Retroceso educativo

En un pasado no muy lejano, todos los colegios en Espa?a eran de chicos o de chicas; no hab¨ªa colegios mixtos. La separaci¨®n de sexos en la escuela se justificaba por rancios motivos de moralidad que hoy no ser¨ªan aceptables y que conduc¨ªan a una relaci¨®n poco natural, con frecuencia deformada, entre unos y otras. El consenso generalizado fue que era necesario instaurar la coeducaci¨®n, escuelas y clases mixtas en las que la convivencia con el otro sexo se establec¨ªa de forma cotidiana. Ahora parece que los tiempos est¨¢n cambiando y vuelve a reivindicarse la educaci¨®n separada, bien de modo general, en colegios s¨®lo para chicos o para chicas, o por materias.

Las razones son otras, aunque pueden conducir al mismo resultado. Se aduce que los ritmos de maduraci¨®n y de aprendizaje son distintos, que la forma de aproximarse a las materias son tambi¨¦n distintas y que las habilidades innatas en ciertas de estas materias dependen del sexo. No hay duda de que mucho de esto es cierto y que podr¨ªan mejorar algunas de las calificaciones obtenidas separando por sexos. Pero hay muchas otras diferencias en las capacidades cognitivas de los ni?os que no tienen que ver con el sexo y que, de generalizar el argumento, aconsejar¨ªan nuevas divisiones. En una clase, pr¨¢cticamente cada alumno es un mundo diferenciado del de los dem¨¢s, con sus propios ritmos, habilidades y limitaciones. Los educadores ya saben que esas diferencias hacen m¨¢s dif¨ªcil su tarea, y las tienen en cuenta sin poner en cuesti¨®n el principio b¨¢sico de la integraci¨®n escolar.

La escuela no es ¨²nicamente un lugar para aprender matem¨¢ticas o lengua. Es, y cada vez m¨¢s, un entorno de formaci¨®n en el que se aprende a ser persona, a ser ciudadano y a convivir con otros, independientemente del sexo, la raza, la religi¨®n o la mayor o menor facilidad para el estudio. Las ventajas de una educaci¨®n integrada, que muestre en la pr¨¢ctica y desde los primeros a?os de la vida de las personas la esencial igualdad de todos los escolares y permita anudar lazos de convivencia con los dem¨¢s, son muy superiores a las que podr¨ªan derivarse de la divisi¨®n por sexos a partir del rendimiento obtenido en unas cuantas materias. Por eso, ceder en el modelo educativo mixto representar¨ªa un grave retroceso.