ayer que el INE haya sufrido presiones de ning¨²n Gobierno.
Las cuentas p¨²blicas y las estad¨ªsticas que afectan a todos los espa?oles est¨¢n elaboradas por organismos que deber¨ªan estar por encima de toda sospecha. Quien intente discutir su imparcialidad deber¨ªa presentar pruebas contundentes.La raz¨®n es que una sociedad bien estructurada necesita informaciones incontestables sobre las cuales se pueda articular el debate pol¨ªtico, sea la poblaci¨®n activa, el n¨²mero de parados, la tasa de inflaci¨®n o las preferencias pol¨ªticas de los espa?oles que expone peri¨®dicamente el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). Si este punto de partida com¨²n se pone continuamente en cuesti¨®n, la sociedad espa?ola acabar¨¢ por carecer de referencias sobre s¨ª misma y ofrecer¨¢ una imagen tercermundista ante sus socios europeos y el resto del mundo.
Con esta pol¨ªtica de tierra quemada, el PP obra con torpeza. Ni ofrece pruebas ni dispone de argumentos para sustentar sus acusaciones; sus dirigentes tan s¨®lo demuestran que est¨¢n dispuestos a cualquier disparate para desacreditar al Gobierno. Socavan la credibilidad de organismos sobre los que su partido tendr¨¢ que apoyarse si volvieran a gobernar. Ensucian productos estad¨ªsticos de gran fiabilidad, como el IPC o la encuesta de poblaci¨®n activa, reconocida por los estad¨ªsticos europeos.
Estas razones deber¨ªan bastar para que el PP cese de extender sospechas sobre las estad¨ªsticas y encuestas p¨²blicas. No existen precedentes de que en ning¨²n pa¨ªs democr¨¢tico, por enconada que sea su campa?a electoral, se desacredite conscientemente el acervo estad¨ªstico com¨²n. En la memoria colectiva persiste todav¨ªa el infame apag¨®n estad¨ªstico perpetrado por los Gobiernos del PP que dej¨® sin informaci¨®n p¨²blica a todos los espa?oles, o la insidiosa manipulaci¨®n de los expedientes tributarios para acusar al Gobierno del PSOE de perdonar impuestos a sus amigos. Ser¨ªa deseable, pues, que los partidos pol¨ªticos respeten las estad¨ªsticas p¨²blicas como una muestra de respeto a la sociedad y a s¨ª mismos.
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