"La lucha pac¨ªfica no ha funcionado"
Rabia y dolor en la ciudad india que acoge el Gobierno tibetano en el exilio
Miles de velas iluminan la noche en Dharamsala, ciudad al norte de la India donde se encuentra el Gobierno tibetano en el exilio. Luto, desamparo, resignaci¨®n y rabia son los sentimientos entre los que se debaten los exiliados tibetanos tras la muerte de decenas de sus compatriotas por la represi¨®n de China. "Estamos listos para la lucha violenta. Ya hemos intentado la paz por muchos a?os y no ha funcionado en absoluto", dice un joven que se pasea en motocicleta con una bandera tibetana por capa.
El muchacho sigue su camino gritando consignas por las calles de Dharamsala repletas de carteles en contra de los Juegos Ol¨ªmpicos en China: "La celebraci¨®n de la violaci¨®n de los derechos humanos", reza una de ellas. Para los tibetanos, los Juegos Ol¨ªmpicos son la oportunidad de que el mundo recuerde su causa.
"No he sabido nada de mi familia, que est¨¢ en el T¨ªbet. Temo por la represi¨®n que est¨¢n sufriendo. Estos d¨ªas es imposible llamar por tel¨¦fono y no llega mucha informaci¨®n porque no hay periodistas dentro", se?ala el monje Nya Konchok.
La gente se concentra en los cibercaf¨¦s para conseguir alguna imagen por YouTube o canales de televisi¨®n internacionales. Las calles est¨¢n empapeladas con fotograf¨ªas de la represi¨®n y de los muertos que ha dejado.
En la noche del domingo, muchos de los 20.000 habitantes de la pintoresca localidad marcharon por las empinadas callejuelas con velas en las manos hasta congregarse en la explanada del templo budista. Buscaban consuelo en la retransmisi¨®n de la conferencia televisada que su l¨ªder espiritual, el Dalai Lama, dio a la prensa el d¨ªa anterior, en la que denunciaba el genocidio cultural. Reinaba el silencio.
En lugar de protestar con gritos, los tibetanos exiliados se manifestaban con miles de velas que llevaban en sus manos y que colocaron por toda la ciudad. "Son para venerar a nuestros hermanos que han sido brutalmente asesinados y para protestar contra China", explicaba Sonam Dawa, el monje que organiz¨® esta protesta. Para Dawa, como para la mayor¨ªa de los monjes, las protestas pac¨ªficas deben ser la forma de demandar que el T¨ªbet sea libre, o que, al menos, goce de verdadera autonom¨ªa dentro de China. Dawa, sin embargo, sostiene que ¨¦l, como muchos, ya ha perdido toda esperanza.
Aunque la mayor¨ªa de los 100.000 tibetanos exiliados en India defienden la no violencia, la rabia y la desesperaci¨®n comienzan a despertar instintos violentos. "En India vivimos bien, pero esta vez su Gobierno nos ha defraudado al ceder a favor de Pek¨ªn y detener a un centenar de los nuestros que marchaban hacia el T¨ªbet", explica Geshe Namse, otro monje.
"Sue?o cada d¨ªa en volver a mi tierra, que es mi madre. Es lo que me mantiene vivo", dec¨ªa Tenzin Choden, un anciano que huy¨® cuando ten¨ªa 23 a?os. Mientras, los 43 miembros del Parlamento tibetano en el exilio han decidido viajar a Nueva Delhi para hacer una huelga de hambre, seg¨²n informa el portavoz Thubten Samphel.
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