"Nosotros los j¨®venes somos as¨ª"

Francisco Ayala cumple ma?ana 102 a?os y ya sabemos cu¨¢l es el secreto, la miel. La toma desde que era un ni?o, y sigue siendo parte de su cena. Se ha dicho que cena un whisky y dos manzanas, y a veces una manzana y dos whiskys, pero ¨¦sas son invenciones. Ayala toma miel para cenar; yogur con miel. El escritor la consigue en una tienda de la vecindad, donde s¨®lo venden productos de abejas. A la hora del almuerzo llega con much¨ªsimo apetito. "El hambre es una buena se?al, sobre todo si la perspectiva es una comida como la que dan en este restaurante".

El escritor cumple ma?ana 102 a?os y dice que "no est¨¢ mal, para empezar"

Ha llegado a la Taverna Siciliana, junto a su casa, con su mujer, Carolyn Richmond. Ricardo Guti¨¦rrez le pide que se siente donde mejor luz pueda darle, y ¨¦l posa de lado, consciente de que la c¨¢mara tiene que reflejar, tan s¨®lo, el milagro de su salud. "Est¨¢ usted mejor que nunca". "Ya sabe, nosotros los j¨®venes somos as¨ª".

Ayala est¨¢ de muy buen humor; por qu¨¦ hay que andar con rodeos: "Traiga usted vino, no pregunte a¨²n por lo que queremos comer, traiga vino urgentemente". Le hemos tra¨ªdo, de regalo, un whisky escoc¨¦s de 10 a?os, un Arbeg, "?no hab¨ªa de 102!", y enseguida le traen el vino, pulpo ("?esos animales marinos!, a mi mujer no le gustan, pero esto es lo mejor que se puede probar!"), caballas en tartar; ¨¦l ha pedido risotto con setas, como casi siempre, y mientras probaba el vino salt¨® en la conversaci¨®n la pasada campa?a electoral. "Yo no voto a partidos, voto a personas...". El resultado electoral le pareci¨® bien, pero ¨¦se no es un tema de conversaci¨®n para un almuerzo... El almuerzo, la comida. Come muy bien, con ganas: "Como si no tuviera la edad inveros¨ªmil que tengo ahora". Y se prepara para ma?ana una celebraci¨®n extraordinaria e ¨ªntima, con su mujer, a solas, en una taberna. ?Y qu¨¦ va a comer? "?Qu¨¦ va a ser! ?Huevos fritos con patatas fritas!". ?se es el fest¨ªn, para los dos.

Est¨¢ de buen humor, "claro, es que estoy tranquilo, mi mujer me trata bien. Yo soy una invenci¨®n de ella, ja, ja, ?pero una buena invenci¨®n!". Bromea: a veces, dice, ¨¦l es el tirano, "pero para peque?as cosas", y a veces: "Acepto su tiran¨ªa"; el resultado de la convivencia "entre ambas tiran¨ªas" es "salud, alegr¨ªa, felicidad".

Son 102 a?os. "Yo no me pongo l¨ªmites, hay muchos que ponen l¨ªmites; 102 a?os. ?No est¨¢ mal para empezar!". Como hablamos del paso del tiempo, terminamos hablando de tangos, "donde est¨¢ la filosof¨ªa del siglo XX", y que tanta importancia tienen en su obra. "El Madrid de mi juventud estaba inundado de tangos". ?Y cu¨¢l es su tango? "No tengo favoritos, ?ni siquiera en tangos!".

?Una preocupaci¨®n, ahora? "El calentamiento global. Los pol¨ªticos le hacen poco caso, como a todo lo que es importante". Y otra, la mala educaci¨®n, los insultos que dominan, todav¨ªa, la vida espa?ola.

No ha podido con el plato, tan abundante, de risotto. "?Ya no estoy para nada, no puedo terminar este plato!", r¨ªe a carcajadas, y le roba a Carolyn el vino que a¨²n queda en su vaso. A la noche, miel. "Y si sigo tomando miel voy a empezar a descumplir, y un d¨ªa acabar¨¦ otra vez en brazos de la nodriza, ja, ja".