"Que nadie manipule su asesinato"

Terminaron los minutos de silencio, termin¨® el aplauso espont¨¢neo que retumb¨® en la plaza mayor de Mondrag¨®n y a Sandra Carrasco, de 20 a?os, la hija mayor de Isa¨ªas, le rode¨® un aluvi¨®n de c¨¢maras y de grabadoras. Toda Espa?a se encontraba pendiente de ella en ese momento. Llevaba un papel en la mano, un comunicado de la familia, y comenz¨® a leerlo con la voz firme y entera: "Quiero agradecer de coraz¨®n el apoyo del pueblo de Arrasate". Su madre, Mar¨ªa ?ngeles, se encontraba detr¨¢s, a su espalda. El d¨ªa anterior, ambas oyeron desde casa los disparos y tras salir a la calle vieron a Isa¨ªas muri¨¦ndose en el coche.

Sandra segu¨ªa leyendo. A esa hora, hab¨ªa concentraciones similares en los ayuntamientos del Pa¨ªs Vasco, en todas las plazas. "Gracias por estar con mi madre, con mi hermano Adei y con mi hermana Ainara". Al lado de Sandra se encontraba Manuel Chaves, presidente del PSOE, que le pasaba un brazo por el hombro. Detr¨¢s, la vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, con el rostro hundido. Era un contraste feroz observar los ojos viv¨ªsimos, alimentados por la rabia y la emoci¨®n, de Sandra, y la mirada alica¨ªda y trist¨ªsima de la vicepresidenta. "A mi padre lo han asesinado por defender la libertad, la democracia y las ideas socialistas. Ha sido un hombre valiente, que ha dado la cara. Y los que lo han matado han sido unos cobardes". Sandra lo repiti¨® con los ojos fijos en un punto lejano que s¨®lo ve¨ªa ella: "Son unos cobardes, cobardes han sido, no tienen cojones. Pero sobre todo quiero pedir una cosa: Que el asesinato de mi padre no sea manipulado por nadie".

S¨®lo se escuchaba la voz de una joven dando una lecci¨®n de ciudadan¨ªa

La plaza mayor de Mondrag¨®n respiraba un silencio brutal. S¨®lo se o¨ªa la voz clara de una mujer valiente de veinte a?os dando una lecci¨®n de ciudadan¨ªa: "Yo, mi madre y todos iremos a votar. Eso es lo que pido: que todo el mundo vote, los que quieran solidarizarse con mi padre, que voten". S¨®lo al final Sandra se permiti¨® llorar, cuando ya hab¨ªa terminado de leer, cuando mir¨® fugazmente hacia arriba y sonri¨® e improvis¨® una frase: "Estoy muy orgullosa de mi padre, le quiero". Luego volvi¨® a clavar los mismos ojos oscuros y vivos en el mismo lugar lejano al que hab¨ªa estado mirado durante todo el tiempo: "Han sido unos hijos de puta, nada m¨¢s".

Ning¨²n representante de ANV, que cuenta con siete en Mondrag¨®n, se acerc¨®. En el tel¨¦fono del domicilio de la alcaldesa, Inocencia Galparsoro, de esta formaci¨®n, no respond¨ªa nadie. Mientras Sandra Carrasco hablaba con coraje desde la plaza mayor de su pueblo, la alcaldesa se escond¨ªa en paradero desconocido. Hab¨ªa abandonado Mondrag¨®n durante los dos d¨ªas de luto.

"Los que lo han matado son unos cobardes"