Templarios con roquefort
Seis pueblos al sur de Francia, tras los pasos de la orden religiosa
Para disfrutar de una Semana Santa que sea santa conviene retirarse, mantenerse al margen de tentaciones urbanas. En ese caso es probable que no exista mejor opci¨®n que una ruta campestre por la Francia profunda, a dos pasos de la frontera y con la primavera a la vuelta de la esquina, empezando a dorar el paisaje.
La ruta por los pueblos templarios, aunque fueran guerreros, tiene un punto tan beato que se corre el riesgo de acabar ingresando en un monasterio. Si lo que se pretende es desconectar, es el lugar ideal. El paisaje est¨¢ atravesado por caminos sin cobertura. Temperamento rural, paisaje interior, un mont¨®n de senderos para pasear y opciones de perderse en la enormidad incondicional de la meseta del Larzac.
Muros de 12 metros de alto y torres fortificadas que dominan la planicie del Larzac. Iglesias, ciudadelas medievales, artesan¨ªa... Y al final, una parada culinaria que incluye visita a las cavas del queso azul.
Un poco de historia.
Los templarios eran una orden religiosa militar que extendi¨® sus dominios por distintos pueblos de Europa. Su paso por estas tierras fue sonado. Las estridencias de las cruzadas, no obstante, dejaron en herencia su patrimonio cultural. Lo primero que destaca es la buena conservaci¨®n del mismo. Algo a lo que Francia nos tiene acostumbrados: la unificaci¨®n arquitect¨®nica con el total respeto a la piedra original y la perfecta simbiosis entre patrimonio y entorno, as¨ª como la posibilidad de ir de un pueblo a otro a pie.
En el coraz¨®n de los llamados Grans Causses (Grandes Mesetas), los templarios se adue?aron de estas tierras en el siglo XII. Lo consiguieron gracias a donaciones de tierra hechas a su orden. La gente las ced¨ªa de buena gana: unos a cambio del cielo eterno, otros para mantener relaciones cordiales. As¨ª fueron recaudando parcelas, bienes, derechos y estos pueblos que reciben al viajero en silencio, con total displicencia.
Resulta que era tanta la habilidad de los templarios con las cuentas que se dice que fueron los fundadores de la banca actual. Los caballeros sab¨ªan cuidarse, velaban por la Tierra Santa. Pusieron en marcha un sistema socioecon¨®mico sin precedentes en la historia, y unas edificaciones cuyos vestigios observamos hoy como reliquias medievales. Para asegurar su defensa crearon las commanderies, por las que transcurre el "circuito del Larzac templario y hospitalario". Tras la supresi¨®n de la orden de los templarios, promovida y ejecutada por el papa Clemente V en 1312, las tierras fueron heredadas por los hospitalarios, otros monjes con espadas bajo los h¨¢bitos, que las administraron durante cinco siglos.
Sainte Eulalie de Cernon.
Aqu¨ª formaron los templarios su centro de operaciones en 1159. Visitar Sainte Eulalie es volver a la cuna templaria; de hecho, la llaman la madre de estos enclaves. Dentro del recinto trapezoidal en el que se halla el pueblo, las murallas conservan su altura original de entre 10 y 12 metros. Una vez franqueada la puerta de entrada en la fortificaci¨®n, el viajero encontrar¨¢ buenos ejemplos de arquitectura aut¨®ctona, envidiables casas de piedra y, sobre todo, la preciosa Place de la Fontaine. En ella est¨¢ la iglesia de los Templarios, del siglo XII. Muy graciosa, pues su orientaci¨®n qued¨® invertida y al final la entrada se tuvo que hacer por el ¨¢bside. La puerta es obra de Bernuy Villeneuve, igual que la fuente, y datan de 1648. All¨ª est¨¢ el bar restaurante Chez Mimille, ideal para una parada t¨¦cnica, y la Encomienda, residencia de los comendadores templarios y hospitalarios entre los siglos XIII y XV.
La Cavalerie.
Desde Sainte Eulalie, tomar la nacional 9, la carretera esencial del Larzac, para llegar a La Cavalerie, el pueblo m¨¢s grande. Destacan las murallas del siglo XV. El viajero identificar¨¢ enseguida La Cavalerie; notar¨¢ el legado al observar presencia de cruces templarias en un exceso tur¨ªstico del que se puede acabar pensando: ?hac¨ªa falta? La fachada norte es la mejor conservada, flanqueada por dos torres.
Tambi¨¦n destaca la entrada principal. Al dar una vuelta por el interior de la muralla, el viajero descubre un cuadril¨¢tero en el que subsisten tres de las torres circulares y una oficina de turismo muy activa cuyo objetivo es que usted salga de all¨ª enganchado a una audiogu¨ªa.
