Sin embargo
Se las comprar¨ªamos para compensar la miseria moral que muerde las piernas de esta Galicia
?Medio mill¨®n de personas son poca o mucha gente? ?Aceptamos respetarlas igualmente as¨ª sean berlineses, porte?os, madrile?os, neoyorquinos, cubanos...? ?O solamente merecen nuestro respeto las personas de pueblos que hoy son ricos? ?Los espa?oles, por ejemplo, de hace cincuenta a?os cuando Espa?a era un pa¨ªs atrasado, inculto, bajo un r¨¦gimen totalitario, nos merecen respeto? Es conveniente preguntarse estas cosas.
Medio mill¨®n de personas visitaron la Feria del Libro de La Habana, donde a diferencia de las ferias en Espa?a hay que pagar por entrar, y all¨ª, adem¨¢s de conversar, escuchar e interrogar escritores, compraron 1.200.000 libros. Esa multitud envidiable la forman personas con curiosidad, inteligencia y h¨¢bitos de lectura. Les faltan alimentos, libretas, libros, bol¨ªgrafos, Internet, libertad, sin embargo les sobra alegr¨ªa, cultura y dignidad. Podr¨ªan exportarlas y se las comprar¨ªamos para compensar la ignorancia, mezquindad y miseria moral que muerde las piernas de esta Galicia que quiere caminar.
En esa Feria del Libro, a continuaci¨®n de la cultura alemana, de Espa?a, de la comunidad andina, de Brasil, de Venezuela, de Argentina y antes de Chile, estuvo invitada Galicia por su literatura y cultura. Es para sentirse halagado, contento y orgulloso, sin embargo aqu¨ª hubo un partido y un peri¨®dico que desacreditaron nuestra presencia all¨ª.
Cuando estuvo Espa?a invitada, uno no recuerda quejas por la presencia en esa feria, nadie clam¨® entonces por los cr¨ªmenes de la revoluci¨®n cubana, nadie esparci¨® ceniza por su cabeza por los presos, nadie se postr¨® y desgarr¨® las vestiduras por la inversi¨®n en aquella feria. Sin embargo ahora, igual que entonces, se hizo con dinero p¨²blico, que para eso est¨¢, concretamente con el de la Direcci¨®n Xeral de la Conseller¨ªa de Cultura, a quien por cierto se deber¨ªa felicitar por la estupenda organizaci¨®n, con la ayuda de la Direcci¨®n General del Libro del Ministerio.
Tuvo que ser cuando Galicia fue invitada que empezase la caverna madrile?a retratando en su picota a escritores gallegos como culpables de algo. Los escritores gallegos son culpables para ellos, culpables de serlo. Los intelectuales y artistas no caben en la Espa?a de esa derecha totalitaria, pero que adem¨¢s siendo gallegos no dejen de serlo para eso no tienen perd¨®n. Sin embargo, esa campa?a se continu¨® aqu¨ª entre nosotros. Eso es lo terrible. ?Por qu¨¦ esa campa?a en Galicia?
En cualquier pa¨ªs hay distintos modos de entenderlo, de quererlo, y todos hacen falta para que ese pa¨ªs sea democr¨¢tico, pero en algunos pa¨ªses tambi¨¦n hay quintacolumnistas. Y el autoodio les hace trabajar desde dentro para la traici¨®n. En este caso se juntaron diversas inquinas, man¨ªas personales, envidias, la campa?a electoral, consignas del catequismo "neocon" norteamericano como el embargo a Cuba, el odio a los artistas..., pero que nadie se enga?e, lo que les causa esc¨¢ndalo es que Galicia exista y se atreva a presentarse al mundo como tal, en s¨ª y por s¨ª, que tengamos una cultura y una lengua propias.
La campa?a de insidias y denuncias no fue contra el r¨¦gimen cubano, un asunto complejo sobre el que hay diversos puntos de vista. Fue contra Galicia como pa¨ªs. Es significativo, y grotesco, que alg¨²n participante en esa cacer¨ªa del escritor gallego haya estado all¨ª cuando Espa?a fue la invitada. Lo malo no es Fidel, lo malo es Galicia.
Quienes nos niegan autogobierno, quienes no nos reconocen como nacionalidad, quienes se creen due?os de Galicia y no respetan a nuestro gobierno, quienes cultivan los localismos m¨¢s ego¨ªstas, nos quieren reducidos a cuatro diputaciones, cuatro gobernadores civiles, cuatro provincias vencidas y serviles. Y quienes todav¨ªa se ven en el estereotipo de Xan das Bolas y van con complejo a Madrid, porque no saben ir a otro sitio, son los que no saben qu¨¦ hacer con nuestra lengua, con nuestra literatura, con nuestros escritores. Los escritores gallegos son para esa gente una acusaci¨®n molesta, afortunadamente para el com¨²n de la gente sus libros son hoy, junto con otros logros, un motivo de orgullo.
Hay quienes decretan el embargo a Cuba, hay quienes lo apoyan, sin embargo hay tambi¨¦n quienes pretenden someter a embargo la literatura gallega, que no salga, que no exporte; ya que existe, al menos que el mundo no lo sepa. Que sean gallegos los que pretenden nuestro embargo da asco.
Sin embargo.
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