10 claves para entender el 9-M
El zarpazo terrorista y el bipartidismo marcaron la campa?a electoral
Las d¨¦cimas elecciones generales de la democracia, que se celebran hoy, desprenden un intenso olor a bipartidismo y llegan, tras el atentado que acab¨® con la vida del ex concejal socialista Isa¨ªas Carrasco, con la misma pesadumbre de otras citas marcadas por el zarpazo del terrorismo.
Nunca como ahora se hab¨ªa orillado tanto en el debate p¨²blico a las formaciones minoritarias que buscan un hueco para influir en el Congreso. Y eso a pesar de que, si los sondeos aciertan, estas fuerzas pol¨ªticas escribir¨¢n con su voto el nombre del futuro presidente. La voz de los peque?os apenas se ha escuchado en medio del estr¨¦pito electoral desencadenado por los dos debates que han enfrentado a Mariano Rajoy y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
Elorriaga revel¨® la estrategia del PP: incentivar la abstenci¨®n socialista
El PSOE cree que con m¨¢s del 71% de participaci¨®n su mayor¨ªa no peligra
La desaceleraci¨®n econ¨®mica tuvo efectos fulminantes sobre los programas
Hac¨ªa 15 a?os que los aspirantes a presidente no confrontaban argumentos en campa?a y ante las c¨¢maras. Cuando lo han hecho, 13 millones de votantes han seguido atentos el desenlace de la partida. El gigantesco faro que alumbr¨® los dos duelos televisados dej¨® en la penumbra los alrededores de la batalla por el poder donde IU, ERC, PNV o CiU intentaban pescar votos. Por eso, estas elecciones parecen conducir, como nunca antes, a un escenario de bipartidismo, donde el PSOE y el PP se repartir¨¢n la inmensa mayor¨ªa de los 350 esca?os en juego y dejar¨¢n unas migajas, ya se ver¨¢ si decisivas, a media docena de partidos.
Desde que el PSOE alcanz¨® el poder en 1982 y el PP (entonces AP) se convirti¨® en la segunda fuerza pol¨ªtica en Espa?a, el porcentaje de voto sumado por estas dos formaciones nunca ha bajado del 65%, con una tendencia creciente y sostenida que se inici¨® en 1993, y que en 2004 ya super¨® el 80% de los votos, cifra r¨¦cord de la democracia. Los sondeos dibujan ahora un pelda?o por encima de ese techo. Todo depender¨¢ de la respuesta ciudadana a algunas preguntas que han quedado pendientes tras cuatro a?os de Gobierno socialista y 14 d¨ªas de campa?a electoral.
EL ZARPAZO DEL TERROR ETA y la divisi¨®n
Diez horas antes del cierre de la campa?a electoral, ETA interrumpi¨® con el fuego de sus balas la fiesta de la democracia. Asesin¨® a tiros al ex concejal socialista de Mondrag¨®n Isa¨ªas Carrasco, de 42 a?os. No es la primera vez. Todas las elecciones generales de la democracia han sufrido el zarpazo del terror. Los pol¨ªticos evitaron elucubrar sobre a qui¨¦n beneficia o perjudica el ¨²ltimo muerto de ETA. Lo dijo Juan Jos¨¦ Ibarretxe: "Hacer valoraciones pol¨ªticas del atentado de ETA es hacer el juego a los terroristas. Ha sido una salvajada y punto". Pero algunos, como el presidente de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, Francisco Jos¨¦ Alcaraz, interpretaron que ETA persegu¨ªa el triunfo socialista asesinando a un ex concejal socialista. Una disparatada interpretaci¨®n que, adem¨¢s, contradec¨ªa las tesis de Alcaraz de unos d¨ªas antes del atentado, cuando vaticinaba un pacto de ETA con el Gobierno para entregar "200 pistolas", y as¨ª asegurar el triunfo del PSOE en las elecciones. El PP tambi¨¦n utiliz¨® el atentado para volver a atacar al Gobierno por no asumir sus exigencias.
LA ABSTENCI?N El umbral del 71%
El PSOE se juega el poder que atesora a una participaci¨®n que supere el 71%, umbral en el que consideran que su actual mayor¨ªa no corre peligro. A partir de ah¨ª, a mayor movilizaci¨®n m¨¢s posibilidad de acercarse a los 176 diputados que les permitir¨ªa gobernar sin necesidad de alianzas parlamentarias. "El PP tiene un suelo tan s¨®lido que s¨®lo manteniendo la tensi¨®n hasta el ¨²ltimo minuto para que haya una fuerte participaci¨®n podemos estar tranquilos", se?ala un dirigente socialista. Por eso, en la agenda electoral de Zapatero escribieron en rojo la palabra "cautela", y el candidato puso la idea en una frase que ha ido pegada a sus ¨²ltimos actos electorales: "Esto est¨¢ por ganar".
