Gabino limpia la leyenda negra
El ex jugador de Betis y Espanyol rehace su vida como t¨¦cnico en Tercera tras arruinarse y ser abandonado por 'amigos' y compa?eros
28 de abril de 2007. Estadio de Wembley. Al pisar el c¨¦sped del templo del f¨²tbol al ayudante del seleccionador espa?ol sub 16, I?aki S¨¢ez, se le caen dos l¨¢grimas. Est¨¢ ausente, petrificado. Sabe lo que le que le ha costado llegar hasta all¨ª. I?aki S¨¢ez tambi¨¦n lo sabe. Lo abraza y le dice. "Gabino, te lo mereces. Eres un t¨ªo de 10. Cu¨¦ntale dos chistes a los chavales y ponte a calentar a los porteros".
Gabino Rodr¨ªguez (Sevilla, 1964) conoci¨® a los 20 a?os las mieles del triunfo. Gan¨® mucho dinero en el Betis y en el Espanyol. "Me quise comer el mundo en dos d¨ªas, y el mundo me comi¨® en un d¨ªa y medio. Con 20 a?os iba con 40 personas a la feria de Sevilla. Todas a costa m¨ªa a base de gambas y jam¨®n. Con 30, iba solo y no me dejaban entrar en ninguna caseta".
Estudiaba tras trabajar en una lavander¨ªa. Con 34 a?os se sac¨® el bachiller superior
"Sigo vivo y luchando. Y alg¨²n d¨ªa entrenar¨¦ en Primera", dice el t¨¦cnico del Quintanar
Las amistades de Gabino fueron despareciendo a medida que su estrella se iba apagando. "Yo era el gracioso" recuerda. "El que llamaban para todas las fiestas. Pero cuando se me acab¨® el dinero, ya no era gracioso".
Con 33 a?os estaba arruinado. "Era un hombre sin rumbo. Un hombre sospechoso. Me sent¨ªa observado por las calles de Sevilla. Empez¨® la leyenda negra. Que si a Gabino lo hemos visto en un sem¨¢foro, que si est¨¢ metido en temas muy chungos. Y yo ya no estaba en Sevilla. Me hab¨ªa ido a Ceuta con mi mujer. Si no es por ella me hubiera tirado de un quinto piso. Ella vivi¨® conmigo toda la cuesta abajo y confi¨® siempre en m¨ª. A¨²n recuerdo las dos ¨²ltimas monedas que me quedaban en el bolsillo el d¨ªa que me qued¨¦ sin nada. Llam¨¦ al que cre¨ªa un amigo, un antiguo compa?ero del f¨²tbol. Me dijo : 'El dinero lo tengo. Pero es para irme de vacaciones. J¨®dete'. Y me colg¨® el tel¨¦fono". A partir de ese momento la soledad, el silencio, la ruina.
Pero Gabino Rodr¨ªguez se rebel¨® contra su destino. Por las noches despu¨¦s de trabajar en una lavander¨ªa se puso a estudiar. Con 34 a?os se sac¨® el bachiller superior. "Me hartaba de llorar yo solo porque soy duro de cabeza y hab¨ªa cosas que no me entraban. En los ex¨¢menes me pon¨ªa en la primera fila para evitar la tentaci¨®n de copiar. No pod¨ªa enga?arme a m¨ª, y menos a mi familia". Poco a poco fue sacando hasta siete titulaciones. Todas con un fin: ser entrenador nacional. "Lo m¨¢s duro fue la anatom¨ªa. No me entraba en la cabeza que el tubo digestivo empezara en la cabeza y terminara en el ano".
Tras el ¨¦xito en un torneo de juveniles de la selecci¨®n de Ceuta que ¨¦l dirig¨ªa es premiado con una convocatoria como ayudante del seleccionador I?aki S¨¢ez para el partido de Wembley.
Hace 50 d¨ªas Juan Mart¨ªnez, Presidente del C.D. Quintanar del Rey, y chapista de profesi¨®n se pone en contacto con ¨¦l. "Lo llam¨¦ y le expuse nuestra situaci¨®n. Somos un peque?o pueblo de 9.000 habitantes en la provincia de Cuenca. Estamos en el grupo XVIII de Tercera luchando por la permanencia. S¨¦ que a lo mejor no le interesa... Y dos d¨ªas despu¨¦s estaba aqu¨ª entrenando".
"Soy tan feliz cuando voy por la noche a entrenar a mis jugadores... Son aficionados. Algunos son empresarios que ganan m¨¢s dinero que yo, pero me respetan. Te conviertes en su referente para todo. Que si me ha dejado la novia, que si estoy de ex¨¢menes... Es un f¨²tbol diferente. Un f¨²tbol en el que se rifa un jam¨®n en el descanso para pagar el ¨¢rbitro. Intento cada d¨ªa hacerlos mejores futbolistas. Y como no quiero perder el tiempo, por las tardes entreno adem¨¢s a 20 ni?os de 6 y 7 a?os en el colegio de aqu¨ª, de Quintanar. ?Y esos s¨ª que son dif¨ªciles de entender y de manejar!".
En los entrenamientos les grita constantemente "?Es muy bonito vivir de esto! ?Poned el coraz¨®n!" Cada domingo, cuando saltan al campo sus jugadores, Gabino se queda rezagado tras ellos. No quiere que le vean llorar de emoci¨®n. En esos once hombres est¨¢ la raz¨®n de una lucha, de una rebeld¨ªa contra los que lo enterraron en vida. "No lo hab¨¦is conseguido. Sigo vivo y luchando. Y alg¨²n d¨ªa entrenar¨¦ en Primera".
"Ahora mi tel¨¦fono no deja de sonar. Hace unos d¨ªas llam¨® a mi mujer una que hac¨ªa a?os que no hablaba con ella y le dijo: 'Oye, ahora que me enterado de que ten¨¦is dinero, a ver si quedamos para salir a tomar algo, ?no?"
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