"Venimos de fiesta, no a ganar"
Unos 2.300 seguidores del Celtic siguen el partido en la fiesta dise?ada por el Ayuntamiento - El alcohol fluye alegremente entre los menores de edad
La explanada ante el pabell¨®n 7 de la Fira de Barcelona, a rebentar durante todo el d¨ªa, era un desierto a las nueve menos veinte de la noche. A las 20.46 s¨®lo se o¨ªan bramidos, y un minuto m¨¢s tarde el gol de Xavi amans¨® a los cerca de 2.300 seguidores que aceptaron la oferta del Ayuntamiento para visionar el partido en el recinto. "Venimos de fiesta, no a ganar", se defendieron los aficionados. La derrota fue menos dolorosa gracias al regalo que les hab¨ªa preparado el Ayuntamiento en forma de pabell¨®n. De todo, a buen precio y sin miramientos. Cualquiera de los 5.000 aficionados que se pasaron por la verbena a lo largo del d¨ªa consumieron hasta saciarse, incluso los menores de edad, amparados por el consistorio.
"Son muy baratas ", dijo un joven de 14 a?os tras comprar cuatro cervezas
Corr¨ªa el minuto 3 y Cioran, de 51 a?os y muy c¨¦ltico, no paraba de frotarse la cara y poner ojos de ni?o. Culpa de Xavi y de las 11 horas que llevaba correteando por la instalaci¨®n. Se le¨ªa en los rostros: hasta los b¨¢rbaros escoceses flaquean. Miradas estr¨¢bicas, gente durmiendo y otros tropezando. Muchos ojos miraban m¨¢s el suelo que al partido, y los vasos abandonados aparec¨ªan cada vez m¨¢s vac¨ªos. Un joven de unos 20 a?os se desplom¨® por "intoxicaci¨®n et¨ªlica", seg¨²n informaron los servicios m¨¦dicos, y tuvo que ser evacuado por la ambulancia. Otro, de unos 40 a?os, fornido, macizo, perdi¨® el equilibrio hiri¨¦ndose en la cabeza.
Tras un d¨ªa tan intenso, el milagro habr¨ªa sido caminar en l¨ªnea recta."S¨®lo falta alguna bailarina", core¨®, con matices m¨¢s groseros, un grupo de j¨®venes. No llegaron, pero la fiesta se anim¨® a golpe de autob¨²s. Hasta unos 30, seg¨²n fuentes municipales, arribaron directos del aeropuerto para depositar a los reci¨¦n llegados a las faldas de Montju?c, desde donde se advert¨ªa el jaleo. A mediod¨ªa, las franjas verdiblancas -los colores del Celtic- ya cubr¨ªan las escaleras que conducen al pabell¨®n, amparado por un r¨®tulo hinchable del Ayuntamiento. Junto a ¨¦l, Lee, de 14 a?os, repart¨ªa cuatro pintas entre sus compinches. "Son m¨¢s baratas que en Escocia", asent¨ªa divertido ante los cuatro euros que costaba la pinta. Chris, su compa?ero, asegur¨® que no hab¨ªa problemas para adquirir cerveza pese a no tener la edad legal para consumirla. "Por eso han montado esto, ?no?", concluy¨® con escocesa lengua de trapo.
Los bonos de consumici¨®n se vendieron sin mirar a qui¨¦n y el alcohol corri¨® sin contemplaciones. Sean, de 15 a?os, perdi¨® la cuenta pero sigui¨® pidiendo. "A¨²n nos queda tiempo hasta el partido", insisti¨® tambale¨¢ndose. Detr¨¢s de ¨¦l, su pandilla se repart¨ªa un paquete de tabaco como si fueran caramelos. "Normalmente no fumamos", concedieron. Y c¨¢nticos y abrazos exagerados con los vasos alzados. "?Queremos esta ciudad!", se desga?itaron en un brindis et¨ªlico.
Y eso que los escoceses arrancaron al ralent¨ª: el recinto abri¨® a las 11.00 pero la primera ca?a no se tir¨® hasta las 12.30. John, de 43 a?os, entr¨® con paso indeciso y se plant¨® ante un pabell¨®n casi desierto. El alboroto de unos pillos jubilados espa?oles, que se hab¨ªan adue?ado de los futbolines, lo atrajo hacia las mesas de tenis de mesa. Pelote¨® unos minutos con Harry, su compa?ero de andanzas. Luego exclam¨®: "I'm thirsty, brother ", y estrenaron una barra que ya no par¨® hasta bien entrada la noche.
Poco a poco, las colas de los lavabos y el zigzagueo de la multitud evidenciaron el ¨¦xito de la fiesta. La atracci¨®n m¨¢s concurrida fue el circuito de karts de pedales, pero fue en la explanada donde se concentraron, durante el d¨ªa, la mayor parte de los seguidores. As¨ª lo atestiguaba el suelo repleto de desechos y restos de paella. "Estamos desbordados", apunt¨® una responsable de limpieza, con rostro agotado y turno de 11.00 a 23.00 horas. "Pensaba que la gente se quedar¨ªa un rato", protest¨®, "y luego har¨ªa turismo, pero...". No fue as¨ª. El pabell¨®n ocupar¨¢ ¨ªntegro el ¨¢lbum fotogr¨¢fico de muchos aficionados. Los hermanos Martin y Paul Higgins llegaron al mediod¨ªa con ¨¢nimos de ver a su equipo. Incluso estaban dispuestos a sucumbir a la reventa, aunque no a cualquier precio: 60 euros por cabeza. Tras ver la que hab¨ªa montado el Ayuntamiento, decidieron boicotear el estraperlo de entradas. "Esto es brillante, no podr¨ªamos hacer nada mejor", aseguraron a d¨²o. Su vuelo sal¨ªa a medianoche y esta madrugada llegar¨¢n a sus casas, en Glasgow, exhaustos tras su recorrido por Barcelona.
El Ayuntamiento defiende 'su' fiesta
"Establecimos los mismos mecanismos de control que en cualquier otra fiesta popular", defendi¨® ayer una portavoz municipal en referencia a que los menores pudieran emborracharse en su fiesta. Sin embargo, en las barras las medidas fueron demasiado blandas. Varios camareros afirmaron no haber recibido ninguna instrucci¨®n municipal y no ejercieron ning¨²n tipo de control. "No podemos ir pidiendo el carnet de identidad a todos", esgrimieron. No hac¨ªa falta. Algunos menores saltaban a la vista por su evidente juventud, camuflada bajo una cogorza de categor¨ªa.
El Ayuntamiento insisti¨® en que hab¨ªa "depositado toda su confianza en los organizadores" y que todo funcion¨® con "normalidad". La oposici¨®n municipal, por su parte, critic¨® el papel del alcalde, Jordi Hereu, como garante de diversi¨®n y cerveza para los seguidores escoceses. "Que haga de alcalde y no de touroperador", dijo CiU. Tambi¨¦n el PP critic¨® que el consistorio se limitara a "facilitar m¨¢s alcohol en vez de promover actitudes c¨ªvicas".
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