En el PP andan preocupados por lograr la m¨¢xima abstenci¨®n posible entre las filas socialistas y dar un susto a Zapatero. Un dirigente se?ala: "S¨®lo tenemos alguna posibilidad si la participaci¨®n baja del 70%, como ocurri¨® en 2000". Aquel a?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar logr¨® la mayor¨ªa absoluta que ning¨²n sondeo vaticinaba. La estrategia del PP para el 9-M la hizo p¨²blica Gabriel Elorriaga, su secretario de comunicaci¨®n, cuando reflexion¨® sobre el imposible trasvase de votos del PSOE al PP y lleg¨® a la conclusi¨®n de que s¨®lo sembrando dudas en el electorado socialista sobre la gesti¨®n de Zapatero en materia de econom¨ªa, pol¨ªtica auton¨®mica, inmigraci¨®n y terrorismo pod¨ªan lograr que esos votantes se quedar¨¢n en casa y as¨ª ganar las elecciones.
EL DEBATE DE LA INMIGRACI?N La apuesta del PP
La inmigraci¨®n escal¨® puestos en el r¨¢nking que el CIS reserva en sus sondeos a las preocupaciones de los espa?oles. El PP apost¨® parte de su capital a sacar petr¨®leo de esa circunstancia y la preocupaci¨®n de los ciudadanos acab¨® convirti¨¦ndose en su principal baza de campa?a, por encima de la econom¨ªa, la unidad de Espa?a y la lucha contra ETA.
Mariano Rajoy aire¨® el fantasma de la inmigraci¨®n descontrolada, de la delincuencia ligada a la entrada de extranjeros, y de la peligrosa competencia que supone este colectivo para el reparto del bienestar social en Espa?a. Espa?a se ha quedado peque?a para los inmigrantes, vino a decir al aspirante del PP y lo resumi¨® as¨ª: "No cabemos m¨¢s". Sus propuestas llenaron de pol¨¦mica la campa?a y el PSOE decidi¨® encarar el debate con equidistancia. Sus estrategas confesaron que era un terreno pantanoso e incluso mostraron su disgusto al ver fotograf¨ªas de subsaharianos pidiendo el voto para Zapatero. El candidato meti¨® en sus discursos un dato -"las cotizaciones de los inmigrantes pagan 900.000 pensiones de espa?oles"- para contrarrestar el discurso pesimista de Rajoy.
LA ECONOM?A De espaldas al Gobierno
El goteo de datos econ¨®micos aneg¨® de malos augurios la campa?a: el paro creci¨®, la inflaci¨®n se dispar¨®, las hipotecas subieron, las previsiones econ¨®micas se moderaron. Zapatero se qued¨® sin una baza con la que contaba s¨®lo unos meses antes para presumir de gesti¨®n. El PSOE se empe?¨® en vender el crecimiento econ¨®mico sostenido durante toda la legislatura y su esfuerzo ahorrador para superar los momentos de crisis. Rajoy repiti¨® en los debates y en los m¨ªtines que la cat¨¢strofe se cierne sobre Espa?a por culpa de un Ejecutivo que dilapid¨® la herencia dejada por los a?os de mandato del PP.
LAS PROMESAS Subasta de rebajas fiscales
La desaceleraci¨®n econ¨®mica tuvo efectos fulminantes sobre los programas electorales de los dos partidos que se juegan el Gobierno. PP y PSOE llenaron sus promesas con millones de euros de gasto p¨²blico en forma de rebajas fiscales -400 euros para todo el mundo prometi¨® Zapatero, y Rajoy triplic¨® la apuesta para librar del pago del Impuesto de la Renta a todos los que ganen menos de 16.000 euros al a?o-, ayudas al pago de los cr¨¦ditos, a las familias, aumento de las pensiones... Gane quien gane hoy, los espa?oles tendr¨¢n m¨¢s dinero en sus bolsillos de manera inmediata.
EL FICHAJE DE RAJOY El ef¨ªmero 'efecto Pizarro'
Rajoy se sac¨® un fichaje de la chistera para presentarse ante el electorado con una alternativa solvente para manejar el dinero p¨²blico. Con Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, el l¨ªder del PP intent¨® matar dos p¨¢jaros de un tiro. El fichaje se anunci¨® un d¨ªa antes de que Rajoy resolviera su peor papeleta con una decisi¨®n que hab¨ªa aplazado durante meses. En una reuni¨®n cargada de suspense y alta tensi¨®n, el l¨ªder del PP rechaz¨® incorporar a su lista a Alberto Ruiz-Gallard¨®n, uno de sus principales activos electorales que gana con mayor¨ªas absolutas todas las elecciones en Madrid desde 1995.
