?Qui¨¦n ordena?
?Necesita Euskadi un segundo gran puerto situado a algo m¨¢s de cien kil¨®metros del otro? Es s¨®lo una pregunta. No lleva una respuesta adosada. Y si parece oportuno plantearla es porque esta misma semana se ha anunciado el calendario para la construcci¨®n del nuevo puerto exterior de Pasajes -inicio de obras en 2010, entrada en servicio en 2020- sin que tal decisi¨®n, trescendental sin duda para Guip¨²zcoa, pero tambi¨¦n importante para el conjunto de la comunidad aut¨®noma, haya merecido un an¨¢lisis previo por parte de sus instituciones.
El puerto interior de Pasajes, efectivamente, he llegado al l¨ªmite de su capacidad de expansi¨®n y supone una losa para el desarrollo urbano de la comarca de Pasaialdea, con sus 60.000 habitantes. Sin embargo, antes de tomar la decisi¨®n -costosa desde todos los puntos de vista- de construir uno nuevo y mayor, acodado a los acantilados de Jaizkibel, habr¨ªa sido aconsejable levantar la vista del mapa y proyectar una mirada sobre el conjunto de la comunidad aut¨®noma. Se comprobar¨ªa entonces que en 140 kil¨®metros de costa se ofrecen dos instalaciones portuarias de grandes dimensiones -la de Bilbao, la cuarta de Espa?a con un tr¨¢fico de 40 millones de toneladas, y la de Pasajes, que con el puerto exterior duplicar¨ªa los 5,5 millones de toneladas actuales-. Con un enfoque vasco-europeo m¨¢s amplio, habr¨ªa que incluir las instalaciones de Bayona y Santander, compitiendo tambi¨¦n por unos tr¨¢ficos mar¨ªtimos limitados, en apenas 250 kil¨®metros.
Ser¨ªa conveniente saber qu¨¦ piensan al respecto el Gobierno y el Parlamento
Tanto el de Pasajes como el de Bilbao son puertos del Estado de "inter¨¦s general", pero las reformas legales aplicadas desde 2003 para aumentar la autonom¨ªa y competitividad de estos recintos han conducido a una situaci¨®n cuando menos chocante: la mirada general sobre la oferta portuaria ha desaparecido. Al mismo tiempo, la presencia mayoritaria en el consejo de administraci¨®n de cada autoridad portuaria de miembros designados por la comunidad aut¨®noma y entidades provinciales ha producido en la pr¨¢ctica la transferencia de una materia que la Constituci¨®n reserva en exclusiva al Estado.
Se ha disgregado la gesti¨®n centralizada de los puertos, pero no ha sido sustituida por otra de ¨¢mbito auton¨®mico. En su ausencia, se impone la inercia de cada autoridad portuaria y los intereses m¨¢s locales. Este mecanismo ha operado en el caso del proyecto de Pasajes. El consejo de administraci¨®n de la Autoridad Portuaria est¨¢ dando pasos que van a hacer irreversible el puerto exterior, sin que ninguna de las instituciones comunes del Pa¨ªs Vasco se haya pronunciado sobre su idoneidad ni estudiado con el detalle exigible su coste y repercusiones generales.
La autonom¨ªa formal de la Autoridad Portuaria se presenta como una confortable excusa para no intervenir y dejar hacer. Se evitan as¨ª contradicciones flagrantes. Como la que lleva al Gobierno vasco a rechazar, desde el Departamento de Medio Ambiente, un proyecto que alterar¨¢ severamente el medio terrestre y marino de Jaizkibel, mientras que el mismo Ejecutivo lo apoya entusiasta desde la consejer¨ªa de Transportes como fuente de riqueza y progreso. El hecho de que una obra de tal dimensi¨®n no haya pasado por la mesa del Consejo de Gobierno o por el pleno del Parlamento ha permitido que no afloren unas contradicciones que afectan en mayor o menor medida a los principales partidos, empezando por el PNV y teminando por EA. Eso s¨ª, a costa de profundizar en una din¨¢mica desvertebradora, en la que lo "vasco" se queda para el debate identitario, mientras que se sigue cementando (y no es una met¨¢fora) lo "provincial" como imposibilidad de pensarnos como un conjunto.
Habr¨ªa que recordar, sin embargo, que el Estatuto atribuye a la "Comunidad Aut¨®noma" la competencia exclusiva en "Ordenaci¨®n del territorio y el litoral", y la de ejecuci¨®n en materia de medio ambiente y ordenaci¨®n del transporte de mercanc¨ªas. Son todas ellas materias que se ven afectadas por un proyecto de esa envergadura y cuyo examen se est¨¢ obviando con una ligereza pasmosa. ?La construcci¨®n de un gran muelle exterior es, como sostienen sus impulsores, la ¨²nica soluci¨®n factible para recuperar el ¨¢rea urbana m¨¢s degradada de Euskadi? Puede ser, aunque la experiencia de la R¨ªa de Bilbao demuestra que, pese al v¨¦rtigo que provoca, a veces el progreso se alcanza mejor rompiendo con los usos industriales del pasado, que at¨¢ndose a unas actividades de escaso valor a?adido y hondos impactos sobre el territorio y la calidad de vida de sus habitantes.
Razones hay para defender una y otra cosa, y tambi¨¦n alternativas intermedias. Pero ser¨ªa conveniente que esos argumentos no se quedaran en el entorno de Pasaia, sino que todos los ciudadanos conocieran qu¨¦ es lo que opinan y proponen al respecto el Gobierno y el Parlamento del Pa¨ªs Vasco.
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