La fibra hasta el hogar, el reto del presente
Desde que naci¨® como experimento militar hasta hoy, nadie se ha planteado la justificaci¨®n o no de las inversiones que han convertido a Internet en lo que es. Sin embargo, en esta Europa de nuestros desvelos, y principalmente desde que se abri¨® el debate sobre la regulaci¨®n de las llamadas Redes de Acceso de Nueva Generaci¨®n (tecnicismo tras el que se esconde el despliegue de fibra ¨®ptica hasta el hogar), vienen saliendo multitud de estudios sobre la aparici¨®n de estas nuevas redes. Dichos estudios analizan la viabilidad de una o varias redes teniendo en cuenta diversos escenarios regulatorios, tecnol¨®gicos, macro y microecon¨®micos. Las conclusiones, dirigidas en general a pol¨ªticos y reguladores, se concentran en los riesgos que la intensidad inversora tiene sobre la competencia y el peligro de involuci¨®n del proceso de liberalizaci¨®n, dejando en un segundo plano los aspectos positivos de todo proceso innovador.
"Los reguladores debemos encontrar un punto medio donde posicionarnos de acuerdo con las caracter¨ªsticas de nuestros mercados"
"Aunque es importante la actitud con la que los poderes p¨²blicos en general abordemos el futuro, el momento es el de las empresas"
Es la primera vez que un proceso de innovaci¨®n tecnol¨®gica es recibido con tantos recelos, cautelas y salvaguardias. Pocos destacan, sin embargo, el enorme impacto que las Redes de Acceso de Nueva Generaci¨®n tienen sobre la mejora de las infraestructuras de telecomunicaciones, ya que si los pares de cobre fueran carreteras, la fibra equivale a la construcci¨®n de autopistas de 100 carriles.
Para el usuario, el tendido de fibra hasta los hogares significa un cambio definitivo que resolver¨¢ las limitaciones actuales del acceso a Internet, hasta ahora determinadas por la distancia a la central o la calidad del tendido de cobre. Para los operadores, las redes de fibra suponen un despliegue m¨¢s f¨¢cil, lo que posibilita que haya menos centrales, que ¨¦stas sean m¨¢s peque?as y que puedan cubrir zonas m¨¢s amplias.
La existencia de infraestructuras civiles enterradas o sobre postes que soportan la actual red de telecomunicaciones de cobre, junto con las caracter¨ªsticas de la fibra ¨®ptica (di¨¢metro muy reducido, mayor flexibilidad y compatibilidad con los tendidos el¨¦ctricos), permite un despliegue mucho m¨¢s r¨¢pido y barato que el que supuso desplegar la red de cobre. Asimismo, hay una demanda creciente de m¨¢s y mejores servicios de acceso a Internet y un mercado de m¨¢s de ocho millones de usuarios que creci¨® a un ritmo del 20% en 2007.
El hecho de que hoy las telecomunicaciones est¨¦n liberalizadas y que se desenvuelvan en un entorno m¨¢s competitivo que anta?o, deber¨ªa contribuir a la simplificaci¨®n de la toma de decisiones de los agentes econ¨®micos. Sin embargo, la intensidad del debate y las dispares conclusiones del mismo llevan a pensar todo lo contrario. El factor determinante del proceso inversor deber¨ªa ser la competitividad propia, la elecci¨®n de la tecnolog¨ªa adecuada o el dise?o de un modelo de negocio razonable. ?Pues no! Resulta que el factor que lo condiciona es la regulaci¨®n. Regulaci¨®n para unos "asesina de la innovaci¨®n" y para otros "diosa abducida" que presencia impasible la destrucci¨®n de la competencia.
Tras a?os en los que los economistas te¨®ricos anunciaron sin descanso la desaparici¨®n de la regulaci¨®n y de los reguladores y el traspaso del testigo a las autoridades de competencia, parece que en el sector de las telecomunicaciones se exige con insistencia la presencia y permanencia del primo de Zumosol, y no s¨®lo en el ¨¢mbito nacional sino ahora tambi¨¦n en el europeo.
