"Este nuevo siglo ser¨¢ el de las megaciudades"
Fue el catedr¨¢tico m¨¢s joven de Espa?a en su ¨¢rea, a los 36 a?os, y se pasea por el campus de la Universidad de Alicante como pez en el agua. Parece un alumno m¨¢s, con su aspecto juvenil, risa f¨¢cil y cara de chico bueno, mientras saluda a unos y otros. Sin duda es un profesor popular. A sus 41 a?os, casado y con dos hijas, Jorge Olcina vive para la ense?anza, es su pasi¨®n, y a ella ha supeditado viajes, exploraciones, aficiones y ocios. Hay d¨ªas que, enfrascado entre papeles y proyectos, se olvida de comer, "siempre queda el s¨¢ndwich".
Pertenece a una nueva generaci¨®n de ge¨®grafos espa?oles que se consideran nietos del pionero Manuel Ter¨¢n, e hijos de maestros humanistas y exploradores como Eduardo Mart¨ªnez de Pis¨®n. Los retratos de ambos cuelgan en las paredes de su despacho y tablones de la facultad.
"No he visto en los partidos pol¨ªticos ninguna estrategia de ciudad"
"Mi ciudad ideal tiene muchas zonas verdes y no m¨¢s de 400.000 habitantes"
Es un cient¨ªfico moderno con un blog al d¨ªa, en el que cuenta que "ha nacido en medio de una inundaci¨®n"; "le encanta mirar a las nubes y disfruta con las tardes de tormenta", y que no hay nada m¨¢s bonito "que una puesta de sol en una tarde de cirros". Una presentaci¨®n que no se sabe si est¨¢ fabricada ad hoc para su profesi¨®n o ha elegido una profesi¨®n ad hoc para pasarlo bien. "Ja, ja, han coincidido las dos cosas. Es verdad que nac¨ª en una inundaci¨®n, y cuando estoy estresado me encanta mirar al cielo e identificar las nubes, me relaja? Y eleg¨ª geograf¨ªa porque es una de las disciplinas que est¨¢ en la misma ra¨ªz del ser humano, es el don de nuestro sistema de pensamiento, y eso es importante, saber en qu¨¦ lugar estamos".
La ONU ha declarado 2008 A?o Internacional del Planeta Tierra para concienciar a la sociedad de la relaci¨®n entre humanidad y planeta, e intentar que los actuales conocimientos cient¨ªficos se aprovechen mejor por ciudadanos y pol¨ªticos. Para ello, una pl¨¦yade de cient¨ªficos y expertos trabajar¨¢n durante 2008 en todo el mundo para dar a conocer un dec¨¢logo de temas que afectan de modo esencial a nuestras vidas, como son, entre otros: aguas subterr¨¢neas, clima, peligros naturales -inundaciones, terremotos, tsunamis, sequ¨ªas- o megaciudades.
Olcina forma parte del comit¨¦ espa?ol de sabios que intentar¨¢n concienciarnos de lo que se nos avecina. Su experiencia la volcar¨¢ en las megaciudades, esos grandes monstruos urbanos de m¨¢s de ocho millones de habitantes que avanzan implacables en el planeta. Tanto, que en 2008 se ha producido un hecho hist¨®rico en la Tierra: por primera vez la cantidad de seres humanos que vive en las ciudades ha superado a la poblaci¨®n rural. M¨¢s de 3.300 millones de personas habitan en espacios urbanos. Y la ONU advierte: "El desarrollo de las ciudades m¨¢s importantes del planeta no puede ser infinito. Son enormes sumideros de recursos h¨ªdricos, energ¨¦ticos y de materiales de construcci¨®n". En estos momentos hay 65 megaciudades en el mundo con cerca de 700 millones de personas.
Las megaciudades avanzan imparables, ?estamos condenados a vivir en esos grandes monstruos? El mundo habitado es hoy en d¨ªa esencialmente urbano, la vida en la Tierra es vida en las ciudades y va a serlo mucho m¨¢s en el futuro. El nuevo siglo ser¨¢ el de las megaciudades, va a proporcionarnos la consolidaci¨®n de las grandes capitales del mundo globalizado, las llamadas megaciudades, megal¨®polis o ciudades globales. Y ah¨ª juegan en gran medida los pa¨ªses emergentes. China y la India han crecido mucho poblacionalmente y lo han hecho en ciudades. Son megaciudades, si nos atenemos a la cifra de ocho millones de habitantes que fija Naciones Unidas (otros marcan cinco millones, y algunos, diez), que antes eran europeas y ahora son tercermundistas.
