"Lo m¨¢s pr¨®ximo a Baudelaire aqu¨ª fue el satanismo de Verdaguer"
Baratito: a "30 c¨¦ntimos de euro por p¨¢gina" le ha costado a la cultura catalana tener traducida por vez primera la edici¨®n biling¨¹e y completa de Les flors del mal (1857), de Charles Baudelaire. Este es el c¨¢lculo que ha hecho sobre su trabajo Jordi Llovet (Barcelona, 1947), quien durante cinco veranos ha destinado su sapiencia como catedr¨¢tico de Teor¨ªa de la Literatura y Literatura Comparada y su oficio de trujam¨¢n (del alem¨¢n, del franc¨¦s y del ingl¨¦s) a verter al catal¨¢n la versi¨®n ¨ªntegra de la obra cumbre del poeta maldito por antonomasia: el cuerpo central del poemario (de 1857), los poemas censurados y publicados en posteriores ediciones (Les ¨¦paves), los versos vinculados al ciclo pero que no aparecieron en vida del autor, un nutrido aparato de notas y una nutrida cronolog¨ªa donde se ve al poeta en una de las barricadas de 1848 gritando: "?Muerte al general Aupick!", su padrastro. El resultado, que acaba de publicar Edicions 62, ha sido reconocido con el Premio Ciutat de Barcelona.
"En estilo, Baudelaire est¨¢ a medio camino entre Racine y el periodismo"
"El 80% de los libros en catal¨¢n est¨¢n hechos hoy por los correctores de estilo"
Pregunta. Musil, Rilke, Mann, H?lderlin, Val¨¦ry, Voltaire, Baudelaire... Cuando traduce no se pone por menos de un primer espada.
Respuesta. Estoy en ese segundo oficio por dos lecciones. Una, de Carles Riba, que en realidad era de Francesc Camb¨®, y que pasa por la necesidad de traducir a los nombres m¨¢s grandes para dar esplendor a la cultura catalana; la otra lecci¨®n es de Josep Carner: para aprender a escribir hay que traducir mucho. La gente no le ha hecho caso, por eso se escribe tan mal: el 80% de los libros en catal¨¢n est¨¢n hechos hoy por los correctores de estilo de las editoriales. Y como tampoco se escucha m¨²sica cl¨¢sica...
P. ?Qu¨¦ tiene que ver?
R. La mitad de la literatura es m¨²sica, la otra mitad es sentido. La dimensi¨®n euf¨®nica de la literatura se ha perdido. La primera frase de La recherche..., de Marcel Proust, te lleva a la ¨²ltima por su prosodia. Busque eso ahora. Todo son tropiezos.
P. Xavier Benguerel dio en 1990 una traducci¨®n de Les flors... muy elogiada por la cr¨ªtica. ?No hab¨ªa m¨²sica ah¨ª?
R. Benguerel es el primer traductor serio al catal¨¢n de esta obra de Baudelaire. Pero, dicho eso, hay que recordar que su edici¨®n no era completa; luego est¨¢n los efectos de su formaci¨®n novecentista: ¨¦l estaba bajo su ¨®rbita ling¨¹¨ªstica, por lo que tradujo a Baudelaire de una manera muy arcaizante. Se sinti¨® obligado a hacer muchas cosas: el sentido, la m¨¦trica y la rima. Demasiado: eso le llev¨® a forzar el lenguaje en exceso.
P. ?Y su opci¨®n ha sido... ?
R. Conservar como sea el sentido del original y, luego, dar una tendencia sonora al verso, hacer que predomine un determinado ritmo, coger un esquema sonoro y mantenerlo aunque salgan 16 o 12 s¨ªlabas en vez de las 14 del alejandrino o las 10 u 11 de los decas¨ªlabos catalanes.
P. ?Eso no es una traici¨®n?
R. El verso de Baudelaire es tan coloquial que puede ser le¨ªdo casi como prosa, por eso si se vuelve un poco m¨¢s prosa en la traducci¨®n no pasa nada, porque ¨¦ste es uno de los prop¨®sitos del estilo original: est¨¢ a medio camino entre Racine y el periodismo.
P. De su pr¨®logo se desprende una imagen de la poes¨ªa catalana del siglo XX poco moderna, con un novecentismo que no recibe nada bien la obra de Baudelaire...
