El acoso escolar desciende despu¨¦s del 'caso Jokin'
Uno de cada dos adolescentes reaccionar¨ªa si conociera un caso
Amenazas, insultos, golpes. M¨¢s de 7.300 adolescentes (el 3,11%) de entre 12 y 16 a?os de la Comunidad de Madrid afirma sufrir acoso escolar en su punto m¨¢s leve, el del rechazo. Los datos, que revela un informe elaborado por dos investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid y que son representativos de toda Espa?a, muestran un ligero descenso de este fen¨®meno desde 2004. El punto de inflexi¨®n lo marca el caso Jokin. Desde entonces baja el n¨²mero de agresores -de un 8% a un 6%- y de v¨ªctimas. Aumenta el n¨²mero de adolescentes que reaccionar¨ªa ante una situaci¨®n de acoso, uno de cada dos.
El n¨²mero de agresores desciende de un 8% en 2004 a un 6% en 2007
Jokin ten¨ªa 14 a?os cuando se arroj¨® al vac¨ªo cerca de su casa, en Hondarribia, en septiembre de 2004. Sufr¨ªa acoso escolar desde hac¨ªa un a?o. "Su caso fue el revulsivo que hizo a la sociedad tomar conciencia del problema", asegura Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz-Aguado, catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa de la Educaci¨®n y una de las autoras del informe Las familias de Madrid ante la adolescencia y su educaci¨®n. Antes de Jokin, el 7,9% de los estudiantes de ESO madrile?os afirmaban sentirse ridiculizados, seg¨²n el estudio Maltrato entre iguales y exclusi¨®n social en la Comunidad de Madrid. Hoy son el 5,26% (unos 12.400).
"El problema del acoso escolar es generalizado y es grav¨ªsimo. No es algo puntual, sino constante, insultos, amenazas continuas... una situaci¨®n insoportable", explica Encarnaci¨®n Garc¨ªa, de la Asociaci¨®n Contra el Acoso Escolar (ACAE). Esta organizaci¨®n que cre¨® Selene, la hija de 16 a?os de Encarnaci¨®n y v¨ªctima a su vez de acoso escolar, recibi¨® el a?o pasado unas 10.000 llamadas de v¨ªctimas y padres pidiendo consejo.
Pero el informe de 2007, elaborado con respuestas de 2.699 estudiantes de ESO de la Comunidad de Madrid y 1.433 familias, tambi¨¦n proporciona el retrato de los agresores. Un 6% del alumnado (en torno a 14.000 adolescentes). El perfil de ese colectivo est¨¢ claro para D¨ªaz-Aguado: "La violencia no nace porque s¨ª. Suelen ser j¨®venes conflictivos, con malas relaciones en casa, alto porcentaje de fracaso escolar y que suelen recibir desde sus hogares el mensaje de tolerancia hacia ese comportamiento".
?C¨®mo reacciona el resto mientras un compa?ero es acosado? Un 48% afirma que intervendr¨ªa, aunque la v¨ªctima no fuese amigo suyo. Un porcentaje que era del 30,8% en un estudio del Defensor del Pueblo con datos de 1999 a 2006. Cifra que, a pesar de ser de toda Espa?a, es representativa, seg¨²n los expertos. Pero no todos se pueden permitir el lujo de salir en defensa del agredido. El 28% asegura que, aunque sabe que la situaci¨®n est¨¢ mal y deber¨ªa impedirla, no lo hace. "Son los llamados c¨®mplices silenciosos", asegura Encarnaci¨®n Garc¨ªa. D¨ªaz-Aguado lo explica: "Son alumnos menos asentados en el grupo. Tienen miedo de que, si reaccionan, la tomen contra ellos tambi¨¦n".
"No me dejan vivir"
"Todo comenz¨® cuando repet¨ª curso. Ten¨ªa ocho a?os. Me llamaban la repetidora, la margi, de marginada, la txerri [cerdo en euskera]". Anne (nombre supuesto) est¨¢ a punto de cumplir 14 a?os y es v¨ªctima de acoso escolar. Vive en San Sebasti¨¢n y ha tenido que cambiarse de instituto. La situaci¨®n era insostenible. Insultos, pintadas en las paredes del colegio, persecuciones hasta casa, agresiones. "No dorm¨ªa, no com¨ªa, quer¨ªa morirme. No me dejan vivir", cuenta.
"El acoso dura a?os. En el colegio nos hac¨ªan creer que era nuestra hija. A los 20 d¨ªas de pasar a un centro de ESO nuevo, pero con los mismos compa?eros, abrieron un protocolo por acoso. Nos pidieron que sac¨¢ramos de all¨ª a la ni?a", dice su madre. Pero sus antiguos compa?eros siguen busc¨¢ndola. Ha tenido que llevar escolta policial. "Me han robado la clave del messenger. Han enviado mensajes de amenaza a mis contactos", dice Anne. "Le han cambiado el nick. La anuncian como una peque?a prostituta. No la dejan en paz y nadie hace nada. Las instituciones no son conscientes de la gravedad de la situaci¨®n", critica su madre.
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