Hoy, de las europeas, s¨®lo Par¨ªs, Londres y Mosc¨² figuran entre las 25 megaciudades m¨¢s pobladas del mundo. Han sido desbancadas por ciudades asi¨¢ticas o africanas. ?Eso es bueno o malo en la sociedad global? Para la racionalidad de la ordenaci¨®n del territorio es bueno, hay que conseguir un equilibrio territorial, la propia estrategia europea del territorio dice que no hay que concentrarlo todo en grandes n¨²cleos. En pa¨ªses menos avanzados eso es muy dif¨ªcil, la gran capital sigue creciendo porque la gente emigra a ella para tener mayores oportunidades de empleo o alimentaci¨®n. En estos pa¨ªses es un proceso sin fin, seguir¨¢n creciendo ilimitadamente porque no tienen siquiera legislaci¨®n para hacer planes urbanos, con lo que conllevan de servicios que hay que dotar, sanitarios, abastecimientos? Lo ideal ser¨ªan ciudades concentradas y de tama?o medio, de mill¨®n o mill¨®n y medio de personas, que puedan gobernarse.
El Observatorio Europeo de Ordenaci¨®n del Territorio, al hablar de ciudades protagonistas europeas en las pr¨®ximas d¨¦cadas, cita a Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla y Palma de Mallorca. Algunas ya tienen los inconvenientes de las megaciudades, malos transportes, atascos, contaminaci¨®n? Parece que nos encaminamos a ese modelo. Estamos en un momento decisivo, o cumplimos los principios racionales de ordenaci¨®n del territorio que nos marca la estrategia territorial, y las grandes ciudades podr¨¢n seguir creciendo pero no desorbitadamente, o, si no, es verdad que algunas ciudades crecer¨¢n ilimitadamente. Pienso en Madrid y Barcelona, que van incorporando municipios de tercera o cuarta ronda al ¨¢rea metropolitana. Estos pr¨®ximos a?os van a ser importantes, y no he visto en los programas pol¨ªticos ninguna estrategia de ciudad. Es verdad que puede entrar m¨¢s en los programas municipales o auton¨®micos, pero los partidos deber¨ªan plantear algunos principios b¨¢sicos de por d¨®nde quieren que vaya el territorio espa?ol en cuesti¨®n de ordenaci¨®n, si apostamos por diversificar y por n¨²cleos m¨¢s peque?os, por diversificar redes de transporte? En la planificaci¨®n del Observatorio Europeo, la mega se entiende tambi¨¦n como la ciudad que puede organizar un ¨¢rea regional, que tiene capacidad de decisi¨®n, implantaci¨®n econ¨®mica, y no tanto porque crezca o supere un nivel determinado de poblaci¨®n. Son ciudades incorporadas a la econom¨ªa global.
Las llamadas ciudades globales, con grandes edificios representativos, centros financieros, telecomunicaciones, transportes y ocio? Las megaciudades son espacios de atracci¨®n, de relaci¨®n de multiculturalidad y tambi¨¦n de contradicci¨®n. Todos los mundos est¨¢n reunidos en ellas: las oficinas de las multinacionales que compiten en edificios emblem¨¢ticos, los barrios residenciales de lujo, las viviendas de los asalariados que repiten modelos arquitect¨®nicos creando banalidad urban¨ªstica, y la pobreza m¨¢s absoluta, el chabolismo m¨¢s degradado. Europa, m¨¢s que apostar por grandes ciudades, que ya existen y van a estar ah¨ª, quiere apostar por los grandes ejes de desarrollo, y en Espa?a tenemos dos muy claros, el Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo. No hace falta crecer mucho, sino estar bien incorporados a un sistema de distribuci¨®n de la actividad econ¨®mica, cultural o del conocimiento. Eso es importante y es la estrategia europea. Y yo la defiendo porque es el ¨²nico documento en el mundo que intenta aplicar a la ordenaci¨®n territorial los principios de sostenibilidad. Ninguna otra regi¨®n ha apostado por ello. Otra cosa es que luego los pa¨ªses se lo crean o no, y hay mucho camino por hacer.
