Gast¨®n Baquero, magias de verso y cultura
Gast¨®n Baquero (1918-1997) era alto, simp¨¢tico y mulato. Un gran hombret¨®n cordial que cuando lo conoc¨ª (en los primeros a?os ochenta me lo present¨® Jos¨¦ Olivio Jim¨¦nez, otro exilado cubano) trataba de pasar desapercibido y se mostraba humilde e ¨ªntimamente orgulloso de su rareza, porque entonces no lo conoc¨ªa casi nadie. Qui¨¦n dir¨ªa que ese se?or sapient¨ªsimo, que trabajaba en Radio Exterior de Espa?a, hab¨ªa sido uno de los prohombres intelectuales de la Cuba de los a?os cincuenta, justo antes de la Revoluci¨®n, senador de Batista y secretario de redacci¨®n de aquel importante peri¨®dico que fue el habanero Diario de la Marina.
Gast¨®n Baquero naci¨® en Banes (entonces provincia de Oriente) y siempre result¨® chocante para algunos, en una sociedad a¨²n oficialmente racista -ni el presidente Batista pod¨ªa entrar al Jockey Club-, que un mulato pudiera alcanzar las cotas y los honores a los que lleg¨® Gast¨®n. En los a?os cuarenta (los principales de su escritura cubana) es un poeta vinculado con los mejores c¨ªrculos po¨¦ticos de la isla: desde la revista Or¨ªgenes a Espuela de Plata. Por derecho y calidad es amigo y parigual de Eliseo Diego, de Virgilio Pi?era y sobre todo de Lezama Lima, a quien Gast¨®n admir¨® toda su vida. En esa ¨¦poca colabora ya en el Diario de la Marina con brillantes art¨ªculos literarios, que no s¨®lo le muestran fervoroso seguidor de lo espa?ol (en el exilio o no) sino un amplio conocedor de la poes¨ªa y el pensamiento universales. Son los art¨ªculos de un humanista que era asimismo un gran poeta. En los cincuenta, sin embargo, la producci¨®n escrita de Baquero decrece algo (y parece que deja de escribir poes¨ªa) pues son los a?os del hombre ilustre y conservador, del refinado bon vivant que tiene ch¨®fer y cargos oficiales, y que contin¨²a llevando su ¨ªntima homosexualidad con la discreci¨®n que siempre la llev¨®. Yo no tengo dudas, Gast¨®n Baquero era un hombre de talante conservador (no un reaccionario) infinitamente liberal en la cultura y en la vida. Vi con ¨¦l una gran exposici¨®n de Wifredo Lam en Madrid, en los primeros noventa, y recuerdo que se par¨® ante un espl¨¦ndido lienzo y dijo: "Me alegro que est¨¦ aqu¨ª". Como yo le preguntara por qu¨¦ o me quedase algo at¨®nito, ese Gast¨®n que raramente quer¨ªa hablar de su pasado suntuoso me contest¨®: "Es que estuvo en mi casa de La Habana, sabes...". Cuando la Revoluci¨®n de Castro triunf¨® y ¨¦l estuvo y se manifest¨® naturalmente en contra, supo que el Che Guevara lo iba a citar en su despacho. Otro d¨ªa me cont¨® que sab¨ªa tambi¨¦n que esa cita (que no lleg¨®) hubiera sido su fin, as¨ª es que con lo puesto y protegido por tres embajadores -entre ellos el de Espa?a-, a mediados de marzo de 1959, Gast¨®n Baquero, el intelectual poderoso, tom¨® un avi¨®n en La Habana rumbo a Madrid. Jam¨¢s regresar¨ªa.
