'Los Albertos', absueltos
El Constitucional avala una doctrina sobre la prescripci¨®n que abre la puerta a la impunidad
No est¨¢ al alcance de los simples mortales ni del com¨²n de los ciudadanos comprender que hechos penalmente reprobables como los cometidos por Alberto Alcocer y Alberto Cortina, los Albertos, al estafar a sus socios minoritarios en la compra de los terrenos de las Torres KIO, en Madrid, puedan quedar impunes. No porque no sucedieran, sino por una cuesti¨®n formal: porque dejaran o no de ser denunciados a su debido tiempo, seg¨²n el distinto y contrapuesto criterio sobre la prescripci¨®n del delito que mantienen los tribunales Constitucional y Supremo.
Por eso, es llamativo incluso que el fiscal del Estado y magistrado del Supremo en excedencia, C¨¢ndido Conde-Pumpido, tenga tambi¨¦n dificultades para comprender esa exculpaci¨®n, consecuencia de una doctrina del Constitucional sobre la prescripci¨®n que no guarda el debido equilibrio entre quienes son acusados de un delito y sus v¨ªctimas y que tiende a favorecer de hecho a los primeros. El asombro del fiscal del Estado no hace sino confirmar la gravedad del desaguisado y la desaz¨®n causada.
El Constitucional no ha elaborado ad hoc su doctrina para exculpar a los Albertos. La perfil¨® hace dos a?os en el caso de un matrimonio contra el que se hab¨ªa querellado Hacienda por un delito tributario: el reloj de la prescripci¨®n s¨®lo se para por la admisi¨®n a tr¨¢mite de la denuncia o querella y no por su mera presentaci¨®n en el juzgado, como ha mantenido hasta la fecha el Tribunal Supremo. Y como la denuncia contra los Albertos fue cursada el d¨ªa anterior al de la prescripci¨®n, y adem¨¢s sin firma, siendo admitida a tr¨¢mite cuatro meses despu¨¦s, una vez corroborada su autenticidad, el Constitucional deduce que fue presentada tarde y mal y no sirvi¨® para interrumpir la prescripci¨®n.
Es posible que la denuncia contra los Albertos fuera defectuosa, pero ello no hace que la doctrina del Constitucional sea m¨¢s s¨®lida y coherente que la del Supremo. Tampoco es realista: hacer depender la prescripci¨®n de la voluntad del juez, y no de las v¨ªctimas del delito, es dejar abierto un boquete a la impunidad, dada la lentitud de la maquinaria judicial. Los Albertos han sido exculpados pero quedan los hechos, tipificados como estafa por el Supremo, y antes por la Audiencia Provincial de Madrid.
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