Se busca antepasado ilustre
?Quiere usted saber si desciende de Guillermo El Conquistador? ?Le gustar¨ªa incluir a Pedro el Cruel en su parentela? ?O preferir¨ªa, en cambio, remontar la noche de los tiempos y averiguar si proviene de los primeros Homo sapiens que colonizaron Europa? La cl¨¢sica pregunta existencial, saber de d¨®nde venimos, resulta ahora posible de responder, si le hacemos caso a los defensores de la genealog¨ªa molecular.
Se trata de la disciplina cient¨ªfica de moda: la combinaci¨®n de la genealog¨ªa el estudio de la ascendencia y descendencia de una persona con la gen¨¦tica molecular,la rama de la biolog¨ªa que investiga la estructura y funci¨®n de los genes en el nivel molecular. De la mezcla ha salido una especialidad capaz de vincular a los individuos en vastos ¨¢rboles geneal¨®gicos, a partir de caracter¨ªsticas gen¨¦ticas ¨²nicas.
Uno de esos rasgos singulares es el cromosoma Y, el segmento de ADN que se transmite de padres a hijos varones, manteni¨¦ndose estable muchos siglos; de ah¨ª que los parientes con un v¨ªnculo masculino ininterrumpido posean cromosomas similares, salvo en el caso de una mutaci¨®n (un fen¨®meno que sucede muy raramente). Esta cualidad hace de dicho cromosoma una herramienta id¨®nea para pesquisas geneal¨®gicas, especialmente en pa¨ªses donde el linaje se transmite con el apellido paterno.
Los tataranietos de Pedro el Cruel. La gen¨¦tica molecular est¨¢ causando furor. En Inglaterra les ha despertado a unas cuantas personas el inter¨¦s por conocer si descienden de Guillermo El Conquistador. En Estados Unidos, el favorito de los buscadores de antepasados es el general Robert E. Lee, el jefe sudista en la Guerra de Secesi¨®n. En Espa?a, las pesquisas tienen por objeto al rey Pedro I de Castilla (1334-1369), conocido en los anales hist¨®ricos con el sobrenombre de El Cruel, aunque sus descendientes prefieren el m¨¢s amable de El Justiciero.
El motor de esa b¨²squeda es Fernando Castilla, un inform¨¢tico residente en Madrid. Tras conocer la hip¨®tesis de que su apellido procede del linaje del rey castellano, comenz¨® hace a?os una labor detectivesca por registros parroquiales y protocolos notariales de media Espa?a. ?Segu¨ª la pista de mis antepasados hasta Juan de Castilla, nacido en 1550 en Vadocondes (Burgos). Me result¨® imposible remontarme m¨¢s atr¨¢s, pues antes del Concilio de Trento no se llevaban libros parroquiales?, explica.
Como ya no pod¨ªa ahondar m¨¢s en el pasado, Fernando opt¨® por investigar en el presente. Con los datos obtenidos me puse en contacto con otros Castilla a trav¨¦s del list¨ªn telef¨®nico. Compartiendo informaci¨®n compusimos un puzzle formado por 2.300 portadores del apellido. Luego colgu¨¦ el resultado en Internet y no tardaron en llegarme emails de los Castilla de Argentina y de otros pa¨ªses hispanoamericanos. En paralelo?, prosigue, los genealogistas aficionados que nos hemos ido conociendo a trav¨¦s de la Red creamos la Asociaci¨®n de Genealog¨ªa Hispana (Hispagen), ah¨ª nos apoyamos en nuestras investigaciones y ayudamos a los socios con menos experiencia?.
El siguiente paso fue encarar el an¨¢lisis del cromosoma Y de los Castilla. En esa tarea contaron con el apoyo del profesor Eduardo Arroyo, el director del Laboratorio de Gen¨¦tica Forense y Gen¨¦tica de Poblaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. ?l y su equipo se encargan de analizar los kits comercializados por un laboratorio que ofrece pruebas de genealog¨ªa molecular.
El test muy similar al utilizado en las pruebas de paternidad? es muy sencillo y relativamente barato (su precio ronda los 80 euros). El interesado recibe en su domicilio un hisopo esterilizado, que se pasar¨¢ por el interior de la mejilla, guard¨¢ndolo luego en un recipiente herm¨¦tico, que remitir¨¢ por correo al laboratorio. Al poco tiempo le enviar¨¢n el an¨¢lisis de las c¨¦lulas recogidas en la mucosa bucal.
