Un enigma fundamental
?Se puede ser elusivo y masivo al mismo tiempo? A la manera del escritor J. D. Salinger (una comparaci¨®n recurrente), el dise?ador belga Martin Margiela se niega a dejarse fotografiar o entrevistar por mucho que aumente su p¨²blico. No da la cara ni siquiera para anunciar un acuerdo con el gigante cosm¨¦tico L'Or¨¦al, que dar¨¢ alcance global a su radical acercamiento a la moda. "En nuestra constante b¨²squeda de nuevas formas de expresi¨®n y creaci¨®n, el deseo de dise?ar un perfume parec¨ªa obvio", afirmaba la casa en un comunicado el pasado lunes. El perfume, del que s¨®lo puede esperarse lo inesperado, se lanzar¨¢ en oto?o de 2009.
Margiela naci¨® en 1957 y en sus inicios se lo incluy¨® en el grupo que dio a conocer la moda belga en los ochenta: los seis de Amberes. Trabaj¨® como ayudante de Jean-Paul Gaultier y director creativo de la colecci¨®n femenina de Herm¨¨s entre 1999 y 2004 (curiosamente, lo reemplaz¨® su mentor), pero fue al asociarse en 2002 con el fundador de Diesel, Renzo Rosso, cuando dio el primer paso para escapar al cerco de la creaci¨®n underground. Desde entonces los puntos de venta (divididas en 11 laber¨ªnticas colecciones) se han multiplicado por tres y su se?a de identidad (un trozo de tela blanca y cuatro toscos pespuntes, sin logo alguno) se ha aventurado por nuevos territorios, como unas gafas llamadas Incognito.
Todo esto ocurre cuando se cumplen 20 a?os de la creaci¨®n de la misteriosa Maison Martin Margiela. Tal vez sus secretos queden desvelados en la gran exposici¨®n retrospectiva que el Museo MoMu de Amberes inaugurar¨¢ en septiembre. Este iconoclasta no necesita de ejercicios de nostalgia para sostener la validez de un discurso fundamental en la moda contempor¨¢nea. El sello deconstructivista de esta marca subversiva ha estado muy presente en las ¨²ltimas colecciones de algunos colegas, de Marc Jacobs a Miuccia Prada.
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