La Couvertoirade.
Sin lugar a dudas se trata del pueblo estrella. De los cinco emplazamientos templarios es el m¨¢s apartado. Es sorprendente y absorbente. Surge en mitad de un caos rocoso. Conviene visitarlo fuera de temporada, ajeno a los agobios de agosto. Es carne de turista. Recorriendo las callejuelas de esta commanderie, el viajero vive una ciudad de la Edad Media, fiel reflejo del poder econ¨®mico de la orden, en la que sobresale la cantidad de propuestas comerciales.
Entre los muchos comercios (de vidrio soplado, de cuero, artesanos, venta de paraguas...) destaca el Caf¨¦ des Remparts, las exposiciones de cer¨¢mica en Terres d'Ici y una librer¨ªa especializada de nombre perfecto: Le Temps Pli¨¦ (El Tiempo Plegado). Atenci¨®n al detalle oral: se pronuncia tampli¨¦, como templier.
Para un caf¨¦, nada como el acogedor Larzac. Pero para saborear la regi¨®n, La Tour Valette, en cuya carta el viajero encontrar¨¢ m¨²ltiples combinaciones con una variante com¨²n: tortilla al roquefort, mejillones al roquefort, pasta al roquefort... Es entonces cuando uno se pregunta: "Aunque no est¨¦ en la ruta templaria, ?cu¨¢ndo vamos a Roquefort?". Luego espera, que hay tiempo para todo. Conviene recordar que ¨¦sta es la regi¨®n de Jos¨¦ Bov¨¦, el Ast¨¦rix antitransg¨¦nicos, que defiende la agricultura ecol¨®gica.
Viala du Pas de Jaux.
Lo que llama la atenci¨®n de Viala es la inmensa torre fortificada, de 27 metros. Albergaba la Residencia de los Caballeros de San Juan de Jerusal¨¦n. Cuando los hospitalarios tomaron posesi¨®n de los bienes de los templarios, despu¨¦s de 1312, construyeron, junto a la torre, este edificio residencial imponente. Desde lo alto se obtienen las mejores vistas del Causse. Es la torre m¨¢s alta del Larzac, y su granero sirvi¨® de refugio para combatientes de la guerra de los Cien A?os.
Saint-Jean d'Alcas.
Se trata de una ciudadela medieval escueta. Hay una casa rural pegada a la iglesia, una interesante sala de exposiciones y La Grange aux Marnes, en la que se venden productos de la tierra. Lo m¨¢s destacado de esta ciudadela adoquinada es la sala de justicia, una gran edificaci¨®n desde donde la abadesa de Nonnenque administraba la regi¨®n en el siglo XV. Llaman la atenci¨®n los escudos grabados en piedra, las ventanas con celos¨ªa y otras, m¨¢s sobrias, con el marco gran¨ªtico.
Roquefort.
Al margen de la ruta templaria, pero en la misma piedra, excavaron sus caves (bodegas) los del pueblo de Roquefort. Cuenta la leyenda que un pastor ten¨ªa un trozo de queso y un mendrugo de pan en su morral. Los olvid¨®. Al cabo de unos d¨ªas, el enmohecido pan transmiti¨® sus bacterias al queso, y se ve que, como ten¨ªa hambre, lo prob¨®. Le supo bueno, y ahora nos ponemos las botas usted y yo cada vez que vamos, y ellos haciendo caja en sus incontables f¨¢bricas de Roquefort. El queso, siempre de postre. A eso se le llama inventio.
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EUSEBIO LAHOZ es autor de la novela Leer del rev¨¦s (Ediciones El Cobre)
GU?A PR?CTICA
Prefijo telef¨®nico
- 0033.
Dormir y comer
- G?tes de France (05 65 75 55 55; www.gites-de-france.com) cuenta con casas rurales en Sainte Eulalie de Cernon (para cinco personas, de 130 a 440 euros por semana) y en La Couvertoirade (para cuatro, de 150 a 430 por semana, seg¨²n temporada).
- Aubergue P¨¨re Roussel (565 62 28 25). La Couvertoirade. La habitaci¨®n doble con desayuno, 65 euros.
- Albergue La Cardabelle (565 62 74 64). Sainte Eulalie de Cernon. 44 euros.
Informaci¨®n
- Turismo La Cavalerie (565 62 78 73).
- Turismo de Roquefort (565 58 56 00).
- Oficina de turismo de Aveyron (565 75 55 75; www.tourisme-aveyron.com).
- www.ot-millau.fr.
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