Si al menos nueve par¨¢metros de su cromosoma Y coinciden con los de otra persona, significa que entre ambos existe un parentesco biol¨®gico por v¨ªa paterna. Pero eso no basta para agregar una rama al ¨¢rbol familiar; de poco sirve saber que uno tiene un nuevo pariente si no podemos precisar su grado de parentesco; de ah¨ª la necesidad de complementar la informaci¨®n gen¨¦tica con datos geneal¨®gicos tradicionales.
Ya tenemos los perfiles cromos¨®micos de un centenar de Castillas de Espa?a y Argentina?, indica el fundador de Hispagen. ?Hemos probado que algunos de ellos est¨¢n emparentados con descendientes acreditados de Pedro I y otros no, quiz¨¢s por tratarse de linajes distintos con el mismo apellido, hijos leg¨ªtimos o adopciones?.
Esta colaboraci¨®n surgi¨® por casualidad, recuerda Eduardo Arroyo. ?Quer¨ªamos confirmar si los dos presuntos infantes sepultados en la iglesia de San Benito de Valladolid eran parientes de Pedro I, y el ¨²nico modo era cotejando su ADN con el de un descendiente actual del monarca. Eso nos condujo al apellido Castilla y a Fernando y su gran base de datos?. As¨ª fue como el genetista se embarc¨® en una empresa de m¨¢s vasto alcance: actualmente, su laboratorio recibe muestras gen¨¦ticas de Argentina, Portugal e Italia, enviadas por personas apellidadas Castilla y, m¨¢s recientemente, Alfaro, que tambi¨¦n han expresado el deseo de rastrear sus or¨ªgenes.
La vuelta a los or¨ªgenes. La reconstrucci¨®n del linaje Castilla es un ejemplo de la creciente pasi¨®n por el conocimiento de los antepasados. Fen¨®meno novedoso ?la genealog¨ªa ha sido tradicionalmente el patrimonio de unas pocas personas ligadas al mundo de la her¨¢ldica y a la aristocracia?, se ha visto impulsado por el abaratamiento de los an¨¢lisis y la llegada de la Red, que facilita la constituci¨®n de comunidades consagradas al rastreo de ancestros comunes. ?Conociendo su perfil gen¨¦tico, el interesado puede hacer confluir su proyecto con el de otros, o consultar bases de datos especializadas?, comenta Arroyo.
Entre esas bases destaca la del Proyecto Genogr¨¢fico, lanzado por National Geographic y la compa?¨ªa IBM con la finalidad de reconstruir la historia de las migraciones humanas a trav¨¦s de m¨¢s de 100.000 muestras gen¨¦ticas de poblaciones ind¨ªgenas. Cualquier interesado puede contribuir a financiar el proyecto comprando un test, y por ese medio descubrir, por ejemplo, que sus antepasados salieron de Oriente Pr¨®ximo en la ¨²ltima edad de hielo y llegaron a Europa hace 38.000 a?os, desplaz¨¢ndose a la Pen¨ªnsula hace unos 8.000 a?os, como ha sido el caso de algunos participantes.
A su vez, la Fundaci¨®n Sorenson de Genealog¨ªa de Salt Lake City (Estados Unidos) ha reunido 100.000 muestras de ADN, con sus correspondientes documentos geneal¨®gicos. A quien done una muestra acompa?ada de un ¨¢rbol de familia de cuatro generaciones, la Fundaci¨®n le ayudar¨¢ a reconstruir sus or¨ªgenes a trav¨¦s de su base.
Por su parte, Immigrant Ancestors, una iniciativa de los mormones de Estados Unidos, atesora informaci¨®n sobre los inmigrantes que alcanzaron el pa¨ªs entre los a?os 1500 y 1940, disponible para los interesados en conocer la historia de sus ascendientes.
