Contador y los clientes
El gran seguimiento que ha tenido la web me ha hecho reflexionar sobre el siguiente asunto: ?qui¨¦n es realmente el protagonista del ciclismo?, ?qui¨¦n es realmente el protagonista del cualquier evento deportivo?
Si queda claro que el deporte moderno y profesional est¨¢ estrechamente ligado al marketing, habr¨¢ qu¨¦ preguntarse qu¨¦ es el marketing. Wikipedia nos proporciona una definici¨®n clara y concisa: "Marketing es el uso de un conjunto de herramientas encaminadas a la satisfacci¨®n del cliente". ?Y qui¨¦n es el cliente en el deporte? El espectador, es decir, el potencial consumidor que justifica que los patrocinadores inviertan sumas tan importantes en competiciones, equipos y deportistas.
Y ahora me pregunto: "?Es el espectador el verdadero protagonista en el ciclismo?". Y me doy cuenta de que no, de que los diferentes estamentos del ciclismo est¨¢n acaparando el protagonismo con esa absurda lucha por el poder que libran desde hace tiempo, y que el verdadero protagonista, el espectador, se est¨¢ cansando de sentirse ignorado.
Viene esto a cuento de la dr¨¢stica decisi¨®n del Tour de no invitar a la edici¨®n de 2008 al equipo Astana, en el que corre el vigente campe¨®n de la carrera, Alberto Contador. El Tour justifica su decisi¨®n bas¨¢ndose en criterios de ¨¦tica -criterios poco v¨¢lidos si se compara el trato que han recibido otros equipos con pasado dudoso-, cuando en realidad la raz¨®n de su postura consiste en querer demostrarle a la UCI y a los equipos que puede imponer su ley porque posee el poder absoluto.
Sin embargo, ni el Tour ni los dem¨¢s estamentos se dan cuenta de que es absurdo luchar por el poder. Tanto federaciones como organizadores y equipos son piezas imprescindibles de un mismo puzzle.
Entretanto, el espectador, ese cliente que debe ser satisfecho seg¨²n la definici¨®n de marketing, se cansa. Se cansa porque quiere ver un espect¨¢culo deportivo que esa lucha absurda por el poder obstaculiza. La prueba est¨¢ en el mont¨®n de firmas recogidas que piden que se rectifique, que prime el ciclismo por encima de los despachos y que se recupere la coherencia. Ser¨¢ tarde cuando el espectador, cansado de tanta lucha, se retire y dedique su ilusi¨®n y su tiempo a otra cosa. Entonces, cuando todos esos firmantes (y los que quedan por firmar) dejen de seguir las carreras, el ciclismo se acabar¨¢ porque ya no tendr¨¢ raz¨®n de ser. ?Tendr¨¢ sentido querer satisfacer a un cliente que ya no est¨¢?
La cuesti¨®n ya no es s¨®lo si Contador y su equipo correr¨¢n el Tour. Lo grave es que el ciclismo est¨¢ pidiendo a gritos una coherencia, unas reglas y una certidumbre que no llegan. ?C¨®mo convences a una empresa para que patrocine un equipo profesional si ¨¦sta observa que un equipo con un presupuesto de 15 millones de euros y una de las mejores plantillas del mundo no puede participar en la carrera que tiene mayor repercusi¨®n medi¨¢tica? ?C¨®mo vas a enganchar a los chavales a las escuelas ciclistas si te cargas la trayectoria de sus ¨ªdolos? De la misma manera que no se debe privar al ganador de la edici¨®n de 2007 de defender su t¨ªtulo en 2008, tampoco es coherente, ni debe tolerarse, que un organizador declare p¨²blicamente que un corredor no es bienvenido a su prueba por considerarle sospechoso a pesar de no tener ¨¦ste ning¨²n expediente disciplinario abierto; ni que haya equipos que despidan a sus corredores bas¨¢ndose en rumores (y acabando as¨ª con sus respectivas carreras profesionales) con tal de garantizarse la invitaci¨®n de ciertas carreras para otros a?os.
En el texto que escrib¨ª para la web de contadoraltour.com cito unas palabras de Jos¨¦ Saramago que escuch¨¦ en un disco de Ismael Serrano porque encajaban perfectamente con la iniciativa. Casualmente, antes de pronunciarlas, el cantante recuerda otras palabras que tambi¨¦n vienen a cuento: "Ghandi dijo: 'Ojo por ojo el mundo quedar¨¢ ciego'. Y ciegos estamos que no somos capaces de ver esas otras heridas abiertas". Y ¨¦se es el problema que tiene el ciclismo, m¨¢s que el dopaje o el ProTour: est¨¢ tan ciego en su absurda y rencorosa lucha que no se da cuenta de las heridas abiertas de sus protagonistas, los espectadores.
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