Incentivos y recompensas
En la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados el crecimiento de las ocupaciones en ciencia y tecnolog¨ªa ha sido mayor que el crecimiento general del empleo; adem¨¢s, tambi¨¦n los investigadores y el personal de I+D han crecido. A pesar de ello, existe una preocupaci¨®n sobre la capacidad de garantizar el suministro de recursos humanos en ciencia y tecnolog¨ªa. Por ejemplo, la OCDE calcul¨® que el cumplimiento del objetivo de Lisboa, del 3% del PIB en I+D para 2010, significar¨ªa incorporar m¨¢s de un mill¨®n de nuevos investigadores en la UE, que los sistemas educativos no parec¨ªan capaces de producir.
El problema se ha formulado en t¨¦rminos del "declive de las vocaciones cient¨ªficas". El n¨²mero de universitarios en ciencia y tecnolog¨ªa ha crecido en n¨²meros absolutos (alumnos registrados, titulados y doctores), salvo algunos pa¨ªses que manifiestan tendencias regresivas (Holanda y Francia, entre otros); sin embargo, puede decirse que en casi todos los pa¨ªses el peso relativo de ¨¦stos decrece. Hay que despertar el inter¨¦s por la ciencia y la tecnolog¨ªa en escuelas e institutos, pero la ambivalencia en las actitudes de los ciudadanos, su escaso inter¨¦s y conocimiento sobre la ciencia son tambi¨¦n parte del problema.
La situaci¨®n en Espa?a ha mejorado, dado que en 1989 finalizaron los estudios de primero o segundo ciclo universitario casi 70.000 personas, de las cuales poco m¨¢s de 21.000 (el 30%) en estudios en ciencias e ingenier¨ªas. En 2006 lo hicieron casi 105.000, y poco m¨¢s de 37.000 (el 35%) en ciencias e ingenier¨ªas, pero este crecimiento refleja sobre todo la explosi¨®n de la inform¨¢tica. En 1988 se leyeron 3.660 tesis doctorales (el 67% de ciencias e ingenier¨ªas), mientras que en 2006 se presentaron 7.160 y el peso de las ciencias e ingenier¨ªa hab¨ªa descendido al 61%.
Producir licenciados, doctores e investigadores es un proceso costoso, en t¨¦rminos de recursos financieros, pero sobre todo largo. As¨ª pues, no se trata solamente de atraer el inter¨¦s a trav¨¦s de la divulgaci¨®n cient¨ªfica y de generar vocaciones tempranas, sino de incentivar adecuadamente el esfuerzo de los individuos y desarrollar esquemas de recompensa adecuados.
La evoluci¨®n de los estudiantes matriculados en doctorado en Espa?a parece estar inversamente relacionada con la alternativa de encontrar empleo. La expansi¨®n del doctorado (gracias a la generosa pol¨ªtica de becas) se ha producido en las especialidades con peor expectativa de empleo, como Psicolog¨ªa, Ciencias de la Informaci¨®n, Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa o Humanidades en general.
La OCDE se?ala que Espa?a es uno de los pa¨ªses del mundo donde la diferencia salarial, cuando se compara el grupo de los licenciados con el de los doctores, es menor (incluso a veces parece negativa) y, por tanto, las ganancias derivadas de inversiones educativas adicionales son muy dudosas.
Las vocaciones son un aspecto esencial pero el problema son los incentivos: el esfuerzo a largo plazo que exige, por ejemplo, el desarrollo de una carrera doctoral e investigadora no parece que sea recompensado adecuadamente; el oportunismo de los becarios (estudiantes de doctorado financiados con becas p¨²blicas) que abandonan antes de completar exitosamente sus tesis es un indicador de los desequilibrios. Otra pieza importante en este rompecabezas es el papel de los inmigrantes, dado el n¨²mero creciente de doctores o candidatos al doctorado de nacionalidad no espa?ola y el incipiente proceso de apertura de nuestras universidades y centros de investigaci¨®n a los ciudadanos de otros pa¨ªses.
En resumen, por una parte, es importante promover el inter¨¦s por la ciencia y la tecnolog¨ªa entre el p¨²blico en general, as¨ª como promover las vocaciones exige partir desde la escuela y los institutos. Pero, por otra parte, es m¨¢s importante si cabe desarrollar estrategias selectivas e incentivos adecuados sobre las carreras cient¨ªficas y tecnol¨®gicas. Seguramente promover la investigaci¨®n con becas generosas no es imprescindible en ¨¢reas donde los costes de oportunidad son bajos (no hay empleos alternativos suficientes y mejor retribuidos que una beca para esos titulados); sin embargo, en las ¨¢reas m¨¢s din¨¢micas del mercado de trabajo es muy dif¨ªcil que el sector investigador tenga capacidad de retener a los mejores. Elevar los niveles retributivos de los investigadores, flexibilizar la contrataci¨®n, abrir los mercados a investigadores de otros pa¨ªses, son pasos necesarios para garantizar el suministro de recursos humanos en ciencia y tecnolog¨ªa, pero la selectividad es cada vez m¨¢s imprescindible.
Luis Sanz Men¨¦ndez es presidente del Comit¨¦ de Pol¨ªtica Cient¨ªfica y Tecnol¨®gica de OCDE, y Laura Cruz Castro es investigadora del CSIC.
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