El sat¨¦lite es el enemigo
EE UU tiene todo listo para disparar un misil al espacio - Busca afianzar su liderazgo en sistemas antimisiles en un espacio falto de reglas
Aunque es muy poco probable que los restos de un gran sat¨¦lite esp¨ªa que nunca lleg¨® a espiar le caigan a alguien encima, la decisi¨®n del Gobierno de Estados Unidos de intentar derribar el US 193 con un misil suena a disculpa a los expertos. Es verdad que el sat¨¦lite est¨¢ fuera de control y a punto de caer a la Tierra y que porta 450 kilogramos de combustible t¨®xico en un dep¨®sito esf¨¦rico que puede sobrevivir a la reentrada en la atm¨®sfera. Pero tambi¨¦n es verdad que el Pent¨¢gono tiene una oportunidad ¨²nica de poner a prueba su arquitectura de defensa espacial, incluyendo la identificaci¨®n y el seguimiento de misiles lanzados desde cualquier parte del globo terr¨¢queo. Sin embargo, los expertos tambi¨¦n creen que la operaci¨®n es la mejor opci¨®n posible en este caso.
"No va a pasar nada, no es una operaci¨®n peligrosa y, seguramente, desde el punto de vista del riesgo de que un sat¨¦lite incontrolado caiga a la Tierra, es lo mejor que se puede hacer", comenta Luis Ruiz de Gopegui, ingeniero y ex director de la NASA en Espa?a. "Pero la operaci¨®n tiene dos finalidades: destruir el sat¨¦lite, por un lado, e ir perfeccionando los sistemas antimisiles por el otro". Y cuesta entre 40 y 60 millones de d¨®lares (entre 27 y 41 millones de euros).
El Pent¨¢gono ha decidido darse tres oportunidades. Dos misiles SM-3 a bordo del destructor USS Lake Eriehan sido modificados para rastrear el espacio e impactar en el US 193. El tercero se podr¨ªa lanzar desde el nav¨ªo USS Decatur. Los planes iniciales del Pent¨¢gono contemplaban un lanzamiento en la madrugada de hoy, pero la previsi¨®n del estado del mar era poco favorable. Se puede retrasar a ma?ana.
En caso de que el lanzamiento del primer misil falle, el Departamento de Defensa cuenta con otros siete d¨ªas para intentar la destrucci¨®n del sat¨¦lite. "Disponemos de un amplio periodo de tiempo para intentarlo", dijo el portavoz del Pent¨¢gono Geoff Morrell.
EE UU dedic¨® todo el d¨ªa de ayer a preparar la operaci¨®n. La NASA devolvi¨® el transbordador espacial Atlantis y sus siete astronautas a la Tierra, procedentes de la Estaci¨®n Espacial Internacional, a las tres de la tarde, hora peninsular, con lo que se evit¨® el riesgo de que pudiese resultar afectado por los restos generados tras el impacto del sat¨¦lite errante. La Administraci¨®n Federal de la Aviaci¨®n emiti¨® un aviso para que, en un periodo determinado en las siguientes 48 horas ning¨²n avi¨®n o barco atraviese la zona de riesgo en el Oc¨¦ano Pac¨ªfico, al oeste de Hawai.
EE UU ha calificado la destrucci¨®n del sat¨¦lite estropeado US 193 de "medida preventiva", entre cr¨ªticas de que est¨¢ dando un paso m¨¢s en la militarizaci¨®n del espacio con una mera demostraci¨®n de fuerza. Pero la operaci¨®n ha puesto en alerta a las agencias espaciales que vigilan la basura en ¨®rbita, los restos de material que suponen un serio riesgo para los sistemas espaciales en funcionamiento. Los fragmentos del US 193 no van a causar a largo plazo un aumento de estos restos, porque si el sat¨¦lite resulta destruido sus trozos caer¨¢n r¨¢pidamente a Tierra dado que la altura a la que est¨¢ es baja (unos 240 kil¨®metros, el l¨ªmite de la atm¨®sfera).
Esto es importante, porque Estados Unidos fue el primero en criticar a China cuando este pa¨ªs destruy¨® un viejo sat¨¦lite suyo con un misil en enero de 2007. Lo hizo a una altura de m¨¢s de 800 kil¨®metros, y miles de sus trozos circundan ahora la Tierra, con grave peligro para los 400 sat¨¦lites operativos -esp¨ªas o de observaci¨®n de la Tierra- que est¨¢n en ¨®rbita baja, as¨ª como para la estaci¨®n espacial.
