El bipartito reforzado
El PP plante¨® un desaf¨ªo a la sociedad: la sociedad deber¨ªa retractarse de su veredicto de hace a?os, ten¨ªan raz¨®n Aznar y Rajoy y se hab¨ªa equivocado el electorado, por eso los mismos dirigentes de entonces sin cambiar su visi¨®n de los hechos ni el programa deber¨ªan ahora ser recompensados. Para conseguir esa retractaci¨®n del electorado hubo mentiras y acusaciones terribles, muchos gritos y algunos susurros. Las acusaciones al presidente del Gobierno y a los socialistas de ser c¨®mplices de ETA condujo a esa escena final en que Rajoy y San Gil visitan la capilla ardiente de un trabajador socialista asesinado y su familia no los quiere recibir. Ah¨ª condujeron sus ignominiosas actuaciones. Esto fue y se acab¨®, el PP perdi¨®, le queda afrontar su crisis y una profunda autocr¨ªtica. Esperemos que el insulto y la mala educaci¨®n desaparezcan de una vez con la desaparici¨®n de esos dirigentes.
Apenas ha habido trasvases entre partidos y Galicia ha decidido conservar el apoyo al BNG
Fue tal la tensi¨®n planteada, tal el reto a la democracia espa?ola, ten¨ªa tal calado pol¨ªtico e ideol¨®gico que la sociedad se dividi¨® profundamente y estas elecciones l¨®gicamente plantearon un dilema entre las dos partes enfrentadas. Un dilema, una situaci¨®n excepcional, en el que inevitablemente entramos todos los ciudadanos espa?oles y que anul¨® el debate sobre los programas y que dificult¨® la expresi¨®n pol¨ªtica de las nacionalidades. Ese era el l¨®gico temor del BNG, la fuerza pol¨ªtica que expresa el factor diferencial, que marca un espacio pol¨ªtico propio y espec¨ªfico. Pero el resultado electoral refleja que despu¨¦s de diez elecciones generales y varias auton¨®micas, municipales y refer¨¦ndum, la sociedad ha ido decant¨¢ndose y no es f¨¢cil que haya cataclismos electorales, pr¨¢cticamente no hay trasvases entre partidos y, afortunadamente, esa tendencia tambi¨¦n rige en Galicia: en la sociedad gallega ha ido creciendo a?o a a?o la convicci¨®n de que Galicia debe existir pol¨ªticamente y que para eso necesita tener fuerzas pol¨ªticas propias. Galicia ha decidido insistir en ser y ha conservado apoyo al BNG.
En cuanto al PP, desde que vimos en el debate a tres en la TVG que N¨²?ez Feij¨®o no invocaba a Rajoy sino que m¨¢s bien lo elud¨ªa comprendimos que su espa?olismo agresivo y su desprecio a Galicia y, descaradamente expl¨ªcita, a su lengua no le ayudaba nada. Nunca hubo un candidato a presidente del Gobierno tan enemigo de nuestra lengua, que dijesen de ¨¦l que era gallego. Es sorprendente, hay veraneantes en nuestras r¨ªas que nos tienen m¨¢s aprecio y respeto.
Luego de casi tres a?os de Xunta bipartita con presidente socialista estas elecciones tambi¨¦n eran un teste. El PP sobrevive a su purgatorio en la oposici¨®n recordando que es el partido m¨¢s votado, ?Conseguir¨ªa el PSdeG adelantar al PPdeG? No lo ha conseguido, pero ya le disputa el liderazgo.
Pero hab¨ªa una pregunta: ?Habr¨¢ sorpasso? Ya hace mucho tiempo que hubo sorpasso de la izquierda sobre la derecha en Galicia. Contra la idea t¨®pica asentada en la pol¨ªtica espa?ola, y tambi¨¦n interiorizada en Galicia, en Galicia siempre hubo m¨¢s votos para los socialistas y para la izquierda nacionalista. Los mapas de Espa?a que dividen binariamente las provincias en azul y rojo, correspondi¨¦ndose con el PP y el PSOE no valen para Galicia, falsean nuestra realidad. Si hay feudos del PP ya ser¨¢n Castilla-Le¨®n, Valencia, Murcia o ese Madrid, esa nueva nacionalidad no hist¨®rica tan derechista (?d¨®nde va aquel otro Madrid?)
Pero en Galicia tampoco hay feudos. Es cierto que los hubo pero ya no los hay. Antes comprobamos que Lugo no ten¨ªa due?o, no era de Cacharro (hoy hay j¨®venes votantes que ya no saben qui¨¦n es Cacharro, as¨ª de dura es la vida), en las anteriores elecciones ya vimos que Ourense no era un fort¨ªn de Baltar, ya no se oyen sus golpes de bombo.
Estas elecciones confirman que Ourense no tiene due?o, se mueve y, sobre todo, se reincorpora al tiempo de todos los gallegos. Queda Pontevedra como un caso aparte, los disparates de los socialistas y los nacionalistas en Vigo han pasado factura, pero la izquierda de Vigo parece tener la memoria del pulpo, a la vista de lo que vemos ¨²ltimamente parece que no aprende. Las elecciones demuestran que no hay desplome del PP en Galicia y que la Xunta bipartita tiene una base muy s¨®lida y es la f¨®rmula que mejor nos expresa.
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