El debate andaluz en la econom¨ªa

Imagino que alguna explicaci¨®n debe tener el que, tanto en el debate Zapatero-Rajoy, como en el andaluz, estructurados por bloques tem¨¢ticos, se adjudiquen los primeros minutos a la discusi¨®n de las cuestiones netamente econ¨®micas. Tal vez se trate de una cortes¨ªa hacia el espectador evitando colocarle el tema potencialmente m¨¢s ¨¢rido al final.

Aunque tambi¨¦n se me ocurre que, estando los debates pactados entre las fuerzas pol¨ªticas, los candidatos convengan en quitarse el muerto de dar datos y mostrar gr¨¢ficos cuanto antes, sabedores adem¨¢s de la exigencia y de los peligros de esta suerte, en la que, a lo sumo, se manejan a nivel de usuario. Mala t¨¢ctica fue esa para el pasado martes, donde las cuestiones ligadas de la econom¨ªa se adue?aron del intercambio entre candidatos.

Javier Arenas y Juli¨¢n ?lvarez optaron por glosar la foto fija que mejor les ven¨ªa

Tal vez para evitar meteduras de pata, Arenas y ?lvarez, a diferencia de un Chaves que documentaba minuciosamente sus afirmaciones, ni siquiera se tomaron la molestia de tirar de registros elaborados a la hora de hacer su diagn¨®stico de la econom¨ªa andaluza. Ambos optaron por glosar la foto fija que mejor les ven¨ªa, los malos indicadores socioecon¨®micos comparados con el de otros territorios, y s¨®lo cuando se les apretaba optaban por, d¨¢ndose cuenta de que no estaban en un mitin, admitir que se hab¨ªa crecido, aunque, eso s¨ª, no lo suficiente. Y es que ellos aspiran a que seamos los primeros.

?Cu¨¢les son las propuestas para alcanzar esa excelencia de los aspirantes que se duelen de la situaci¨®n actual? La de Arenas es, por encima de todas, la del manual del PP en sus campa?as: la bajada de impuestos virtuosa, que impulsa la actividad econ¨®mica y permite aumentar la recaudaci¨®n. En mi opini¨®n, para que esta promesa sea electoralmente eficaz exige una notable inversi¨®n de fe por parte de los votantes, que se sienten intuitivamente halagados por las rebajas pero no terminan de ver claro c¨®mo el eliminar los impuestos sobre la riqueza, ll¨¢mense Patrimonio o Sucesiones, van a significar realmente una mejora global para ellos.

Quiero decir, en los asuntos que tocan a la parcela econ¨®mica, el ser capaz de dar argumentos contrastados es lo que hace que una propuesta merezca ser llamada por ese nombre. De hecho, rasgos como la seriedad y la circunspecci¨®n, que suponen un lastre cuando el intercambio se centra en otras cuestiones, trabajan a favor del que los exhibe (v¨¦ase el Solbes versus Pizarro). Las bromas, la demagogia (decir que el n¨²mero de parados en Andaluc¨ªa es el mismo que hace veinte a?os como si la poblaci¨®n activa siguiese siendo la misma) y todo lo que se perciba como extravagante o poco elaborado (la idea de ?lvarez de una renta social b¨¢sica) son recursos que, aqu¨ª especialmente, terminan perjudicando al que tira de ellos.

Jos¨¦ S¨¢nchez Maldonado es catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica de la Universidad de M¨¢laga