D¨ªgame dos elementos vitales a aplicar en la desastrosa ordenaci¨®n del territorio espa?ol. Lo primero, un conocimiento preciso del medio f¨ªsico en toda la planificaci¨®n, que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. Surgen problemas relacionados con peligrosidad o riesgos, con abastecimientos de agua, porque si no conocemos el medio f¨ªsico, de nada va servir crear pol¨ªgonos industriales porque no vamos a tener agua para abastecerlos? Segundo, participaci¨®n ciudadana. La ordenaci¨®n del territorio en Espa?a, hasta ahora, se ha hecho muy desde arriba, sin contar con la ciudadan¨ªa, y creo que eso es un error. Quiz¨¢s es un poco fuerte decir que los planes de ordenaci¨®n urbana habr¨ªa que aprobarlos por refer¨¦ndum. No s¨¦ si hay que llegar a tanto, pero es fundamental que tengan un nivel de consenso muy amplio dentro del municipio, y no se ha hecho. El pol¨ªtico entiende que una vez elegido como representante tiene potestad para hacer lo que quiere, y no, porque en el territorio no se pueden imponer o aplicar medidas que en el futuro, cuando ya no estemos aqu¨ª, vayan a tener efectos.
?Ve diferencias en la ordenaci¨®n del territorio que hacen los partidos de izquierdas o de derechas cuando est¨¢n en el poder? A nivel municipal no hay muchas diferencias porque encuentras desmanes de tipo territorial en ayuntamientos de todos los signos. En la visi¨®n de las grandes pol¨ªticas que el Estado puede ir imponiendo desde arriba s¨ª las hay. Para m¨ª, la Ley del Suelo de 2007 es importante. Que ahora todos los desarrollos urban¨ªsticos tengan que incorporar un informe de sostenibilidad o mapas de riesgo son medidas muy importantes. Queramos o no, es otra filosof¨ªa. No es lo mismo planificar desde la izquierda que desde la derecha. Y la participaci¨®n tendr¨ªa que ser mucho m¨¢s amplia y acorde con los actuales medios de difusi¨®n. Nos falta cultura del territorio, aplicar m¨¢s democracia a la ordenaci¨®n del territorio.
?Apuesta por ayuntamientos tipo Porto Alegre (Brasil) con una participaci¨®n directa de los ciudadanos en las decisiones municipales? Por supuesto. Pienso que no nos hemos cre¨ªdo que la democracia es el sistema pol¨ªtico m¨¢s dif¨ªcil de llevar adelante, es el que requiere m¨¢s consenso, no se pueden imponer las cosas. ?Por qu¨¦ fall¨® el Plan Hidrol¨®gico?, porque se llev¨® sin consenso. Los ciudadanos estamos muy acostumbrados a que todo nos venga dado, y esto no puede ser. El proceso de ordenaci¨®n del territorio de las pr¨®ximas d¨¦cadas necesita pol¨ªticos capaces, que tomen decisiones a corto plazo, y ciudadanos responsables que exijan a esos pol¨ªticos.
Dice que las megaciudades van a ser las protagonistas de la organizaci¨®n econ¨®mica, social y cultural del siglo XXI. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con las ciudades peque?as o de tipo medio, mucho m¨¢s humanas? ?Van a convertirse en recuerdos hist¨®ricos, en el para¨ªso de los ricos, o en los guetos de los pobres? Est¨¢ claro que no todas las ciudades van a poder tomar decisiones, cada una tiene que cumplir su papel. Hay que ser conscientes de que hay ciudades que van a ser de segunda o tercera l¨ªnea, pero tienen que aprovechar lo bueno de la din¨¢mica que han llevado hasta hoy. Si son ciudades culturales o tur¨ªsticas, pues aprovecharlo, seguir apostando por eso. Lo que las ciudades m¨¢s peque?as no deben es perder el tren con las ciudades de decisi¨®n.
?Cu¨¢l es su ciudad favorita, d¨®nde se perder¨ªa? En Florencia, si hablamos de una ciudad europea, y en Vitoria o Gerona, en Espa?a. Mi ciudad ideal es la que no tiene grandes estridencias urban¨ªsticas, con muchas zonas verdes y con un m¨¢ximo de 300.000 a 400.000 habitantes. Una ciudad a la medida del hombre y con mar, porque para m¨ª el contacto con el mar es importante. Pero en los ¨²ltimos a?os, en las ciudades del Mediterr¨¢neo ha habido una depredaci¨®n del territorio, hay que decirlo.
