Entre ver y ser visto

This is me, this is you. Cuarenta y ocho parejas de fotos de una ni?a, Georgia. Roni Horn la fotografi¨® durante dos a?os. La chica reviste variados personajes. Ensaya identidades. Horn la fotograf¨ªa dos veces con un intervalo de segundos. Las dos series, enfrentadas, abren un espacio de reflexi¨®n: las breves variaciones entre ambas se?alan el paso del yo al t¨², del c¨®mo me veo al c¨®mo me ven, del esto es yo al esto es t¨².

La identidad individual es una cuesti¨®n central en la obra de Roni Horn (Nueva York, 1955). No la aborda como problema sino como inquietud: sin buscar soluciones sino multiplicando las preguntas. ?stas quedan casi siempre abiertas, sin respuesta, pero son por eso mismo f¨¦rtiles y alumbran dimensiones insospechadas. As¨ª ocurre con Cabinet of. El t¨ªtulo, eco de las Wunderkammer, las antiguas colecciones privadas, se?ala un espacio, tambi¨¦n privado, el del individuo, s¨®lo accesible por su manifestaci¨®n. Las 36 fotos que integran recogen la m¨¢scara de un payaso que se abre paso entre densas cortinas de vapor. De nuevo el valor del tiempo: las leves alteraciones en el rostro o en la niebla son los ¨²nicos rastros de la individualidad. M¨¢s inquietante es Retrato de una imagen: un centenar de fotos de Isabelle Huppert, una actriz que hace de ella misma, pero en los papeles interpretados en el cine. Las figuras son tan seductoras que olvidas estar ante una ficci¨®n. Pero ?lo son realmente estas fotos?, ?no marcan una tierra de nadie donde los l¨ªmites entre individuo e imagen social se desvanecen?

La obra m¨¢s importante es You are the weather: otro centenar de fotos, m¨¢s peque?as, siempre de la misma mujer, Margret. Aqu¨ª no existe el pliegue de la ficci¨®n: el rostro, en primer plano, surge de las piscinas termales y mira de frente. Miradas de un individuo que hacen sentirse tal al espectador y que, a trav¨¦s de m¨ªnimas variaciones, sugieren que yo es proceso. No s¨®lo como efecto de la vida o el tiempo interiores, sino por la misma relaci¨®n con el entorno. M¨¢s que tiempo abstracto somos, como Margret, clima. As¨ª lo sugiere tambi¨¦n la serie Becoming a Landscape o el libro Weather reports you: gentes que narran c¨®mo sus vidas est¨¢n vinculadas al acontecer atmosf¨¦rico.

Somos yos y t¨²s disociados, pedimos en pr¨¦stamo expresiones ajenas -sin dejar por eso de ser nuestras-, somos naturaleza, climas, y tambi¨¦n lenguaje; hacemos nuestro el rostro de quienes amamos (A kind of you) y nos asimilamos a los espacios que habitamos hasta hacerlos parte de nuestro cuerpo (Her, Her, Her and Her) y desaparecer en ellos. El individuo, orgullosa creaci¨®n moderna, fue, a lo largo del siglo XX, tachado de construcci¨®n ideol¨®gica, desprovisto de la condici¨®n de sujeto, condenado a peregrinar por identidades sociales. Horn evita los diagn¨®sticos, multiplica los interrogantes y nos invita a permanecer en ellos porque ser id¨¦nticos es diferir, aplazar el levantamiento de fronteras, dilatarlo y dilatarlas. Horn dijo una vez que trabajaba en la expectativa del andr¨®gino. Pero silencia esa meta: como si s¨®lo pudiera alcanzarse entre todos. -