El R¨¦gimen franquista lo acoge bien y le busca empleo. Me cuentan que en sus primeros a?os de exilio madrile?o (en que Gast¨®n vuelve a la poes¨ªa, y con m¨¢s brillantez a¨²n que en la etapa cubana) segu¨ªa viviendo con h¨¢bitos de gran se?or rico... Pero la intelectualidad antifranquista (que entonces era la intelectualidad espa?ola mejor) le vuelve la espalda en su casi totalidad, porque es un "gusano", un reaccionario huido del para¨ªso socialista que so?aba en Cuba... Casi solo o con amigos en el otro exilio de Miami, Gast¨®n da un giro copernicano: se vuelve un hombre voluntariamente gris y modesto, lejos de cualquier pompa anterior, que gusta de los raros y marginados... Yo le conoc¨ª a¨²n en ese tiempo. Si iba en tren (me cont¨®, aquellos lentos trenes en que tanto se hablaba) se colocaba un cartelito en la chaqueta vieja que dec¨ªa: "Soy mudo". Pero era ya el autor de Memorial de un testigo, un gran libro de la poes¨ªa del idioma, que Adonais edit¨® en 1966 y que entonces pas¨® -natural al hilo de lo que cuento- casi por entero desapercibido. Dos amigos, a¨²n j¨®venes, Jos¨¦ Olivio y Paco Brines, ser¨ªan mucho tiempo los voceros (con poco eco inicial) de la maravilla deslumbrante de poes¨ªa y saber que era Gast¨®n Baquero. S¨®lo cuando en 1984 se publica Magias e invenciones, su poes¨ªa pr¨¢cticamente completa hasta el momento, los lectores y sobre todo algunos poetas j¨®venes empiezan a llegar... ?l casi ignora que aunque su nombre est¨¦ oficialmente silenciado en Cuba, para bastantes cubanos (como comprob¨¦ en 1993, y se lo cont¨¦ y o¨ª con ¨¦l las grabaciones que para ¨¦l me dieron) era, con Guillermo Cabrera Infante -uno poes¨ªa y prosa el otro- un mito vivo. Recuerdo cu¨¢nto le emocion¨® escuchar a aquellos incipientes poetas que lo veneraban...
A Gast¨®n Baquero nunca le llegaron grandes reconocimientos (aunque se pidieron al final) y muri¨® en una residencia de ancianos en las afueras de Madrid, porque en su vieja casa de Antonio Acu?a, destartalada y atiborrada de libros, ya no pod¨ªa valerse por s¨ª mismo. Pero supo que era le¨ªdo, public¨® un nuevo libro de versos, Poemas invisibles, y alcanz¨® el reconocimiento de muchos, aunque menos de lo que hubiera merecido. Al final, era anticastrista, por supuesto, pero abogaba abiertamente por la uni¨®n cultural de las dos Cubas (la de dentro y la de fuera) con la generosidad y amplitud intelectual que siempre tuvo. Alberto D¨ªaz-D¨ªaz acaba de publicar una recopilaci¨®n de sus art¨ªculos period¨ªsticos de tema literario: Geograf¨ªa literaria. 1945-1996. Su pr¨®logo defiende con raz¨®n y ardor al sabio que fue Baquero, al brillant¨ªsimo humanista, pero aunque m¨¢s de la mitad de los art¨ªculos provienen del Diario de la Marina, se le olvida decirnos si alguno (como creo) no fue ya recogido en volumen por el propio Gast¨®n que aqu¨ª, y en la ¨¦poca de su m¨¢s hondo olvido, en 1969, public¨® un tomo de ensayos -art¨ªculos o conferencias- titulado Dar¨ªo, Cernuda y otros temas, no siendo por supuesto el ¨²nico volumen ensay¨ªstico del autor, aunque cayeran casi todos en vac¨ªo... Gast¨®n no tuvo fronteras mentales, entre sus poetas mayores estaban Vallejo y Neruda, que siempre fueron comunistas. Y en la Residencia de Estudiantes -lo vi- abraz¨® a Eliseo Diego, con quien antes no se hab¨ªa saludado... Conocer la obra de Gast¨®n (su poes¨ªa sobre todo) es entrar en una riqu¨ªsima mina, custodiada por un fenomenal y m¨¢gico erudito.
Geograf¨ªa literaria. 1945-1996: cr¨®nicas y ensayos. Gast¨®n Baquero. Edici¨®n de Alberto D¨ªaz-D¨ªaz. Huerga & Fierro. Madrid, 2007. 248 p¨¢ginas. 16 euros.
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