La guerra de Mambr¨²
Los venezolanos creen que el conflicto con Colombia es una maniobra de Ch¨¢vez para tapar la crisis econ¨®mica
La salsa y el merengue no paran de sonar en las tiendas del bulevar de Caracas. Nada hace pensar que m¨¢s de 500 soldados venezolanos han sido enviados a la frontera con Colombia, por tierra, mar y aire. Unos metros m¨¢s abajo del bulevar, en la plaza de Chaca¨ªto, hay una concentraci¨®n de unos cien chavistas con camisetas, pancartas, micr¨®fonos y altavoces para apoyar la decisi¨®n del presidente Hugo Ch¨¢vez. Cualquiera que levante la mano puede coger el micr¨®fono y marcarse su arenga. En los discursos, el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, suele quedar como esclavo de los intereses de Estados Unidos y de la CIA, narcotraficante, paramilitar o asesino del pueblo colombiano. Despu¨¦s se unir¨¢n a la concentraci¨®n cientos de estudiantes de la Universidad Bolivariana que marchan en direcci¨®n a la Embajada de Colombia con c¨¢nticos como ¨¦ste: "Uribe, paraco, el pueblo est¨¢ berraco".
Otra parte del pueblo parece estar tambi¨¦n algo berraco, encabritado y molesto. Pero no tanto porque el presidente colombiano haya invadido Ecuador para matar al dirigente guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Ra¨²l Reyes, sino porque a pesar de que Venezuela es uno de los mayores productores petroleros del mundo y el petr¨®leo ha alcanzado este a?o un precio r¨¦cord, en los mercados siguen escaseando productos b¨¢sicos como la leche, el pollo y el arroz.
La gente que se opone a la movilizaci¨®n del Ej¨¦rcito asegura que la guerra no est¨¢ en la frontera con Colombia, sino en los mercados de Venezuela y en los barrios m¨¢s pobres, donde impera la delincuencia. El diario opositor Tal Cual llev¨® a su portada el mi¨¦rcoles la vi?eta del dibujante Roberto Weil en la que se ve¨ªa a una madre abrazada a su hijo militar, aconsej¨¢ndole: "Hijo, cu¨ªdate en la frontera".
"Tranquila, mam¨¢, mandar¨¦ correo diariamente".
La madre, sin dejar de abrazarlo, le dec¨ªa: "Y si puedes, m¨¢ndame leche, pollo y huevos".
Ayer, en el mercado de Chaca¨ªto era posible encontrar leche en polvo y tres docenas de cajas de leche l¨ªquida. "Pero se acaban enseguida", dec¨ªa una cliente. "Antes 500 cajas de leche me duraban una semana y ahora, un d¨ªa", explica el gerente del centro para concluir que la gente dispone de m¨¢s dinero.
"Ha mejorado un poquito la situaci¨®n de los alimentos con respecto a hace un mes", reconoce Weil, el autor de la vi?eta. "Yo voy al mercado y cocino en casa. No siempre consigo huevos y casi nunca pollo. Si lo consigo es congelado. Leche hay a veces y a veces, no", a?ade. "Estamos empezando a sentir la escasez de alimentos y el aumento de los precios. Pero no s¨®lo es eso. Tambi¨¦n hay un problema de delincuencia: uno est¨¢ siempre pendiente de que no te asalten. Tengo much¨ªsimos amigos a los que han enca?onado y les han quitado el carro. Lo que me parece absurdo es que nos metamos en una guerra por defender a la guerrilla. Y que por eso me llamen traidor a la patria".
Si uno pregunta al azar en las calles de Caracas qu¨¦ opinan del conflicto de Venezuela, la gente se mofa del presidente diciendo que est¨¢ loco o enfermo. "Le llamamos Ego Ch¨¢vez. Esto de Colombia no es m¨¢s que otra bufonada suya. S¨®lo busca notoriedad mundial, llamar la atenci¨®n", indica el psiquiatra John Chaquinga.
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