Y Oxford Ancestors (con sede en Reino Unido) promete a los compradores de su kit buscar sus lazos consangu¨ªneos con los europeos prehist¨®ricos. Su fundador, Brian Sykes, es el genetista que extrajo el ADN del Hombre de los Hielos, la momia de 5.000 a?os de antig¨¹edad hallada en los Alpes. Adem¨¢s de emplear el cromosoma Y, Sykes se vale del ADN mitocondrial ?transmisible por v¨ªa materna para identificar a los descendientes de las siete hijas de Eva?, las siete tribus matriarcales de las cuales, seg¨²n su controvertida hip¨®tesis, proceden los actuales pueblos europeos.
Desenterrando las ra¨ªces. ?De d¨®nde ha surgido tanto inter¨¦s por las ra¨ªces propias? Las motivaciones son de lo m¨¢s variadas, y van desde reconstruir la historia ancestral hasta descubrir alg¨²n secreto de familia. La curiosidad constituye un factor de primer orden, dice Castilla. ?Cuando tiras de la cuerda y empiezas a subir por tu ¨¢rbol geneal¨®gico, te apasionas f¨¢cilmente?.
El entusiasmo es desbordante al otro lado del Atl¨¢ntico, donde existe un enorme inter¨¦s por recuperar los nexos perdidos con grupos espec¨ªficos de Eurasia y ?frica. Los argentinos quieren saber de d¨®nde ven¨ªa su bisabuelo, especifica Castilla. Y en Estados Unidos muchos afroamericanos desean restablecer los v¨ªnculos ancestrales cortados por la esclavitud, sobre todo despu¨¦s de que la estrella de la televisi¨®n Oprah Winfrey anunciase su ascendencia zul¨², descubierta gracias a una prueba gen¨¦tica.
En sociedades desarraigadas donde la mayor¨ªa ignora el nombre de pila de sus tatarabuelos, tener ra¨ªces con solera genera un sentimiento de pertenencia, que cobra un aura glamourosa si adem¨¢s dichas ra¨ªces nos emparentan con una celebridad hist¨®rica. La gente quiere respuestas que fortalezcan su identidad. A casi nadie le gusta ignorar su relaci¨®n con el pasado. Es una sensaci¨®n psicol¨®gica similar a la expresada por los ni?os adoptados. Despejar tales incertidumbres puede aportar paz interior?, interpreta Peter Forster, genetista de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
M¨¢s idealista se presenta, en cambio, el objetivo geneal¨®gico perseguido por el difunto creador de la mencionada Fundaci¨®n Sorenson. El millonario estadounidense James Sorenson cre¨ªa firmemente que cuando los enemigos hist¨®ricos sepan que comparten antepasados comunes que un mismo parentesco conecta a jud¨ªos israel¨ªes con palestinos y a chiitas con sun¨ªes, entonces habr¨¢ paz en la Tierra.
Esperanzas infundadas. Expectativas tan amplias han llevado a los especialistas a dar la alerta. Una cosa es reconstruir una historia familiar combinando documentos y an¨¢lisis gen¨¦ticos, pues, como afirma el profesor Arroyo, los registros geneal¨®gicos mantienen una fuerte correlaci¨®n con los datos gen¨¦ticos?, y otra muy distinta es determinar s¨®lo mediante la gen¨¦tica si uno es pariente remoto de Cleopatra o de una tribu hotentote. En un art¨ªculo publicado en Science, la antrop¨®loga Deborah Bolnik, de la Universidad de Tejas (EE UU), y otros 13 investigadores previenen contra las ilusiones alentadas por la industria del parentesco. Las compa?¨ªas no siempre informan de las limitaciones de los tests, como la falta de una clara conexi¨®n entre ADN e identidades raciales o ¨¦tnicas, advierten los expertos, que reclaman directrices inequ¨ªvocas sobre las posibilidades reales de la gen¨¦tica ancestral.
La plena conciencia de esas limitaciones no desanima a Fernando Castilla, quien se muestra convencido de que, tarde o temprano, reconstruir¨¢ la filiaci¨®n de los actuales Castilla con Pedro I: Disponemos de la manera de zanjar definitivamente la cuesti¨®n: tomar una muestra de ADN de los restos del infante Sancho, el hijo del rey castellano enterrado en el convento toledano de Santo Domingo el Real, analizarlo y compararlo con los perfiles cromos¨®micos de nuestra base de datos. Para ello tendremos que conseguir los permisos preceptivos, pero todo se andar¨¢.