El futuro de las telecomunicaciones pasa por la innovaci¨®n tecnol¨®gica y la renovaci¨®n de las infraestructuras, y ello con independencia de que en estos momentos existan o no servicios que requieran de las capacidades de las nuevas redes de fibra. La historia de las telecomunicaciones y sus mercados no ha estado nunca dirigida desde la demanda sino desde la oferta. Ha habido fracasos de ofertas tecnol¨®gicas no correspondidas y los seguir¨¢ habiendo, pero si hay algo que los que pertenecemos a este sector tenemos claro es que no es necesario vislumbrar servicios que justifiquen el despliegue de las redes de alta capacidad (sobre fibra), la Ley de Gordon Moore (cada 18 meses, se duplica la densidad de los circuitos y la velocidad del acceso a Internet) lleva cumpli¨¦ndose desde 1965 en microinform¨¢tica y desde 1993 en telecomunicaciones. En ese sentido, las inc¨®gnitas que plantean las redes de nueva generaci¨®n son de dos tipos: el primero es cu¨¢ndo se har¨¢n y si nos podemos permitir retrasos al respecto, el segundo es cu¨¢ntos las har¨¢n y si nos podemos permitir un retorno a la situaci¨®n de monopolio.
Las predicciones en telecomunicaciones m¨¢s all¨¢ de un horizonte de tres a cinco a?os suelen ser ciencia-ficci¨®n. Sin embargo, aunque es importante la actitud con la que los poderes p¨²blicos en general (y los reguladores en particular) abordemos el futuro, el momento es el de las empresas. La supervivencia futura no descansa sobre las decisiones regulatorias sino sobre la eficacia, la innovaci¨®n y la inversi¨®n. Nuestro mundo es global e Internet la m¨¢s global de todas las redes, ninguna regulaci¨®n nacional o continental puede romper con esta din¨¢mica, y lo mejor es que los agentes lo asuman cuanto antes, porque nuestra sociedad necesita de las nuevas infraestructuras y de las econom¨ªas y eficiencias que se desarrollen sobre ellas.
En este momento, y con un retraso de dos a?os respecto a pa¨ªses m¨¢s din¨¢micos como EE UU, Jap¨®n o Corea, Europa debate c¨®mo abordar el salto tecnol¨®gico en las redes fijas, y en ese debate las posiciones oscilan entre dos extremos. Por un lado, los que priman la intervenci¨®n regulatoria sobre el impulso a la innovaci¨®n, cuyo ¨¦nfasis se dirige a garantizar el nivel de competencia actual, principalmente apoyado en la regulaci¨®n asim¨¦trica y la competencia en servicios. Y en otro, los que proponen el desarrollo de la innovaci¨®n con el impulso a la competencia en redes, con un mayor ¨¦nfasis en disminuir el nivel de regulaci¨®n.
En este debate no han ayudado demasiado las instituciones europeas, m¨¢s preocupadas por centralizar la regulaci¨®n que en reorientar los objetivos y aplicarlos a la realidad presente. Aparentemente, para el legislador europeo el marco actual no plantea problemas a los procesos de innovaci¨®n tecnol¨®gica. Es significativo que la gran novedad del nuevo marco sea la inclusi¨®n de la separaci¨®n funcional como arma regulatoria de ¨²ltimo recurso, que aunque sirve para garantizar la competencia, lo hace a costa de la innovaci¨®n y de la inversi¨®n.
Volviendo a la regulaci¨®n, entre el intervencionismo extremo de la separaci¨®n funcional o estructural y la permisividad de las vacaciones regulatorias (eufemismo para la desregulaci¨®n absoluta de las nuevas redes), los reguladores debemos encontrar un punto medio donde posicionarnos de acuerdo con las caracter¨ªsticas de nuestros mercados, de nuestros pa¨ªses y de nuestros usuarios. Como muy bien dice el Grupo de Reguladores Europeos en su posici¨®n com¨²n sobre Redes de Nueva Generaci¨®n, "un traje no sirve para todos", a lo que se podr¨ªa a?adir que en materia de regulaci¨®n proinversora el traje debe ser a medida y preferiblemente de hechura nacional, dadas las importantes diferencias existentes entre los Estados europeos.
