El optimista de la ciencia-ficci¨®n
Arthur C. Clarke, autor de '2001, una odisea en el espacio', fallece a los 90 a?os en Sri Lanka
"Tras haber cumplido 90 ¨®rbitas alrededor del Sol no me quedan demasiados reproches ni ambiciones", afirmaba Arthur C. Clarke el pasado 9 de diciembre en un mensaje en v¨ªdeo grabado para su legi¨®n de seguidores en su residencia de Colombo (Sri Lanka). El autor de Cita con Rama parec¨ªa estar prepar¨¢ndose para la inevitable despedida que se ha consumado esta misma madrugada: con su fallecimiento desaparece el ¨²ltimo de los que, en los a?os setenta, fueron bautizados como Los Tres Grandes -los otros dos fueron Isaac Asimov y Robert Heinlen- de la ciencia-ficci¨®n moderna.
En su mensaje, Clarke dejaba en el aire tres deseos: "Que la humanidad reciba alguna evidencia de la vida extraterrestre; que abandone su adicci¨®n al petr¨®leo a favor de otras energ¨ªas m¨¢s limpias; y que el conflicto que divide Sri Lanka llegue a su fin y se imponga la paz".
La creencia en que la ciencia mejorar¨ªa a la humanidad recorri¨® su obra
En uno de sus relatos presagi¨® lo que luego ser¨ªa Internet
Nacido en 1917 en la localidad inglesa de Minehead (Somerset) y residente en Sri Lanka desde 1956, Arthur C. Clarke escribi¨® perdurables p¨¢ginas en la historia de la ciencia-ficci¨®n armonizando un firme optimismo por las potencialidades redentoras de la tecnolog¨ªa y un sentido m¨ªstico capaz de trascender la base cient¨ªfica de sus historias. La creencia en que los avances cient¨ªficos pod¨ªan mejorar a la humanidad recorri¨® su obra. En ese postrer mensaje en v¨ªdeo del pasado diciembre, Clarke transmit¨ªa su entusiasmo por las posibilidades del vuelo espacial comercial y por la capacidad de la telefon¨ªa m¨®vil de convertirnos en una gran familia global.
En 1945, el escritor fue una voz pionera al presagiar que el futuro de las telecomunicaciones pasaba por el desarrollo de los sat¨¦lites geoestacionarios. En uno de sus relatos breves tambi¨¦n intuy¨® lo que m¨¢s tarde se hizo realidad bajo el nombre de Internet. 2001, una odisea del espacio (1968), el cl¨¢sico de Stanley Kubrick que redefini¨® la ciencia-ficci¨®n cinematogr¨¢fica, parti¨® de un relato escrito por Clarke en 1951 -El centinela- que, m¨¢s tarde, crecer¨ªa hasta convertirse en novela. Con todo, no es ese trabajo literario el que los expertos consideran su mayor logro: El fin de la infancia (1953), La ciudad y las estrellas (1956) o Cita con Rama (1973) fueron quiz¨¢s sus trabajos m¨¢s influyentes. Especialmente apreciada por C. S. Lewis, El fin de la infancia narraba la trascendencia de la raza humana hacia un nivel superior de existencia bajo la mirada de unos poderosos extraterrestres -los Superse?ores- con inquietante forma de demonios. "Es un mito religioso universal para una ¨¦poca cient¨ªfica, el relato de un benigno Juicio Final en el cual las puertas de la Ciudad de Dios est¨¢n abiertas a todos", escribi¨® el erudito David Pringle a prop¨®sito de la novela en su fundamental Las 100 Mejores Novelas de Ciencia-Ficci¨®n (Minotauro). El descubrimiento de la realidad y sus misterios m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de la ¨²ltima ciudad sobre la Tierra articulaba la trama de La ciudad y las estrellas. El cineasta David Fincher (Zodiac, Seven) tiene entre sus proyectos futuros una ambiciosa adaptaci¨®n de Cita con Rama.
Arthur C. Clarke, el menos popular de los autores de ciencia ficci¨®n
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