Rescatar tatarabuelos: nuevo 'reality televisivo'
El a?o pasado, la serie documental de la BBC Who do you think you are? (?Qui¨¦n cree que es usted?) tuvo un remate espectacular: cuando el campe¨®n ol¨ªmpico de remo brit¨¢nico Matthew Pinsent descubri¨®, ante las c¨¢maras, que era descendiente directo de Catherine Howard, una de las siete esposas de Enrique VIII. Por si fuera poco, acto seguido se enter¨® de que a trav¨¦s de ella descend¨ªa del duque de Normand¨ªa, alias Guillermo El Conquistador.Mil a?os de historia familiar hab¨ªan ido aflorando gracias al trabajo conjunto de Pinsent, los productores de la serie y los historiadores contratados. Lo primero fueron los t¨ªos abuelos, muertos en la I Guerra Mundial; despu¨¦s, la c¨¢mara acompa?¨® al deportista a Hong Kong tras la pista de su bisabuelo, el ejecutivo de una compa?¨ªa enriquecida con el comercio de opio. De vuelta en Inglaterra, localizaron a un pariente m¨¢s distante, sir George Anson, un general de Wellington emparentado con la familia Howard. Por ¨²ltimo, Pinsen visit¨® la Torre de Londres, donde fue decapitada la desgraciada Catherine, y supo que la familia de ¨¦sta proven¨ªa del rey Eduardo I, descendiente a su vez de Guillermo El Conquistador.La exitosa serie, que se present¨® como una colecci¨®n de conmovedoras historias de gente com¨²n que ha descubierto cosas extraordinarias acerca de sus antepasados a trav¨¦s de su propia investigaci¨®n geneal¨®gica, demuestra que el furor por los ancestros es una pasi¨®n que ha llegado a Europa. Cierto es que las encuestas se?alan que el 60% de los estadounidenses se manifiestan interesados en la genealog¨ªa (no por capricho, el Senado de Estados Unidos declar¨® el pasado octubre ?el mes de la historia familiar). Pero una ojeada en cualquier buscador de Internet nos informar¨¢ de la dimensi¨®n internacional del fen¨®meno.A los cazadores de antepasados les brillan los ojos al pensar en las posibilidades que se les abrir¨¢n a medida que se digitalicen los millones de datos contenidos en archivos dispersos por el mundo: entonces, Internet se convertir¨¢ en el gigantesco ¨¢rbol geneal¨®gico de la humanidad. Los foros sobre genealog¨ªa figuran ya entre los m¨¢s visitados por los internautas.Otro caso curioso: el de la cr¨ªtica de televisi¨®n neoyorquina Virginia Heffernan, en su foro sobre su apellido: Quer¨ªa saber m¨¢s de mi abuelo paterno y de su padre, venido de Irlanda hacia 1840. ?Qu¨¦ sorpresa! Otro Heffernan estaba buscando informaci¨®n sobre la misma persona, y a los dos parec¨ªa movernos id¨¦ntico af¨¢n. Escrib¨ª a ese hombre, dispuesta a intercambiar informaci¨®n con ¨¦l, pero no fue necesario: era mi padre.
La saga de los Castilla
Fernando Castilla, inform¨¢tico, creador de la Asociaci¨®n de Genealog¨ªa HispanaUno de los art¨ªfices de haber puesto de moda la genealog¨ªa molecular en Espa?a. Tras enterarse de que su apellido pod¨ªa proceder del rey castellano Pedro I de Castilla (Pedro El Cruel o Pedro El Justiciero), se lanz¨® a hurgar en los registros parroquiales y listines telef¨®nicos de media Espa?a para reconstruir su linaje. Luego decidi¨® apostar por el ADN.
El investigador de los Infantes
Eduardo Arroyo, director del Laboratorio de Gen¨¦tica Forense de la ComplutenseFernando Castilla recurri¨® a este hombre, Eduardo Arroyo, director del Laboratorio de Gen¨¦tica Forense y Gen¨¦tica de Poblaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Le vino bien. Nosotros quer¨ªamos confirmar si los dos presuntos Infantes sepultados en la iglesia de San Benito de Valladolid eran parientes de Pedro I.
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