La interminable pugna del alcalde con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dispuesta a dejar su puesto para ir en las listas del Congreso si Gallard¨®n entraba finalmente, termin¨® con estr¨¦pito de cristales rotos. El efecto Pizarro, pens¨® Rajoy entonces, har¨¢ olvidar la crisis del portazo a alcalde. El efecto Pizarro dur¨® 70 minutos, lo que el debate en Antena 3 que mantuvo el ex presidente de Endesa con Pedro Solbes, ministro de Econom¨ªa.
La derrota, en el arranque de campa?a, acompa?¨® a Pizarro por m¨ªtines y entrevistas hasta convertirle en un candidato irrelevante para la campa?a del PP. "El fichaje de Pizarro fue un gran acierto de Mariano. Logr¨® hacer ricos a los accionistas y plantar cara al Gobierno. Necesit¨¢bamos un valor econ¨®mico que no pod¨ªa ser el propio Mariano y Pizarro lo era. Pero si hacen una encuesta, a Pizarro s¨®lo le conoce un 15% de la gente. El PSOE utiliz¨® bien el debate. Solbes es un oso de peluche que inspira confianza y te dan ganas de darle un abrazo", resume un dirigente popular.
LA DISPUTA DE LOS RESTOS 21 provincias en vilo
El PSOE gan¨® al PP en 2004 por un mill¨®n de votos y 16 esca?os. Ahora, los sondeos apuntan unos resultados parecidos aunque mantienen incertidumbres sobre el resultado final en 21 provincias donde la lucha por el ¨²ltimo esca?o que adjudican los restos puede inclinar la balanza a favor de un partido u otro. Los socialistas temen a la abstenci¨®n de Catalu?a, a un leve descenso en Andaluc¨ªa y a un retroceso en Madrid. Los resultados en estas comunidades cimentaron el ¨¦xito de Zapatero el 14 de marzo de hace cuatro a?os. Los populares est¨¢n convencidos de que en esos territorios sus resultados no pueden ser tan malos como entonces y aspiran a ara?ar algunos esca?os con los que mantener la esperanza.
LOS RETOS Y despu¨¦s, ?qu¨¦?
Lo m¨¢s urgente para el Gobierno que salga de las urnas, ser¨¢ el plan para combatir los efectos de la desaceleraci¨®n econ¨®mica y el di¨¢logo para recuperar la unidad contra ETA. El Ejecutivo deber¨¢ aprobar leyes, decretos y ¨®rdenes ministeriales para cumplir con lo prometido durante la campa?a para que tenga efectos. Esas medidas se notar¨¢n en las n¨®minas, en las pensiones y en el pago de los cr¨¦ditos hipotecarios.
EL FUTURO DE LOS L?DERES Lecciones de la derrota
Nada ser¨¢ igual despu¨¦s del 9-M, aunque en funci¨®n de los resultados es posible que nada cambie en la c¨²pula de los partidos. Las hip¨®tesis son variadas. El futuro de Rajoy, en funci¨®n del pron¨®stico de los sondeos, es el que m¨¢s debate y opiniones aglutina. Si pierde por segunda vez, muchos dan por sentado que el PP entrar¨¢ en un proceso de renovaci¨®n para buscar otra direcci¨®n. Otros mantienen la cautela: "Si el PP sube en esca?os y el PSOE gana pero no logra la mayor¨ªa absoluta", cuenta un alto cargo del PP mirando de reojo a las encuestas, "Rajoy puede permanecer".
En Izquierda Unida, la p¨¦rdida de grupo parlamentario podr¨ªa situar a Gaspar Llamazares ante el precipicio de la dimisi¨®n. Si sus votos son esenciales para la investidura de Zapatero y logra convencer a los socialistas para entrar en el Gobierno, el panorama de la coalici¨®n cambiar¨¢ radicalmente. En los ¨²ltimos 10 a?os, IU ha perdido 1,3 millones de votos y 16 esca?os (lleg¨® a tener 21 en la legislatura de 1996 a 2000). En el PSOE nadie aventura cat¨¢strofes y el nombre de Bono como alternativa de futuro ante una posible derrota apenas alcanza la categor¨ªa de chascarrillo.
LA APUESTA NACIONALISTA La dificultad de los pactos
Si gana las elecciones, Rajoy pedir¨¢ al PSOE que se abstenga en su investidura, donde necesita m¨¢s votos a favor que en contra. Lo pedir¨¢ porque el PP desconf¨ªa de que los aliados que tuvo en 1996 repitan ahora la experiencia. CiU y PNV tienen, por motivos distintos pero parecidos, pocas ganas de apoyar al PP para presidir el Gobierno.
Los nacionalistas vascos han mantenido unas relaciones cordiales con el Ejecutivo de Zapatero durante los ¨²ltimos cuatro a?os. Y CiU, que se considera estafada por el presidente en la negociaci¨®n del Estatuto y sus consecuencias posteriores, sostiene a estas alturas que el PSOE es un mal menor en comparaci¨®n con lo que defiende el PP para Catalu?a. As¨ª las cosas, hoy los nacionalistas votan Zapatero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.