'La valse' catalana

Incluso llegan cronometrados. Dolors Nadal desciende del Volkswagen Passat a las 20.55 horas. Es la candidata m¨¢s formal. A su lado, trajeado, Sirera. Saludos y fotos con Albert S¨¢ez y Paco Escribano, estribillo que se repite en cada estrofa de candidato que llega. El segundo, a las 21.58, es Joan Herrera. Sube la cuesta caminando. El candidato m¨¢s sostenible, no hay que darle muchas vueltas. A las 21.00 aparece por un lateral Joan Ridao. El candidato m¨¢s doliente y velazque?o, el caballero de la mano en el pecho. Tres minutos m¨¢s tarde sube la cuesta Carme Chac¨®n. La candidata m¨¢s menuda y pizpireta. Lleva unos zapatos por cuya proa asoman los dedos y una blusa veraniega: hace sufrir, porque la temperatura del plat¨®, conocida entre los profesionales como "temperatura Cun¨ª", es g¨¦lida -luego parar¨¢n el aire, a petici¨®n de los candidatos-. Y finalmente, a las 21.05, un furg¨®n Mercedes oscuro llega hasta la misma puerta de TV-3 y de ella desciende el candidato m¨¢s impactante (gabardina negra, bufanda roja, tal que un Escamillo cenetista llegando a Sevilla): Josep Antoni Duran Lleida. Un visto y no visto.

Desaparecen los candidatos, rumbo al maquillaje. Pero a los enviados especiales a Sant Joan Desp¨ª todav¨ªa nos es dado verles llegar al plat¨®. Por el siguiente orden: Ridao -todav¨ªa m¨¢s doliente en la soledad helada del plat¨®-, Herrera, Nadal, Chac¨®n y Duran, de nuevo en posici¨®n de cierre. Los candidatos a c¨¢mara cerrada son entra?ables: preguntan por la salud de los otros, especialmente las de Chac¨®n y Duran Lleida. Nadal no puede con su garganta y Ridao anda resfriado. En un rinc¨®n, Cun¨ª marca con el brazo derecho un comp¨¢s de tres por cuatro: "La televisi¨®n tiene que ser un, dos, tres, un, dos, tres". ?sa, asegura, es la ¨²nica recomendaci¨®n que ha dado a la realizadora: en cada comp¨¢s, cambio de plano. Y eso, fundamentalmente, para diferenciarse de "la otra", la espa?ola: los tres minutos de c¨¢mara fija dedicados a Campo Vidal horrorizaron a Cun¨ª.

Diferente del otro debate es. Aqu¨¦l fue una polca r¨¢pida, un tuya-m¨ªa sin tregua: de los dos candidatos, uno ser¨¢ el pr¨®ximo presidente del Gobierno de Espa?a. ?xito al 50%. En cambio, en el vals de ayer interven¨ªan cinco bailarines -uno baila solo: adivinen qui¨¦n-, pero ninguno ser¨¢ nominado. La met¨¢fora catalana: muchas sfumature, un degrad¨¦ ideol¨®gico fino, una sinfon¨ªa de puntos de vista, pero mandar, lo que se dice mandar, muy poco o nada. Un vals pues delicado, raveliano, femenino: la valse catalana. Lo que importa no son los objetivos, sino el aire, el comp¨¢s, ese tres por cuatro sostenido. Un ritmo terciario propio, distinto del binario espa?ol: a veces los pianistas se encuentran con el reto de afrontar a la vez los dos tiempos, la mano derecha a tres, la otra a dos. La cuadratura no es f¨¢cil: s¨®lo se consigue cuando cada mano logra ser independiente de la otra. Pero no ser¨ªa bueno que esta cr¨®nica se escorara.

La valse catalana sigue pues en su lugar, sin mando, pero comport¨¢ndose como si lo tuviera. Poco importan algunos corrimientos de tierra internos, como Josep Benet pidiendo el voto para CiU, cuando antes lo ped¨ªa para el PSUC. El orden de los factores no altera en nada el s¨®lido producto, el un, dos, tres que marca la batuta de Cun¨ª, el primer tiempo fuerte, los dos siguientes d¨¦biles, en levare. Un metr¨®nomo implacable que no deja nunca de latir, ni siquiera cuando el conductor enfila la coda del debate, pasada la medianoche.