Hay expertos que defienden la vuelta a las ciudades compactas verticales como m¨¢s sostenibles, y as¨ª son las nuevas 'megas' chinas, ?qu¨¦ opina? Ambientalmente son ciudades m¨¢s eficaces, es verdad. Por ejemplo, se pierde mucho menos agua por la red de agua potable en una ciudad compacta que en una dispersa. Y la organizaci¨®n de recogida de residuos o el alumbrado siempre es m¨¢s eficaz llevarlos desde una ciudad compacta. La ley de desarrollo urbano de la Comunidad de Valencia apuesta por ese modelo en uno de sus art¨ªculos.
No me diga que veremos surgir nuevos Benidorm? Yo, el modelo Benidorm me lo creo, en el sentido de que cuando se dise?¨®, en los a?os cincuenta, ya se hizo para esa funci¨®n y ha sido coherente con su planificaci¨®n. Visualmente nos puede parecer impactante, pero cumple su funci¨®n, es una ciudad tur¨ªstica que funciona, es un ¨¢rea concentrada y tiene organizado todo su funcionamiento para ese modelo. Creo que tampoco es cosa de imponer un modelo u otro, anillos dispersos o concentraci¨®n. De hecho, las megaciudades est¨¢n organizadas as¨ª.
Naciones Unidas anuncia un Instituto de Ciencias de la Tierra que estudiar¨¢ el desarrollo de ciudades subterr¨¢neas. ?Es que vamos a pasar de hablar de ciudades sostenibles, y m¨¢s atractivas para el hombre, a hablar de meternos bajo tierra? Dan ganas de borrarse de su A?o del Planeta Tierra? Hay antecedentes, los famosos malls comerciales, que est¨¢n as¨ª? No me parece una medida de las que haya que poner en pr¨¢ctica en los pr¨®ximos a?os, ni una l¨ªnea atractiva. Puede ser una l¨ªnea de trabajo para zonas de climas extremados, pero donde podamos aprovechar la luz del sol hay que aprovecharla.
?Qu¨¦ opina de esa ciudad del juego, tipo Las Vegas, que quieren levantar en medio del desierto de los Monegros? Creo que toda actuaci¨®n que desborde la racionalidad territorial est¨¢ mal planteada. Claro que los Monegros tienen que desarrollarse, pero se puede pensar en planes tur¨ªsticos o de ocio mucho m¨¢s moderados. Desarrollos tan enormes no son normales. Nos quejamos del modelo Costa del Sol o Costa Blanca, ?y queremos importarlo al interior? Las Vegas hay una, y funciona, pero no queramos trasladar Las Vegas a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, a los Monegros, donde no tenemos esa cultura, me parece algo irracional. Pero, llegado el caso, ya veremos si eso pasa un informe de sostenibilidad o de impacto ambiental.
La ONU dice que hay poca sensibilidad de los pol¨ªticos para adoptar, de acuerdo con los conocimientos cient¨ªficos, medidas en relaci¨®n con lo que est¨¢ pasando en el planeta. En la reciente campa?a electoral ha habido escasas alusiones al cambio clim¨¢tico o a las energ¨ªas renovables, y la ordenaci¨®n del territorio ni se toc¨®. ?C¨®mo lo ve? Me parece mal, claro, pero en el fondo, los pol¨ªticos tienen todas estas cuestiones del medio ambiente en segundo plano. La ordenaci¨®n del territorio es una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles de hacer, que necesitan m¨¢s consenso social, y que peor se han entendido en nuestro pa¨ªs. El cambio clim¨¢tico, por ejemplo, no lo tenemos integrado hasta ahora en nuestras pol¨ªticas del territorio. No se puede hablar de trasvases o desalaciones cuando el modelo territorial va por su cuenta, y as¨ª lo percibe el ciudadano. Es necesario que todo este m¨¢s regulado. Es penoso que las cuestiones ambientales terminen convirti¨¦ndose en un arma pol¨ªtica, porque son fundamentales dentro del debate cient¨ªfico y tienen consecuencias importantes para la sociedad.
