Alianzas y nacionalismos
Una de las pesadeces del oficio es tener que discutir con los amigos madrile?os sobre el nacionalismo espa?ol. Tan despiertos a la hora de detectar actitudes nacionalistas entre los perif¨¦ricos, no ven lo que est¨¢ ocurriendo en su propia casa. Y digo casa porque el lenguaje de las patrias siempre se mueve entre lo familiar y lo tribal. Convencidos, sin el atisbo de una duda, de que todos los catalanes de CiU o de Esquerra Republicana y hasta muchos del PSC son nacionalistas catalanes, expresan su desconcierto cuando les dices que Zapatero y Rajoy son dos nacionalistas espa?oles. E incluso si les hablas de un nacionalista de caricatura y tebeo como Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Es otra cosa, dicen. Y no hay manera de hacerles entender que es exactamente lo mismo, salvo que aplic¨¢ramos el injusto criterio de que, para decirlo a la aristot¨¦lica, el paso de la potencia naci¨®n a su realizaci¨®n como acto en forma de Estado exime de la condici¨®n de nacionalista.
S¨¦ perfectamente que en estos temas lo irracional siempre se impone a lo racional. Y por tanto, que seguir¨¦ teniendo que discutir con mis amigos madrile?os lo evidente: que Aznar es tan nacionalista como Pujol, pongamos por caso. Pero el Puls¨®metro de la SER ofrec¨ªa ayer datos muy expresivos: el 70% de los electores del PP preferir¨ªan un pacto con el PSOE. O sea que despu¨¦s de cuatro a?os de zurrar sin parar al Gobierno, despu¨¦s de haber ritualizado la divisi¨®n del pa¨ªs en dos frentes absolutamente irreconciliables, a la derecha nacional le bastar¨ªa una noche para olvidarlo todo y buscar la gran coalici¨®n con el sedicioso enemigo. "Antes roja que rota", como dir¨ªa la autoridad competente.
Si vamos al otro lado, las cosas son distintas, pero no tanto. La existencia de un pariente ideol¨®gico -Izquierda Unida- permite guardar mejor las apariencias. El 63% de los electores del PSOE prefieren a Izquierda Unida como futuro socio de coalici¨®n. Cosa l¨®gica y razonable. Pero son m¨¢s (el 18%) los que optar¨ªan por la alianza con el PP que los que est¨¢n dispuestos a seguir pactando con los nacionalismos perif¨¦ricos (el 13%). Lo cual es, por lo menos, un gesto desagradecido en una legislatura en que el PNV, Esquerra e incluso CiU les han sacado m¨¢s de una casta?a del fuego.
Siendo conocido que el nacionalismo es la enfermedad pol¨ªtica m¨¢s extendida del mundo, estos datos no tienen nada de extra?o. Lo raro es que en Madrid sigan negando que el nacionalismo espa?ol exista.
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