El hecho es que no existe un tratado internacional como tal que evite la producci¨®n de basura espacial. S¨®lo existe la prohibici¨®n de situar material radiactivo en ¨®rbita baja y algunas regulaciones t¨¦cnicas para evitar la proliferaci¨®n de la basura. "La actividad en ¨®rbita est¨¢ muy mal reglada, los juristas en esto est¨¢n a a?os luz de la realidad. Adem¨¢s, cuando se establece alguna norma, siempre hay alg¨²n pa¨ªs que no la suscribe y luego hace lo que quiere, y suele ser Estados Unidos", comenta Ruiz de Gopegui.
La operaci¨®n de intentar impactar en el sat¨¦lite es dif¨ªcil y algunos expertos militares no le dan m¨¢s que un 50% de probabilidad de ¨¦xito. La mayor dificultad para dar en el blanco es la alta velocidad a la que se encontrar¨¢n el sat¨¦lite, que va a unos 10 kil¨®metros por segundo, y el misil, que lo alcanzar¨¢ a unos 4 kil¨®metros por segundo.
"Adem¨¢s, su posici¨®n no se conoce con tanta precisi¨®n como la de un sat¨¦lite activo, con el que hay comunicaci¨®n y que env¨ªa datos de su posici¨®n. En este caso el seguimiento es pasivo, con radar, y el sat¨¦lite no colabora", explica Miguel Bell¨® Mora, experto en mec¨¢nica celeste y director de Deimos Space.
No es la primera vez que se ensaya destruir un sat¨¦lite, con fines militares. En 1985, EE UU lo consigui¨® con un misil disparado desde un avi¨®n. Eran otros tiempos. Mijail Gorbachov acababa de sentarse en el sill¨®n del secretariado general de la URSS y Ronald Reagan todav¨ªa manten¨ªa su c¨¦lebre Guerra de las Galaxias. "Operaciones parecidas se hicieron hace a?os, en cuatro o cinco ocasiones, pero poniendo en ¨®rbita un sat¨¦lite que era una carga y un sistema de control y haci¨¦ndolo explotar junto al sat¨¦lite en desuso", explica Ruiz de Gopegui.
Desde luego, esa soluci¨®n ser¨ªa much¨ªsimo peor que la del misil, comenta Bell¨® Mora, porque la producci¨®n de fragmentos de basura espacial ser¨ªa enorme. Como la cantidad de restos es ya muy preocupante, las agencias recurren a sistemas de vigilancia y detecci¨®n de los mismos para proteger a los sat¨¦lites operativos, que en m¨¢s de una ocasi¨®n han tenido que desviarse para evitar el impacto de un trozo. "Actualmente controlamos unos 10.000 fragmentos de basura espacial de tama?o superior a 10 cent¨ªmetros", explica Bell¨® Mora. El sat¨¦lite chino a?adi¨® 1.000 fragmentos de este tama?o en un solo d¨ªa.
Aunque sean invisibles por su reducido tama?o, se estima que hay otros 50.000 trozos de basura de entre uno y 10 cent¨ªmetros, que son potenciales proyectiles altamente peligrosos para los sat¨¦lites operativos y aut¨¦nticas balas mortales si alguna llegara a impactar en un astronauta durante un paseo espacial.
El US-193 fue puesto en ¨®rbita hace algo m¨¢s de un a?o y algo fall¨® en su ordenador de a bordo inmediatamente, lo que impidi¨® que alcanzara su posici¨®n orbital correcta. Desde entonces est¨¢ perdiendo altura, primero lentamente y ahora muy r¨¢pidamente.
Su condici¨®n de sat¨¦lite secreto dificulta la estimaci¨®n de la basura espacial que puede generar. "No sabemos ni su tama?o exacto, ni su peso ni su forma", coment¨® ayer a este peri¨®dico Heiner Klinkrad, responsable del sistema de an¨¢lisis de basura espacial de la Agencia Europea del Espacio (ESA). "La agencia no participa en absoluto en esta operaci¨®n, lo que estamos haciendo es estimaciones y predicciones de la reentrada del sat¨¦lite y de la producci¨®n de restos, su n¨²mero y distribuci¨®n. En el caso del sat¨¦lite chino, a 850 kil¨®metros de altura, los miles de grandes fragmentos generados permanecer¨¢n en ¨®rbita miles de a?os, mientras que en este caso, a 240 kil¨®metros, con una atm¨®sfera mucho m¨¢s densa, se van a destruir enseguida", explic¨®.
Un informe oficial se?ala que el sat¨¦lite US 193 puede caer sobre zonas pobladas de Canad¨¢, Irlanda, Escocia o el Cono Sur. La desintegraci¨®n del Columbia en 2003 hizo caer sobre Tejas un dep¨®sito lleno de hidrazina. Con este episodio en mente, el gobierno federal ha diseminado equipos de rescate por el pa¨ªs para actuar si caen restos del sat¨¦lite.
Con informaci¨®n de David Alandete desde Washington.
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