Bogot¨¢ es el gran teatro del mundo
M¨¢s de dos millones de personas y 142 grupos hacen de la ciudad un gozoso escenario y ahuyentan la violencia
Hasta los ¨¢ngeles comulgan con la parranda esta Semana Santa. Se dejaron ver por el centro de la ciudad cuando faltaban unos 300 metros para tocar la arena de la plaza de toros La Santamar¨ªa. Son los Ca¨ªdos del cielo, de la compa?¨ªa brasile?a Circo da Madrugada, dirigida por el franc¨¦s Pierrot Bidon, que hicieron cumplir la leyenda de que cada 500 a?os los ¨¢ngeles bajan a la Tierra para ense?ar a volar a los seres humanos, aunque la verdad es que se trata s¨®lo del pretexto para armar un jolgorio de dioses hasta el nuevo d¨ªa.
Hasta ese momento se hab¨ªan presentado, en el XI Festival Iberoamericano de Teatro de Bogot¨¢, ya m¨¢s de las dos terceras partes de las 785 funciones previstas en 17 d¨ªas. Participan 142 compa?¨ªas de 45 pa¨ªses en un centenar de salas, coliseos y estadios, y entre sus grandes figuras est¨¢n Peter Brook, Olivier Pi, Llu¨ªs Pasqual o Jan Lauwers. Espa?a ha sido invitada con siete compa?¨ªas, y las obras que m¨¢s acogida de p¨²blica han tenido, han sido Barroco, de Tomaz Pandur, del Centro Cultural de la Villa de Madrid, y Argelino servidor de dos amos, en versi¨®n de Andr¨¦s Lima y Alberto San Juan, del Teatro la Abad¨ªa y Animalario.
Es una fiesta a la que est¨¢ invitada gran parte de lo mejor y m¨¢s futurista de las artes esc¨¦nicas de los cinco continentes que, desde el 7 hasta el 23 de marzo, confrontan y comparten all¨ª sus propuestas m¨¢s vitalistas, renovadoras y arriesgadas, que han convertido a la Semana Santa en una parranda santa.
Y con la m¨²sica como custodia. Con ella se abren paso por la ciudad. Desde las once de la ma?ana hasta la media noche, saltimbanquis, m¨²sicos y bandas anuncian representaciones de teatro, cuenteros, danza, performances, marionetas o circo. Ritmos de una custodia musical que conjura de miedos a los bogotanos, invoca alegr¨ªas y perdona vidas, al bajar los ¨ªndices de violencia.
Incluso reconcilia a dichosos impenitentes como Fernando Vallejo, el escritor colombiano radicado en M¨¦xico y autor de La virgen de los sicarios. Confiesa que aunque no le gusta el teatro, est¨¢ "muy contento en este festival pansexual que civiliza en la Semana Santa a Bogot¨¢ y la aleja, por lo menos durante estos d¨ªas, de esa gran plaga de la Iglesia cat¨®lica y de Cristo, que ni siquiera existi¨®". En el limbo han quedado las condenas de la Iglesia colombiana cuando el festival empez¨® en 1988. Hoy en sus atrios tambi¨¦n hay representaciones.
El primaveral Domingo de Ramos es reemplazado por domingo de risas y aplausos. Los 85 espect¨¢culos programados propician peregrinaciones festivas por esta ciudad de siete millones de habitantes. Familias enteras con nietos y abuelos, parejas, grupos de amigos o amantes y curiosos solitarios en los cuatro puntos cardinales. Aunque siempre hay una actuaci¨®n en cualquier punto de la ciudad, la mayor¨ªa de espectadores hizo un alto hacia las dos de la tarde para ver por televisi¨®n el concierto de Paz sin fronteras organizado por Juanes en uno de los puentes lim¨ªtrofes entre Colombia y Venezuela.
"El festival se ha convertido en parte de la ciudad. Al de Rock al Parque vamos los j¨®venes, pero a ¨¦ste viene todo le mundo. Es que el teatro sali¨® de la sala y toc¨® a todos por igual", reflexiona Dani Granados, uno de los saltimbanquis que va por el Parque Nacional personificando la comuni¨®n del ser humano con los animales y la naturaleza.
Son d¨ªas de fervor por los cuenteros, la danza en los atrios, marionetas en las plazas, risas en escenarios improvisados y en las salas teatro cl¨¢sico y renovado y una muestra de lo que parece ser el teatro de ma?ana. Con esta metamorfosis de Bogot¨¢, dice Fanny Mikey, cofundadora y directora del festival, "se ha logrado, fundamentalmente, fortalecer la tradici¨®n teatral del pa¨ªs, y que la gente ame al teatro. Hemos logrado demostrar que arte y cultura est¨¢n emparentadas con la fe, con cualquier fe". Incluso, asegura el escen¨®grafo mexicano David Ant¨®n, que no se ha perdido ninguna de las 11 ediciones del festival "la violencia hace una tregua, porque en 20 a?os aqu¨ª nunca ha pasado nada malo".
Artistas, como las actrices japonesas Misako Yabuuchi y Seiko Ouchi, de la vanguardista compa?¨ªa Dump Type, se muestran sorprendidas de "tantos y tan variados pa¨ªses representados con obras de referencia". Mientras para el canadiense Michel Limeux, de 4D Arrt, "lo mejor ha sido el p¨²blico caluroso, en un festival donde el teatro no es elitista". Y siguen llegando eslovenos, mexicanos, chilenos, suizos, finlandeses, croatas, argentinos, brit¨¢nicos, guineanos y franceses, como la compa?¨ªa Trense Express, que el pasado martes admir¨® a m¨¢s de 20.000 espectadores con su obra Lluvia de violines.
Hasta que llega el mi¨¦rcoles, d¨ªa de la llegada de los ¨¢ngeles, con Los Ca¨ªdos del cielo, de Bidon, uno de los directores que ha contribuido a la reinvenci¨®n del circo al revestirlo de dramaturgia. "Mis trabajos", asegura, "tratan con todas las culturas y saco lo mejor de ellas para crear un espect¨¢culo sin fronteras".
Espect¨¢culo en los escenarios y espect¨¢culo en la calle y las butacas, este XI Festival Iberoamericano de Teatro se ha convertido, gracias a bogotanos y turistas, en el mejor santuario de las artes esc¨¦nicas: el domingo es posible que se re¨²nan m¨¢s de los dos millones largos de visitantes de 2006 y se espera llegar a los tres millones de devotos y, de ese modo, confirmar estos d¨ªas como una verdadera semana de pasi¨®n teatral.
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