Por supuesto, Ra¨²l
En otra actuaci¨®n mediocre, el Madrid se salva ante un inocente Espanyol gracias al gol 200 de su capit¨¢n
Doscientos goles despu¨¦s, Ra¨²l volvi¨® a sostener a un Madrid que est¨¢ de rebajas, que sobrevive bajo m¨ªnimos, sin un solo detalle que le haga reconocible m¨¢s all¨¢ del empe?o de sus dos capitanes, Ra¨²l y Guti, en impedir su derrumbe. Ayer, de nuevo, como toda la vida, Ra¨²l se hizo presente cuando el equipo le llamaba a gritos, llorando casi, cuando Guti ya no daba abasto. El 14 intent¨® de todas las maneras posibles que el equipo gobernara el partido. No lo logr¨® m¨¢s que cuando tuvo a Sneijder a su lado. Entonces, s¨®lo entonces, el equipo dej¨® de dar grima. Lo dem¨¢s, por 200? vez en la historia de la Liga, qued¨® en manos de Ra¨²l.
Es un equipo cansino el Madrid. Contemplar a Baptista en el centro del campo, acarreando el bal¨®n, intentando avanzar con ¨¦l, con ese aire paquid¨¦rmico que le acompa?a cuando anda lejos del ¨¢rea rival, da cierta grima. Porque el Madrid ha perdido la gracia. Podr¨¢ ganar o no, dependiendo en buena medida de la inspiraci¨®n rival. Pero el equipo no provoca el m¨¢s m¨ªnimo entusiasmo. As¨ª lo certific¨® el Bernab¨¦u, que volvi¨® a ser lo m¨¢s parecido a un teatro hasta que Ra¨²l agit¨® a las masas.
REAL MADRID 2 - ESPANYOL 1
Real Madrid: Casillas; Torres, Pepe, Heinze, Marcelo; Guti, Diarra, Baptista (Sneijder, m. 62); Higua¨ªn (Soldado, m. 74), Ra¨²l y Robinho (Drenthe, m. 46). No utilizados: Dudek; Gago, Balboa y Saviola.
Espanyol: Kameni; Zabaleta, Jarque, Torrej¨®n, David Garc¨ªa; Mois¨¦s, Lola; Valdo (Coro, m. 68), Luis Garc¨ªa, Riera (Ewerthon, m. 82); y Jonathan (Tamudo, m. 64). No utilizados: Lafuente; Serr¨¢n, Chica y ?ngel.
Goles: 0-1. M. 29. Valdo, solo, cabecea en el segundo palo. 1-1. M. 42. Higua¨ªn remata un pase de Marcelo. 2-1. M. 72. Ra¨²l, de penalti.
?rbitro: Mu?iz Fern¨¢ndez. Expuls¨® a Tamudo, por doble amarilla, al protestar tras el pitido final. Amonest¨® a Zabaleta, Mois¨¦s, Drenthe, Jarque, David Garc¨ªa y Lola.
Unos 65.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Los de Valverde dejaron el trabajo a medias. Sin motivo aparente se frenaron
Guti fue constante, aunque muchos compa?eros no hablaran su idioma
El Madrid tiene momentos calamitosos. Muchos, adem¨¢s. Un simple centro bombeado, por ejemplo, como aqu¨¦llos dos del Betis hace unas semanas, como los otros dos que le envi¨® el Roma el pasado mi¨¦rcoles, pueden provocar el caos total en su defensa. No sabe el equipo defender un centro diagonal, un bal¨®n que le llegue al ¨¢rea, de lado a lado. A los siete minutos, Valdo, en el segundo palo, ya le hab¨ªa comido la moral, y el sitio, a Marcelo y hab¨ªa cabeceado fuera. Nadie se dio por aludido en el Madrid. Y el que menos, Marcelo, un futbolista que supone un problema. Porque este equipo no puede permitirse el lujo de tener un lateral que no sepa defender, a no ser que se llame Roberto Carlos. Avis¨® Valdo, s¨ª, pero nadie que vistiera de blanco se enter¨®. As¨ª que unos minutos despu¨¦s, el Espanyol prob¨® de nuevo. Luis Garc¨ªa sac¨® un c¨®rner en corto, desde la izquierda, sobre Lola, que le devolvi¨® la pelota. Aqu¨¦l sac¨® el centro, que se fue aproximando a la porter¨ªa, rumbo al palo m¨¢s alejado, por donde apareci¨® Valdo en la soledad m¨¢s absoluta.
Enmudeci¨® el Bernab¨¦u. Y lo hizo porque la falta de confianza en el equipo empieza a ser cr¨®nica. Era el momento del Espanyol, que ten¨ªa el partido en la mano, con el Madrid apenas balbuciendo su inescrutable f¨²tbol. Pero los de Valverde dejaron el trabajo a medias. Sin motivo aparente frenaron su ¨ªmpetu, asustados no se sabe por qui¨¦n. Le dio el Espanyol aire al Madrid y ah¨ª encontr¨® su penitencia. Porque Pepe puso orden en defensa y Guti fue constante en su empe?o de tocar y tocar, aunque muchos compa?eros no hablaran el mismo idioma. Y como el Madrid hace da?o con toser al rival, pues bast¨® que Marcelo acelerara y sacara el centro, asunto sin duda complicado para ¨¦l, lo que provoc¨® que Higua¨ªn marcara con la rodilla.
Poco hab¨ªa hecho el Madrid para empatar, pero ah¨ª estaba, vivo, con el partido de cara, con Baptista, por fin, asom¨¢ndose por los aleda?os del ¨¢rea rival, donde deja cierta sensaci¨®n de p¨¢nico. Pero el partido era de una insipidez may¨²scula. Y al Espanyol, a qu¨¦ negarlo, tampoco le acababa de disgustar el empate, aunque Valverde sacara a escena a Tamudo, ovacionado como ninguno.
A Ra¨²l, en cambio, s¨ª le disgustaba el empate. Por eso se empe?¨® en recibir el bal¨®n, y en llevarlo arriba, y en entrar en el ¨¢rea, y en que Jarque le persiguiera, y en que se quedara atr¨¢s, y en que le agarrara, primero fuera, luego dentro. Se empe?¨® Ra¨²l, en fin, en que el ¨¢rbitro juzgara aquello como penalti. Y se empe?¨® en marcarlo. Doscientos goles despu¨¦s, el capit¨¢n del Madrid volvi¨® a empe?arse en salvar a su equipo, en repetir la historia interminable, la de toda la vida, la que dicta ¨¦l, Ra¨²l, siempre Ra¨²l.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.