El sablista estresado
Jorge Pina, campe¨®n europeo de esgrima, trabaja en Endesa y ha perdido cuatro kilos desde enero por la preparaci¨®n ol¨ªmpica
"?Qu¨¦ sufrimiento es ¨¦ste? ?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª? ?Es esto masoquismo?". Jorge Pina, campe¨®n de Europa de sable, vive encorsetado por su viajar continuo, su entrenarse sin descanso y su trabajar sin pausa. Tiene 31 a?os, el t¨ªtulo de ingeniero de minas y una beca en Endesa. Su calendario de pruebas le ha dejado dos fines de semana libres desde que empez¨® el a?o. Y su ¨¦xito, el convencimiento de que "la indiferencia" es la clave del sable.
Sudoroso tras un d¨ªa de trabajo y entrenamientos que ha empezado a las siete de la ma?ana, Pina se sienta ante una mesa en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y se lanza la pregunta: "?Es esto masoquismo?". La contestaci¨®n llega con forma de an¨¦cdota: "No. Soy optimista. No siento la presi¨®n. Voy a competir y 15 minutos antes me echo a dormir en una camilla. En Estambul intentaron sacarme sobado en mitad de la competici¨®n. Yo habr¨ªa hecho lo mismo".
"No siento la presi¨®n. Quince minutos antes de competir, me echo a dormir en una camilla"
Tras probar el yudo y la nataci¨®n, eligi¨® esgrima pensando que se librar¨ªa del deporte
La esgrima en Pek¨ªn 2008 |
Espa?oles clasificados para Pek¨ªn 2008 |
La voz de Pina afirma lo que su cuerpo desmiente. Lleva la cara golpeada por las marcas del cansancio. Ha perdido cuatro kilos desde enero. Y el ritmo de su vida, hoy Asia, ma?ana Europa del Este, es fren¨¦tico. "Perd¨ª peso por la clasificaci¨®n ol¨ªmpica, por lo que estaba arriesgando. Soy un becario muy viejo y me doy cuenta de que seguramente estoy sacrificando parte de mi vida profesional por el sue?o de una medalla ol¨ªmpica. El estr¨¦s de las dudas sobre la clasificaci¨®n, unido a la vida que llevo, han hecho muy duros estos meses".
?Y qu¨¦ vida lleva? "Me levanto a las siete. Pienso '?qu¨¦ pronto es!' y voy a Endesa. Trabajo de ocho a dos y como all¨ª hasta las tres. Sigo trabajando hasta las cinco y vengo a entrenarme hasta las nueve. Luego, ceno y me acuesto. No son muchas cosas. Soy feliz, pero se hace muy largo. Es una vida intensa. La clasificaci¨®n ol¨ªmpica son 16 viajes en ocho meses, una paliza. Y acabas harto. Lo que te cansa es no tener vida, la locura de llegar a Madrid y ver a la gente corriendo porque llevas sin verla 15 d¨ªas. No disfrutas: saludas y te vas. Si no quedas, te quedas sin amigos".
Pina tuvo una infancia libre de piratas. No hubo inspiraci¨®n, un momento m¨¢gico que le llevara a coger el sable. En realidad, todo fue cosa de un padre terco y del miedo a que le rompieran la cara. "Mi padre ten¨ªa inter¨¦s en que hiciera deporte", recuerda. "No llegaba a ser empoll¨®n, pero lo rozaba. Era torpe. Ten¨ªa alg¨²n problema de coordinaci¨®n. Era cintur¨®n marr¨®n en yudo a base de recibir leches porque no era bueno. Y tampoco nadaba muy bien. Aquello era un agobio", contin¨²a; "consegu¨ª quit¨¢rmelos de en medio. Mi padre me dijo: 'Pues, entonces, elige otro'. Dije tiro con arco o esgrima pensando 'esto no existe cerca de casa'. Y mi padre me encontr¨® un sitio. No me qued¨® otra que aguantar ah¨ª".
Destac¨® inmediatamente. A la semana de entrenarse, ya ten¨ªa maestro. Empez¨® la rueda de repeticiones continuas, gestos marcados y ejercicios frente al espejo. Empez¨® el trabajo para moldear al mejor sablista que ha dado Espa?a. "Diez a?os m¨ªnimo para hacer algo", dice Sandor Tabor, su maestro h¨²ngaro. Y construy¨® su mundo de sensaciones, ¨²nico y opuesto al lugar com¨²n de la esgrima explicada como ajedrez f¨ªsico. "?sa es la esgrima que hacen los mediocres, que intentan intuir lo que va a hacer el otro", dice sonriente. "Un tirador muy bueno lo hace ¨¦l o reacciona, sin intentar adivinar, vi¨¦ndolo. Tomando sus decisiones. El tirador m¨¢s mediocre no tiene la t¨¦cnica ni la velocidad para reaccionar. Yo, cuando tiro bien, no pienso en lo que voy a hacer. Y lo que ocurre despu¨¦s es lo que yo he visto", a?ade; "est¨¢s ah¨ª dentro de la careta, sudando, y sientes, aunque haya mucha gente, mucha soledad. Buscas la sensaci¨®n de que eres capaz de reaccionar. Y, cuando no lo logras, hay que hacer tocados y mantenerte vivo esperando a que esas sensaciones lleguen".
"Se adelanta", dice Tabor, que le deja saltarse entrenamientos sin aviso previo "porque en esto la cabeza trabaja mucho".
"Ya sabe qu¨¦ va a hacer el otro. Es su mejor arma", le define el h¨²ngaro; "es muy inteligente. Tiene un sentido del tiempo excepcional. Y con eso ya se puede ganar. Se mete conmigo en broma, porque es muy bromista, y me dice 'si tuviera un buen maestro'... Pero esto es como levantarse y ducharse. Hay que hacerlo todos los d¨ªas".
Dicen que Stanislaw Pozdniakov, el Zar, se presenta con una tarjeta de negocios en la que se lee: "pentacampe¨®n ol¨ªmpico". Pina, que se niega a tener miedo -"si me pongo en guardia pensando que fracaso si pierdo, fracaso seguro"-, no tiene tarjeta. Si la tuviera, dice, pondr¨ªa ingeniero de minas.
"La esgrima es una cosa superpeque?a", razona; "es asfixiante. Todo esgrima, nada m¨¢s que esgrima, me parece un c¨ªrculo muy cerrado. No es por ganarte la vida mejor o peor, sino porque cuantas m¨¢s cosas sabes m¨¢s puedes disfrutar. En Endesa aprendo todos los d¨ªas y tengo una vida. Eso lo pagas duro. Tienes que ser muy bueno. Los que no lo son no pueden estudiar. Les echan. Est¨¢ mal que lo diga yo, pero tienes que ser especial".
Jorge Pina
- Naci¨® en Madrid el 26 de enero de 1977.- Campe¨®n de Europa de sable en 2007.- Particip¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney 2000, en los que acab¨® en la 21? posici¨®n. No acudi¨® a los de Atenas 2004.- Para asegurarse la clasificaci¨®n ol¨ªmpica ha hecho 16 viajes en 8 meses.- Es ingeniero de minas.
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