R. El novecentismo cerr¨® el paso a muchas cosas en Catalu?a; con su mirada arc¨¢dica, neocl¨¢sica y neoflorentina de la capital, se comieron media ciudad de Barcelona, la canallesca, que tambi¨¦n exist¨ªa. Las contradicciones de la ciudad moderna, el sexo, el satanismo que refleja Baudelaire, y que marca su originalidad, no encajaban con el orden novecentista. S¨®lo hace falta comparar la descripci¨®n de "la mujer que pasea" del poeta franc¨¦s con la de Carner: la del primero "excita una pasi¨®n que mata", mientras que en Auques i ventalls se lee: "Les coses flonges voltant llur bellesa/ les engavanya de dol?a peresa;/ el solellet les mirades n'atreu". Con eso est¨¢ todo dicho; salvando la grandeza de Carner, claro.
P. Curiosamente, Josep Maria de Sagarra y Josep Pla, que dice que lo estudi¨® durante tres a?os, entienden mejor a Baudelaire.
R. L¨®gico: ambos hab¨ªan le¨ªdo menos a Torras i Bages y Jaume Balmes e iban menos a misa; adem¨¢s, proven¨ªan de la payes¨ªa catalana, m¨¢s sana y desinhibida. Quiz¨¢ se podr¨ªa ampliar el c¨ªrculo al periodo modernista: Santiago Rusi?ol y Jeroni Zann¨¦ son m¨¢s modernos que los novecentistas, y entendieron mejor al franc¨¦s.
P. ?Y ah¨ª acaba su rastro en las letras catalanas?
R. Quiz¨¢ lo m¨¢s pr¨®ximo a Baudelaire sea el satanismo de Jacint Verdaguer, con sus cuadernos de exorcismos. Es posible que hasta lo hubiese le¨ªdo, aunque en su caso esa vertiente le viene del Romanticismo... y de Le¨®n XIII. En Baudelaire se da la transposici¨®n de ciertas categor¨ªas malditas en el escenario de la gran ciudad. Est¨¢ claro que si puede ser perfectamente entendido en Catalu?a se debe a que nuestra cultura urbana es muy parecida a la del Par¨ªs del II Imperio. Y luego, claro, est¨¢n algunos poetas posteriores a Gabriel Ferrater y Palau i Fabre.
P. Lo ¨²ltimo que podr¨ªa decirse del Baudelaire lascivo y asiduo a drogas es que era un autor cristiano. Y usted as¨ª lo cree.
R. Poeta m¨ªstico no lo era, pero metaf¨ªsico y cristiano, seguro que s¨ª. S¨®lo hay que leer Can?¨® de tardor o la serie de Les velletes para apreciarlo. S¨ª, era capaz de hacer rimas blasfemas con opium y Te Deum, pero hay mucho en ¨¦l de la pietas latina. Si se leyera m¨¢s despacio, la gente lo ver¨ªa.
P. ?Y un poeta moderno?
R. ?Por excelencia! ?l, Th¨¦ophile Gautier y Gustave Flaubert son autores que se dan cuenta de que la burgues¨ªa que hab¨ªa de salvar Francia, los herederos de la revoluci¨®n, era una burgues¨ªa ya putrefacta en su tiempo; por eso se produce una gran desafecci¨®n hacia esa clase. Con ellos nacer¨¢ la disociaci¨®n entre arte y plebe y el inicio del mito del artista en su torre de marfil. A¨²n estamos ah¨ª.
Adi¨®s a Humanidades
Los 25.000 libros de la biblioteca de Llovet, a los que acude a picotear como un pajarillo para mostrar desde una muy bien conservada edici¨®n de Amberes del Quijote, del XVII, a revistas como Los Bajos Fondos de Barcelona, de 1926, ir¨¢n a parar, con el mobiliario, a la Universidad. Pero no a la Universitat de Barcelona, donde ha ejercido 35 a?os, sino a la Pompeu Fabra, "porque ha conservado estudios de Humanidades". El catedr¨¢tico ha optado por la prejubilaci¨®n y ultima el libro Adi¨®s a la Universidad. La crisis de las Humanidades (Anagrama). "La Universidad ya no va a ninguna parte: los estudiantes no aspiran a saber, sino a ganarse la vida. Eso, unido a que no leen y a que cultivan la cultura del ocio, da un resultado preocupante. Las facultades de Letras se han desintelectualizado". ?Fen¨®meno catal¨¢n? "Es europeo: ha permitido que se hundiera su legado, pero las facultades privadas de EE UU lo han conservado". Total: "A un difunto se le puede velar unos d¨ªas, no 10 a?os".
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