Radiograf¨ªa del conductor

En 2007 hubo 2.741 muertos en accidentes de tr¨¢fico en Espa?a. Una cantidad comparable a la de v¨ªctimas del 11-S (2.973), por ejemplo. Es enorme, pero supone una reducci¨®n de un tercio respecto a la de hace cuatro a?os. Ha influido el temor a perder los puntos del carn¨¦, en vigor desde julio de 2006, y la concienciaci¨®n: ahora hay alertas frecuentes en la radio, en la propia carretera. Hay tambi¨¦n m¨¢s investigaci¨®n sobre causas y circunstancias. Con resultados interesantes.

Por ejemplo, que el perfil del mal conductor ser¨ªa el de un hombre de menos de 35 a?os, sin estudios y que conduce un veh¨ªculo de transporte; y el de buen conductor, mujer, de mediana edad y con un veh¨ªculo de tipo familiar. La ecuaci¨®n bebedor-conductor es mucho m¨¢s frecuente (en proporci¨®n de cuatro a uno) en hombres que en mujeres. El 21% de los conductores espa?oles admite comer al volante, una cifra muy inferior a la de los alemanes: el 59%. Pese a ello, los germanos son los m¨¢s respetuosos con las normas de circulaci¨®n, incluyendo las limitaciones de velocidad donde existen (no las hay en la red de autopistas).

Aqu¨ª, un tercio reconoce superar habitualmente los l¨ªmites de velocidad, y un 43% desconectar a veces la mente de la carretera. Algo m¨¢s de la mitad dice tener el h¨¢bito de descansar cada dos horas de conducci¨®n. Los espa?oles son los europeos que menos reconocen utilizar el tel¨¦fono m¨®vil al volante: el 11%.

Otros datos son un simple reflejo de la naturaleza humana: los conductores son m¨¢s indulgentes consigo mismos que con los dem¨¢s: se creen m¨¢s respetuosos con los criterios c¨ªvicos de lo que la estad¨ªstica constata y, de entrada, siempre consideran culpable al otro si hay un accidente o incidente entre conductores; tienden a actuar como si estuvieran solos en la carretera y revelan cierta incapacidad para ponerse en el lugar del otro, tanto cuando se produce un error (que se denuncia a bocinazos o insultos) como a la hora de ayudar a reparar una aver¨ªa.

Una conclusi¨®n de los expertos es que conducimos mal porque nos ense?an a conducir mal: a pasar los tests, no a actuar con criterio y prudencia.