De Anoeta a Gipuzkoarena, pasando por Zubieta XXI

Cuando en 1993 la Real Sociedad abandon¨® el viejo Atocha, fue como si saliera de la UVI. Nadie se imaginaba al club txuriurdin susbsistiendo en aquel enternecedor pero in¨²til campo de juego que yugulaba su futuro y le acercaba a lo que el ex presidente Orbegozo retrat¨® como "un club herido de muerte".

Hoy es un club asfixiado por las deudas, pero nadie se imagina a la Rel en el viejo campo de sus ¨¦xitos. Sin embargo, el traslado al estadio de Anoeta instaur¨® una circunstancia novedosa. Los 43 millones de euros que cost¨® su construcci¨®n corrieron a cargo fundamentalmente del Gobierno vasco y del Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, a cambio de convertirlo en el estadio de atletismo del Pa¨ªs Vasco, mientras la Real era la usufructuaria mediante una aportaci¨®n anual para cubir su parte en la operaci¨®n. Sin esa aportaci¨®n institucional, cuesta imaginarse la subsistencia de la Real Sociedad.

La capacidad de la Real para salir de la crisis econ¨®mica por sus medios es casi nula

A partir de ah¨ª, las ayudas p¨²blicas al principal equipo donostiarra de f¨²tbol, han tenido distintas versiones, b¨¢sicamente fundamentadas en el proyecto Zubieta XXI. Una de esas ayudas, no obstante, fue recurrida por el Tribunal Vasco de Cuentas P¨²blicas. Entonces, en 2002, la Diputaci¨®n concedi¨® nueve millones a la Real para la construcci¨®n de Zubieta, al considerar que se hab¨ªa realizado con el presupuesto prorrogado. El debate fue importante pero a la postre nada ocurri¨®. Incluso, la Real reconoci¨® una deducci¨®n indebida por IVA de 1,7 millones de euros a la Hacienda Foral y una deuda que, seg¨²n el hoy presidente I?aki Badiola, estaba cifrada por el actual Consejo en 18 millones de euros "pero que probablemente es muy superior". La Diputaci¨®n aporta desde 2005, una subvenci¨®n de dos millones anuales.

El otro ambicioso proyecto, el de Gipuzkoarena, se encuentra aparcado por falta de acuerdo etre las distintas instituciones. El proyecto incluye una larga ambici¨®n de la Real de acercar las gradas al c¨¦sped, superando las pistas de atletismo. Gipuzkoarena pretende incluso la recreaci¨®n del nuevo Anoeta e incluso Badiola se ha planteado comprar el estadio, lo que ha sido descartado por el alcalde. La Real sabe que necesita un impulso para salir de una crisis que amenaza su estructura econ¨®mica y financiera (los problemas de pago a los jugadores ha sido una constante los ¨²ltimos a?os). Pero tambi¨¦n sabe que la tutela institucional debe ser absoluta. Su capacidad es muy limitada, casi nula en tanto no reconduzca su situaci¨®n econ¨®mica y deportiva. El efecto Anoeta se ha agotado y la Real no ha salido de la crisis. Pero la expectativa de ser un club subsidiado tampoco augura un buen futuro. La clave posiblemente est¨¢ en el ascenso.