Vaca-ciones
Que no cunda el p¨¢nico. Estamos de vacaciones. S¨ª, lo que oyen. Digo esto porque hay que repetirlo bastante alto para darse cuenta. Sobre todo, porque los pol¨ªticos o la pol¨ªtica, cualquiera sabe, se nos ha enganchado al equipaje como esas camisas que se quedan medio colgando cuando uno cierra la maleta. Y as¨ª no hay quien se vaya a gusto. Para empezar, ah¨ª tenemos a nuestro lehendakari, cada vez m¨¢s empe?ado en que sustituyamos la Gu¨ªa Michel¨ªn por su hoja de ruta. Como si nos diera mejores explicaciones o nos ense?ara d¨®nde est¨¢n las estrellas. Las estrellas de comer; las otras ya las vemos cuando intentamos masticar su plan.
De modo que, hala, a cargar con la maldita hoja de ruta. ?En qu¨¦ siglo vive nuestro Juan Jos¨¦ para no haberse dado cuenta de que existe el GPS?
Ese 'txuleton' de kilo nos cuesta en emisiones de di¨®xido de carbono como un coche viajando a 200
Bueno, y Urkullu. Urkullu se nos ha deslizado en el neceser como si fuera unas pastillas para el mareo. O los bastoncillos para limpiarse el cerumen. Cualquiera sabe, porque habla raro. Se vale de la famosa hoja de ruta del boss para presionar al Ejecutivo y, al mismo tiempo, parece descalificarla, achac¨¢ndola a caprichos de un Ibarretxe que no habr¨ªa que confundir con el partido (el suyo, claro). Total, que lo ¨²nico que se puede entender es que Urkullu, o sea el partido, quiere sacar tajada o traerse unas tortas (de miel o de aceite) o unas rosquillas bobas de sus vacaciones. Porque, no lo olvidemos, estamos en vacaciones, pero como son de Semana Santa, pues eso, que nos toca mortificarnos. Y procesionar. Venga procesionar, aunque sea en la carretera.
Y ah¨ª es donde quer¨ªa llegar. En realidad, quer¨ªa llegar a destino, pero en estas vacaciones siempre se impone la carretera. Que es el lugar donde uno no para de dar vueltas. A sus r¨¦moras, se entiende. De ah¨ª, ya lo siento, el serm¨®n de las cuatro palabras sobre la Gu¨ªa Michel¨ªn y la Biodramina. M¨¢s las aprensiones sobre los accidentes de ruta. No de hoja de ruta.
Pues bien, para esto ¨²ltimo s¨ª que hay soluci¨®n. Resulta que un reciente estudio ha demostrado que el ganado emite, una vez computados tambi¨¦n sus correspondientes subproductos, m¨¢s gases de efecto invernadero que los coches. Con la particularidad de que se trata de un gas biol¨®gico. Lo digo para todos cuantos amamos el pan integral y los productos b¨ªo.
Para que nos hagamos una idea, comer ese txuleton de kilo nos cuesta en emisiones de di¨®xido de carbono lo mismo que un coche viajando 200 kil¨®metros. Todo ello sin mencionar que el kilo de carne emit¨ªa gas metano en abundancia mientras estaba vivo.
Total que me he dicho, si el ganado y los coches nos cuestan lo mismo en t¨¦rminos de calentamiento global, ?por qu¨¦ no sustituir unos por otros? A nada que escogi¨¦ramos para viajar uno de esos semovientes, sea caballo, vaca u oveja ir¨ªamos m¨¢s despacio, en consecuencia lo ver¨ªamos todo mejor y tendr¨ªamos menos accidentes mortales. Much¨ªsimos menos, porque resulta muy dif¨ªcil poner un burro a 200. Adem¨¢s, los ni?os disfrutar¨ªan mucho viajando en oveja, un medio de locomoci¨®n m¨¢s que adaptado a su tama?o. Y, como llegar¨ªamos siempre tarde, tendr¨ªan que darnos m¨¢s vacaciones, con lo que nos abstraer¨ªamos durante m¨¢s tiempo de las matracas sobre la imperiosa necesidad de la consulta. De ah¨ª que los partidos pol¨ªticos tuvieran que ser m¨¢s resolutivos en sus propuestas. Y en sus decisiones. ?C¨®mo para no apuntarse a la burra!
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