Usted no es negacionista, pero s¨ª esc¨¦ptico con el cambio clim¨¢tico. Ha sido muy cr¨ªtico con activismos como el de Al Gore, ha hablado de "tremendismo medi¨¢tico" y de que se ha impuesto un mensaje ¨²nico? Creo que con el cambio clim¨¢tico hay un problema de comunicaci¨®n, se ha apostado por un mensaje a veces excesivamente catastrofista de lo que va a pasar, y es uno de los problemas fundamentales de la humanidad para el siglo XXI. Hay que transmitirlo con tranquilidad, explicando a la gente todo lo que se mueve en su entorno y dando un mensaje de que hay posibilidad de solucionar, o al menos mitigar, los efectos previstos. Si lanzamos un mensaje excesivamente catastr¨®fico, la gente se cansa, porque el cambio clim¨¢tico no se manifiesta de hoy para ma?ana, y al final, como no se ve? Es lo que ocurri¨® con la desertizaci¨®n cuando los titulares dec¨ªan "llega el desierto", "el desierto invade Espa?a", y no lo hemos visto. Incluso los ¨²ltimos inventarios forestales hablan de una recuperaci¨®n de la vegetaci¨®n? La gente empieza a deso¨ªr esos mensajes. Me preocupa mucho el tema y pienso que debemos transmitir el mensaje sin catastrofismos.
Sin embargo, ahora vemos el cambio clim¨¢tico en todo? Es que la investigaci¨®n cient¨ªfica seria empieza a confirmar hechos y eso es fundamental. Las dos pr¨®ximas d¨¦cadas ser¨¢n decisivas para validar la hip¨®tesis del cambio clim¨¢tico. Si es verdad, como se afirma, que en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica se van a extremar los peligros clim¨¢ticos, lo iremos viendo, de momento hay algunos indicios, pero todav¨ªa no es evidente.
?La escasez de lluvia, las fuertes sequ¨ªas, son indicios? Hasta ahora, las sequ¨ªas o inundaciones que tenemos en Espa?a son iguales a las que hemos tenido a lo largo de la historia. Es verdad que a partir de los a?os ochenta se muestra un car¨¢cter un poquito m¨¢s anormal de la din¨¢mica atmosf¨¦rica, pero no presenta tintes dram¨¢ticos.
Usted, que naci¨® en una inundaci¨®n, lo debe de saber bien? As¨ª es, en Alicante, el 8 de octubre del 1966, y mire el gr¨¢fico del tiempo de ese d¨ªa, es una gota fr¨ªa?
Expl¨ªqueles a los pol¨ªticos, por favor, que el agua de los r¨ªos que se va al mar no se pierde, falacia que repiten a voz en grito.
Hay que tener claro que los r¨ªos tienen su funcionamiento, nacimiento, madurez y desembocadura, y efectivamente, el agua de un r¨ªo que va al mar es fundamental para alimentar los ecosistemas marinos. Los sedimentos que llevan los r¨ªos son esenciales para alimentar los sistemas dunares de playa. Adem¨¢s, esas aguas que van al mar, despu¨¦s se vuelven a evaporar en el sistema atmosf¨¦rico, vuelven a formar nubes, vuelve a llover, el agua va a los r¨ªos? Estamos en un ciclo continuo donde nada se pierde, nada. Hablar de la naturaleza como algo que se pierde es una concepci¨®n err¨®nea, lo que hay que entender es el funcionamiento de la din¨¢mica de un r¨ªo. El problema es que elementos b¨¢sicos de la naturaleza, como el agua o el aire, se est¨¢n utilizando como arma pol¨ªtica y eso es lo peor que podr¨ªa ocurrir. Cuando dicen que un r¨ªo que se desborda, como el Ebro la temporada pasada, pierde ese agua que podr¨ªa llevarse a sitios donde se necesita, es que no saben lo que dicen. Ese r¨ªo se tiene que desbordar, y esos sedimentos sirven para favorecer la din¨¢mica natural. Son barbaridades que no pueden decirse.
En 1994 public¨® un libro sobre los riesgos clim¨¢ticos en Espa?a. ?Han aumentado desde entonces? La poblaci¨®n ha crecido y tenemos m¨¢s gente expuesta a situaciones de riesgo, como lluvias fuertes o sequ¨ªas. Las p¨¦rdidas econ¨®micas son mayores y, en ocasiones, se pierden m¨¢s vidas humanas por no haber considerado el medio f¨ªsico en la ordenaci¨®n del territorio.
Para ser un ge¨®grafo, no se ha movido demasiado de su tierra natal, parece que las exploraciones no son lo suyo... Reconozco que me tienta m¨¢s el mundo de la universidad que el de las exploraciones, aunque el trabajo de campo es esencial en la geograf¨ªa. Cuando eleg¨ª carrera pens¨¦ sobre todo en la ense?anza, por encima de todo. Y me considero un privilegiado del sistema.
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