Tin Tan y la dichosa voz del oso Baloo
El certamen de Guadalajara recuerda al c¨®mico mexicano
En el reino del desgarro y el melodrama, la figura ligera y alegre de Tin Tan surge como un islote de singular talento. Con cara de fauno irreverente, Germ¨¢n Vald¨¦s, Tin Tan o el Pachuco Topillo Tapas, se convirti¨® en los a?os cincuenta en un mito nacional mexicano. Frente al sentimentalismo del otro rey de la comedia nacional, Mario Moreno, Cantinflas, Tin Tan (1915-1973) fue un buf¨®n besuc¨®n y altanero al que s¨®lo le interesaban el placer y la burla. Cantante, compositor, c¨®mico y actor, Carlos Monsiv¨¢is lo ha definido como "el primer mexicano del siglo XXI" y ayer, en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el historiador del cine Rafael Avi?a tambi¨¦n lo calific¨® como un adelantado a su tiempo.
Tin Tan, a quien se le ha rendido una amplia retrospectiva en el festival, rod¨® un centenar de pel¨ªculas, aunque en Espa?a se le conoce m¨¢s por su voz que por su cara. Ya en las horas bajas de su carrera, con graves problemas econ¨®micos y alejado de los plat¨®s de cine, Tin Tan se convirti¨® en doblador al espa?ol de pel¨ªculas de Disney. Su zumb¨®n timbre vocal sirvi¨® para dar vida, entre otros personajes, a Baloo, el oso amigo de Mowgli en El libro de la selva, y su dichoso canto Lo m¨¢s vital.
Pel¨ªculas como Simbad el mareado, El rey del barrio, M¨²sico, poeta y loco, El que la traga la paga o El m¨¦dico de las locas le convirtieron en una figura de enorme popularidad cuya m¨²sica y figura hoy reivindican grupos como Los de Abajo, Dj Aztek, Maldita Vecindad o Caf¨¦ Tacuba, que han grabado un disco (Viva Tin Tan) con versiones de sus canciones.
Curtido en el teatro, aprendiz de sastre antes que comediante, Tin Tan adopt¨® el lenguaje y la vestimenta de una minor¨ªa, los pachucos, vocablo que defin¨ªa a los mexicanos que viv¨ªan en Estados Unidos y que, lejos de buscar la integraci¨®n, crearon su propio estilo y lenguaje. Fue una figura fronteriza, capaz de burlarse de Jorge Negrete o Agust¨ªn Lara, que jugaba con el spanglish y que encontr¨® en la indumentaria excesiva del pachuco (hombreras exageradas, sombreo emplumado, corbata gigante) la expresi¨®n feliz de un dandismo grotesco que escond¨ªa el feroz desarraigo que Octavio Paz defini¨® en El laberinto de la soledad. "El pachuco", escribe el Nobel en su c¨¦lebre ensayo, "ha perdido toda su herencia: lengua, religi¨®n, costumbres, creencias. S¨®lo le queda un cuerpo y un alma a la intemperie, inerme ante todas las miradas. Su disfraz lo protege y, al mismo tiempo, lo destaca y a¨ªsla, lo oculta y exhibe".
A?os despu¨¦s, Carlos Monsiv¨¢is, a?adir¨ªa que la permanencia de Tin Tan se debe a su combinaci¨®n de actitud y lenguaje, a su desparpajo y solemnidad: "Tin Tan es un salto al vac¨ªo, por decirlo de alguna manera: no es pr¨®fugo de circo... es simplemente un joven que camina, conversa y enamora como si trajese en la cabeza una sinfonola con boggie woogies y boleros".
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