Malos ejemplos
Dice el Gobierno vasco a trav¨¦s de su portavoz, Miren Azkarate, que Kosovo representa un ejemplo y una lecci¨®n para Euskadi. Despu¨¦s de habernos mirado a lo largo de los ¨²ltimos a?os en Irlanda, en Qu¨¦bec, y hasta en Puerto Rico, ahora le toca el turno a Kosovo.
Primero fue Irlanda del Norte, la de las dos comunidades abiertamente enfrentadas, la de las alambradas dividiendo los barrios cat¨®licos y protestantes dentro de las ciudades. Sin embargo, el referente irland¨¦s fue decayendo en la misma medida en que se constataba que la autonom¨ªa real all¨ª lograda no llegaba ni al 10% de la que tiene Euskadi. Despu¨¦s fue Quebec, a donde peregrinaron los buscadores de modelos externos. All¨ª no hab¨ªa violencia, todo era versallesco y civilizado. Pero surgi¨® un problema: las mayor¨ªas a favor de modificar el statu quo eran tan exiguas que los tribunales acabaron por exigir mayores garant¨ªas. Otro ejemplo frustrado.
?No podr¨ªamos quedarnos como estamos, siendo simplemente como los vascos?
Y luego vino Puerto Rico, un Estado Libre Asociado capaz de servir de imagen para el llamado Plan Ibarretxe. Pero el escaso recorrido que tuvo el mencionado Plan -una vez que Batasuna decidiera jug¨¢rsela al PNV provocando su aprobaci¨®n en Vitoria para obligar a debatirlo en las Cortes- acab¨® por sacar tambi¨¦n a la isla caribe?a del mapa de nuestros sue?os.
Ahora le ha tocado a Kosovo, y uno ya no sabe a qu¨¦ carta quedarse. Porque si aceptamos la teor¨ªa de los derechos hist¨®ricos y damos por buena la tesis de Ibarretxe sobre el milenario pueblo vasco, entonces nosotros deber¨ªamos mirarnos en el espejo de los serbios y no de los albano-kosovares. No en vano, los lugares sagrados de los serbios est¨¢n precisamente en Kosovo y fue all¨ª, en el Campo de los Mirlos, donde los serbios sufrieron su particular Gernika a manos del ej¨¦rcito otomano. Hasta tal punto ha sido importante Kosovo en el imaginario colectivo del pueblo serbio que, seg¨²n recogi¨® John Reed en una de sus cr¨®nicas a comienzos de la primera guerra mundial, "todo soldado campesino serbio sabe por qu¨¦ lucha, pues cuando era ni?o su madre le dec¨ªa: ?Hola peque?o vengador de Kosovo!".
Pero m¨¢s all¨¢ de esta flagrante contradicci¨®n entre la defensa de la independencia de Kosovo y la constante apelaci¨®n del lehendakari a los derechos hist¨®ricos de un pueblo milenario como el vasco, lo cierto es que el ejemplo se las trae. Es de suponer que el Gobierno vasco no aspira a conformar una mayor¨ªa a favor de la independencia sobre la base de la limpieza ¨¦tnica, la segregaci¨®n identitaria y la conversi¨®n del pa¨ªs en una base militar estadounidense. Pero entonces, si no es as¨ª, ?a qu¨¦ viene una comparaci¨®n tan descabellada?
No acabo de entender esta man¨ªa de buscar siempre alg¨²n pa¨ªs a quien parecerse. ?Con lo bien que nos podr¨ªa ir siendo nosotros mismos! Yo personalmente no encuentro ning¨²n aliciente en ser como Kosovo. Pero si necesariamente tenemos que ser como alguien para ser algo en el mundo, lo de Puerto Rico ten¨ªa m¨¢s atractivo.
De todas formas, ahora que el clima est¨¢ cambiando y ¨¦sto se parece cada vez m¨¢s al Caribe, ?no podr¨ªamos quedarnos como estamos, siendo simplemente como los vascos?
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