"Mi trabajo dom¨¦stico equivale a un gran sueldo"

Chus V¨¢zquez (Bilbao, 1962) se hallaba embarazada de su segundo hijo cuando la empresa en que trabajaba le quit¨® la jornada reducida. Ten¨ªa derecho a seis a?os, pero los sindicatos le dijeron que poco pod¨ªa hacer, as¨ª que decidi¨® ser ama de casa. Ahora est¨¢ contenta: "No me frustra y mi marido me valora mucho. Coopera siempre". ?l no hubiese dejado su empleo "por algo educacional y porque tiene una carrera. Su esfuerzo fue mayor".

Dice que ¨¦l se preocupa porque no le falte nada cuando sea anciana. Y si decide separarse, la dependencia econ¨®mica no le coartar¨¢: "Mientras que mis hijos fueran menores, tendr¨ªa recursos. Me buscar¨ªa trabajo; limpiar si hace falta. Otras mujeres han rehecho su vida sin problemas".

Entiende que a las j¨®venes ser madre les parezca un lastre: "Es rid¨ªculo estudiar una carrera durante a?os y no poder ejercerla. Es una disyuntiva muy complicada, hacer aquello a lo que has dedicado la vida, o los hijos". Para evitar ese trago, reclama que las empresas ofrezcan horarios flexibles y paguen "sueldos decentes" por media jornada.

El suyo es un oficio "desprestigiado": "Te dicen que lo puede hacer cualquiera, pero nos tendr¨ªan que dar algo, poder cotizar. Mi marido calcul¨® lo que gano por quedarme en casa. Lo que pagar¨ªa por guarder¨ªa y limpieza equivale a un gran sueldo".