Schuster niega la realidad
El t¨¦cnico del Madrid busca excusas en las malas rachas y no var¨ªa su discurso y entrenamientos
La eliminaci¨®n del Madrid de la Liga de Campeones, ante el Roma (1-2), el mi¨¦rcoles, no sorprendi¨® a sus jugadores. Tras la fatigosa victoria en Huelva, el vestuario estaba resignado a la vida inestable. "Tenemos que seguir jugando as¨ª", les dijo Schuster a sus futbolistas la semana pasada en un extra?o arranque de elocuencia. La charla del t¨¦cnico, en el vestuario de Valdebebas, fue el t¨ªpico ritual de conjura. Pero sin qu¨ªmica. El Madrid acababa de recibir un mazazo ante el Getafe (0-1), la cuarta derrota en cinco partidos. En los alrededores se anunciaba crisis. Pero Schuster afront¨® el problema con la carta emocional: lo neg¨® todo. Fiel a su doctrina -siempre dijo que el factor psicol¨®gico es el fundamental-, intent¨® reforzar la fe del grupo con m¨¢s parabienes que cr¨ªticas. Omiti¨® apelar a cuestiones puramente t¨¢cticas. Los entrenamientos no cambiaron. Seg¨²n algunos jugadores, incluso resultaron demasiado ligeros. El discurso indulgente de Schuster no consigui¨® elevar el esp¨ªritu de la plantilla. "No merecimos perder", les explic¨® a los futbolistas antes de viajar a Huelva; "en Roma fuimos nosotros los que llevamos la iniciativa; en Almer¨ªa todo se torci¨® por un resbal¨®n; en Sevilla, el Betis s¨®lo nos remat¨® dos veces...".
Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze s¨®lo coincidieron una vez: en el Camp Nou
No contabiliz¨® Schuster que algunos de los empates y las victorias de agosto, septiembre y octubre fueron tan casuales como las derrotas de febrero. Con una media de 15 remates en contra por partido, la porter¨ªa de Casillas ha soportado la misma presi¨®n que la del Levante.
En los primeros meses de competici¨®n, el Madrid gan¨® puntos azarosos. Venci¨® al Atl¨¦tico con una falta de Sneijder sobre la hora, en Valladolid vivi¨® acorralado hasta el gol de Saviola, en Getafe estuvo a punto para la goleada y el Almer¨ªa le rob¨® el bal¨®n en el Bernab¨¦u. En la primera jornada de 2008, contra el Zaragoza, en Chamart¨ªn, recibi¨® 11 disparos entre los tres palos. Casillas los par¨® todos. El Madrid gan¨® por 2-0 y Schuster se alter¨® cuando le preguntaron por el "asedio" que hab¨ªa sufrido. "?Asedio?", dijo; "el partido se ha decidido en los detalles".
Si la Liga ofreci¨® coartadas, la Champions fue un territorio inh¨®spito desde la fase de grupos. El Madrid sum¨® 11 puntos, los mismos que el Olimpiacos en su grupo, igual que el Oporto en el A. Ning¨²n otro equipo se clasific¨® con menos.
La eliminaci¨®n contra el Roma se anunci¨® en la angustia que sufren los jugadores desde hace d¨ªas. Schuster no consigui¨® aliviarla. Ya no le basta con el carisma ni con los silencios enigm¨¢ticos. Puesto a arengar a la tropa cuando las cosas se han torcido, no ha tenido ¨¦xito. Los futbolistas exigen soluciones de campo y el alem¨¢n se ha limitado a asegurarles que los tropiezos son parte del juego. Hasta ayer. Ayer no dijo nada.
Schuster se dej¨® fascinar por los partidos que su equipo jug¨® bien: en Mestalla, en el Camp Nou, contra el Mallorca en la Copa, frente al Valladolid o en Roma. Se sinti¨® capaz de salir adelante con una plantilla mal dise?ada, justa de talento. ?l mismo tuvo dudas. No supo qu¨¦ hacer con Baptista, Drenthe, Saviola, Soldado, Higua¨ªn y Balboa, a los que emple¨® sin convicci¨®n. Asumi¨® como naturales los fichajes de jugadores con p¨¦simos antecedentes f¨ªsicos, como Robben y Metzelder, y padeci¨® una plaga de ausencias. "Hemos tenido bajas continuamente", argumentan los t¨¦cnicos del club; "nos ha resultado muy dif¨ªcil entrenar bien porque unas veces se han acumulado los lesionados y otras los convocados con sus selecciones".
La ola de lesiones afect¨® a la columna vertebral del equipo. En el ataque, el sexteto preferido por Schuster -Robben, Sneijder, Guti, Robinho, Ra¨²l y Van Nistelrooy- s¨®lo estuvo a su disposici¨®n en seis partidos. La defensa titular es casi imaginaria. Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze han coincidido en cuatro convocatorias de 37. Pero s¨®lo jugaron juntos un partido: en el Camp Nou.
Schuster no logr¨® hacer del Madrid un equipo fiable. Cuantas m¨¢s dificultades encontr¨®, m¨¢s soberbia fue su pose. Cuando se sinti¨® amenazado, busc¨® refugio en la irrealidad.
"Contra la Roma no tuvimos problemas f¨ªsicos, sino t¨¢cticos", dijo Diarra; "corrimos m¨¢s que ellos porque nos falt¨® orden. De Rossi y Aquilani nos hicieron trabajar mucho y no hubo nadie que marcase a Totti".
La victoria del Roma dej¨® un rastro de abatimiento que se cobr¨® a Schuster en primer t¨¦rmino. El hombre se present¨® en Valdebebas con barba de dos d¨ªas y el rostro demacrado. Mientras los suplentes se ejercitaron en el c¨¦sped y los titulares se recuperaron en el gimnasio, el t¨¦cnico deambul¨® por la cancha con la mirada perdida.
"Hoy no ha habido charla", dijo Pepe; "el m¨ªster no nos ha dicho nada". Fue lo habitual. "Schuster habla poco", comentan los jugadores con m¨¢s desinter¨¦s que otra cosa; "a veces se pasa semanas sin saludar".
El constante malhumor del entrenador, hasta ahora injustificado por los resultados, comienza a tener motivos estad¨ªsticos. El Madrid acumula 12 derrotas esta temporada en todas las competiciones, dos m¨¢s que con Fabio Capello en el curso pasado.
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