Edu, Gaspar y Elvira

La ni?a de Rajoy era su mujer, Elvira Fern¨¢ndez, una mujer espl¨¦ndida a la que yo no valorar¨¦ jam¨¢s m¨¢s all¨¢ de su mirada. No se por qu¨¦ me parece que su mirada, entre la Gioconda y la Dolorosa, era una ecograf¨ªa real de una realidad virtual. All¨ª, aclamado por sus fieles, Mariano Rajoy celebraba su derrota mientras Elvira Fern¨¢ndez sonre¨ªa con tristeza. De toda la noche poselectoral, fue la mirada m¨¢s sincera en una especie de Halloween al rev¨¦s, donde el terror se vest¨ªa de alegr¨ªa. Elvira, entre la sonrisa c¨ªnica de Acebes y la felicidad infantil de Pizarro, era la sonrisa del consuelo. El PP hab¨ªa perdido, aunque s¨®lo Elvira Fern¨¢ndez parec¨ªa haberse dado cuenta y frotaba la espalda de Mariano con el cari?o del compa?erismo aut¨¦ntico con el perdedor. Me qued¨¦ con esa imagen.

Y me qued¨¦ con Gaspar Llamazares, el ¨²nico que pronunci¨® la palabra derrota, la frase "mal resultado", cuando el resto hablaba de no haber conseguido el resultado que esperaban. Llamazares asumi¨® su derrota y se fue casi al mismo tiempo que Javier Madrazo, con la mirada en un punto del infinito, recitaba su retah¨ªla culpabilizadora del sistema, de la bipolarizaci¨®n, de la ley electoral, de lo ingratos que son los votantes, del voto prestado para acabar proclamando: "Somos la cuarta fuerza pol¨ªtica de Euskadi". ?Cuartos de cu¨¢ntos? Est¨¢ claro que entre Llamazares y Madrazo hay la misma distancia que entre la sonrisa de Rajoy y la de Elvira. Que se sepa, s¨®lo Llamazares y el republicano catal¨¢n Joan Puigcerc¨®s han dimitido de algo. El de IU no optar¨¢ a la reelecci¨®n como coordinador general y el segundo, como consejero de Gobernaci¨®n de la Generalitat. Los dem¨¢s no encuentran motivos para dimitir.

I?igo Urkullu, utilizando las manos como ant¨ªdoto contra el nerviosismo en su comparecencia nocturna, al menos propone una "reflexi¨®n estructural", que es algo m¨¢s profundo que lo que la oscuridad t¨¦cnica de la frase propone. Urkullu asume y mira al futuro, aunque hablara "en persona, por tel¨¦fono, con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero". Una cosa es la sintaxis y otra la s¨ªntesis. Urkullu, sereno y tenso, pareci¨® entender el mensaje electoral a la primera. Ahora lo tiene que entender su partido. No es lo mismo.

EA prefiri¨® mirar al pasado. Como Madrazo, se refugi¨® en el ¨¢rea peque?a de la bipolarizaci¨®n, la distinta calidad de las elecciones y el factor emocional del atentado de Mondrag¨®n. EA prefiri¨® no mirar al futuro y por eso su presidente, Unai Ziarreta, tambi¨¦n ten¨ªa un punto fijo en el fondo de la sala, que no es lo mismo que el horizonte, sino todo lo contrario. Ambos deber¨ªan pensar qu¨¦ coste han tenido sus alianzas municipales con ANV y su extra?o papel en el Gobierno de Ibarretxe.

Reconozco que me gustan los perdedores, los james dean de la vida, que lo intentan y no les sale. No se por qu¨¦ no hay perdedores en Euskadi (o s¨ª se por qu¨¦, pero me lo callo). Pero me gustan tambi¨¦n los ganadores silenciosos, es decir los que saben ganar. Los socialistas non s¨®lo han ganado las elecciones en Euskadi, sino que ha ratificado a un pol¨ªtico de futuro, Eduardo Madina, que supo ganar con elegancia, con la misma sonrisa discreta con la que Elvira Fern¨¢ndez expres¨® la derrota de Rajoy y la misma serenidad con que Llamazares encaj¨® la goleada.