Ha de tenerse en cuenta que el objetivo de la regulaci¨®n, de acuerdo con el mandato recibido por el legislador espa?ol, es el promover la competencia y la innovaci¨®n, y eso requiere sobre todo el generar confianza y credibilidad. Confianza en los operadores alternativos pero tambi¨¦n en el incumbente, ya que el momento va a requerir en mayor o menor medida la asunci¨®n del riesgo inversor asociado a toda innovaci¨®n. En ese entorno promotor de la inversi¨®n, las medidas extremas de dif¨ªcil retorno no son precisamente las m¨¢s tranquilizadoras, y ni las vacaciones regulatorias ni la separaci¨®n funcional son medidas que contribuyan a aumentar la confianza. Tampoco una regulaci¨®n laxa supone un factor que genere confianza y credibilidad. Se pretende que todos participen en la medida de sus capacidades e intereses en el proceso inversor, no que ¨¦ste sea abordado por uno solo. Obviamente, cuanto m¨¢s d¨¦bil es la posici¨®n relativa en el mercado, m¨¢s importancia tiene la credibilidad del sistema regulatorio como factor generador de inversiones.
Por otra parte, todos debemos ser conscientes que para que se desarrolle un futuro tecnol¨®gicamente satisfactorio, y competitivamente sostenible, es el propio mercado el que definir¨¢ la estructura m¨¢s eficiente. En ese sentido, no parece razonable esperar que se pueda constituir una competencia estable en infraestructuras con una presencia muy numerosa de agentes. Pero tambi¨¦n es cierto que con un grado suficiente de competencia en infraestructuras la competencia en servicios puede ser sostenible, tal y como se empieza a vislumbrar en el sector de comunicaciones m¨®viles.
El Consejo de la CMT aprob¨® recientemente un documento sobre los Principios y l¨ªneas maestras de la futura regulaci¨®n de las redes de acceso de nueva generaci¨®n, en el que se posiciona a favor de una regulaci¨®n proactiva respecto de la innovaci¨®n y de la competencia en infraestructuras, si bien reconoce que ese objetivo ni es seguro ni generalizable en todas las situaciones, por lo que all¨¢ donde no se pueda alcanzar deber¨¢n preverse medidas que salvaguarden la competencia. Un objetivo de estas caracter¨ªsticas implica, por un lado, la participaci¨®n activa en el proceso innovador tanto de los operadores alternativos como del ex monopolista, y, por otro, la garant¨ªa de un nivel de transparencia y de colaboraci¨®n en el acceso no discriminatorio a las infraestructuras civiles disponibles, la mayor parte de ellas propiedad de Telef¨®nica. Transparencia y colaboraci¨®n imprescindibles para generar la confianza que el proceso inversor requiere.
La CMT ha realizado el ejercicio no exento de riesgo al intentar avanzar su posici¨®n respecto a la evoluci¨®n futura de la regulaci¨®n. ?ste es un ejercicio innovador y sin precedentes en nuestro pa¨ªs, y que s¨®lo unos pocos reguladores europeos han llevado a cabo, que intenta clarificar el futuro con el fin de facilitar y promover la inversi¨®n y la innovaci¨®n tecnol¨®gica, sin por ello dejar de lado la vigilancia y el impulso a la competencia en las telecomunicaciones. Es preciso indicar que esto es s¨®lo el principio, y que la CMT va a estar presente durante todo el proceso, supervis¨¢ndolo y tomando las medidas correctoras que la realidad de los mercados requiera en cada momento.
Reinaldo Rodr¨ªguez Illera es presidente de la Comisi¨®n del Mercado de las Telecomunicaciones.
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