La crisis de Kosovo aviva el nacionalismo en Belgrado y arrincona a los europe¨ªstas
La Serbia europe¨ªsta que ajust¨® sus cuentas con el pasado anda estos d¨ªas deprimida, v¨ªctima de una profunda decepci¨®n. No sabe si hacer las maletas y renunciar a toda esperanza o tratar una vez m¨¢s de impulsar una verdadera revoluci¨®n, la que no se produjo el 5 de octubre de 2000, el d¨ªa en que Slobodan Milosevic cedi¨® el poder. La imagen el pasado jueves de cientos de delija (palabra turca que significa "el que tiene mucha fuerza" y de la que se han apropiado los seguidores m¨¢s radicales del Estrella Roja) arrasando embajadas y tiendas (de los pa¨ªses que hab¨ªan reconocido Kosovo) fue una sacudida, un retorno repentino a un pasado del que en realidad nunca se ha escapado del todo. Esos fan¨¢ticos futbol¨ªsticos, que alimentaron los escuadrones paramilitares en las guerras de los noventa, se desplazaban por las calles de Belgrado en formaci¨®n y con un jefe que sab¨ªa escoger cada objetivo.
El primer ministro juega el papel de pir¨®mano en un polvor¨ªn
Mientras que en el Kosovo reci¨¦n independizado los dirigentes albaneses -bien asesorados por sus patrocinadores internacionales- tratan de sosegar los ¨¢nimos (prohibieron las canciones patri¨®ticas el 17 de febrero) para evitar provocaciones y altercados, el liderazgo de Belgrado encabezado por el primer ministro, Vojislav Kostunica, juega el papel de pir¨®mano en un polvor¨ªn, agitando los ¨¢nimos entre los serbiokosovares.
La conmoci¨®n nacional por la p¨¦rdida de Kosovo, en parte manipulada por una clase pol¨ªtica cortoplacista que trata de obtener r¨¦dito personal de casi todo, ha sacado a pasear los viejos fantasmas balc¨¢nicos. "Ha regresado el miedo", asegura Violeta, "la gente no se atreve a decir lo que piensa en p¨²blico o delante de amigos. Alguien te podr¨ªa dar una paliza. Kosovo es un asunto demasiado emocional". Las minor¨ªas ¨¦tnicas que viven en Serbia, como los albaneses del valle de Presevo, denuncian estos d¨ªas abusos y amenazas. Se han proferido amenazas de muerte contra Ceda Jovanovic, l¨ªder del Partido Liberal Democr¨¢tico, y contra Natasha Kandic, defensora de los derechos humanos en Serbia y nadie parece salir en su defensa. Siquiera desde el Gobierno, donde un sector alienta la crispaci¨®n.
Sin una fuerza militar capaz de enfrentarse a los 16.000 soldados de la OTAN desplegados en la antigua provincia y exhaustos tras cuatro guerras balc¨¢nicas perdidas (aunque la poblaci¨®n no ha sido informada de dichas derrotas), la ¨²nica opci¨®n de Serbia es impedir que se asiente el Estado kosovar e incrementar la tensi¨®n en el norte y en los enclaves en espera de la chispa, del muerto, que provoque un incendio mayor y la anhelada partici¨®n de los tres municipios de Zubin Potok, Leposavic y Mitrovica aunque perjudique a la mayor¨ªa de los serbios que viven fuera de ellos, unos 60.000. No habr¨¢ estabilidad ni paz en Kosovo sin un liderazgo responsable en Belgrado y una catarsis colectiva posterior.
La UE tiene ante s¨ª una complicada misi¨®n, pues se ha quedado sin bazas para amenazar o premiar a Serbia. Tiene enfrente a gran parte de la clase pol¨ªtica y econ¨®mica serbia (el b¨²nker de la transici¨®n espa?ola) que ve a la UE como un enemigo personal, no por Kosovo, sino por la p¨¦rdida de sus beneficios. Si Bruselas trata de imponer a la brava su autoridad puede conducir a la inestabilidad que tanto desean Kostunica y sus aliados radicales. Si la UE cede, la victoria ser¨¢ tambi¨¦n del primer ministro, especialista en provocar situaciones en las que siempre gana, como Milosevic, hasta que lo perdi¨® todo.
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