El hombre que hizo volar el jazz
George Wein (Boston, 1925) no tiene previsto retirarse. La mansi¨®n de este empresario de jazz ocupa una planta en un moderno edificio neoyorquino. Sobre las paredes, ¨®leos de Sonia Delaunay, Degas y Picasso, adem¨¢s de una bodega rebosante en caldos de leyenda. Se declara un experto en "arte, vino y corridas". El pasado agosto estuvo en nuestro pa¨ªs. Sus amigos le ten¨ªan reservado un apretado tour taurino y culinario con parada en El Bulli y Arzak. "Mi primer viaje a Espa?a fue en 1958. Recorr¨ªa Europa realizando audiciones para elegir a los miembros de la Newport International Youth Band. En Madrid, mi anfitri¨®n fue el productor Alfredo Matas. Viv¨ªa Franco y cada vez que alguien le mencionaba, te ten¨ªas que quitar el sombrero. Cuando regres¨¦, ya en los sesenta, el ambiente se hab¨ªa relajado bastante. Quiero decir que se pod¨ªa respirar".
Los grandes nombres del jazz son cosa del pasado. No hay un Miles Davis, ni un Duke Ellington o un Thelonious Monk
PREGUNTA. En su autobiograf¨ªa, Myself among others, habla de sus a?os como pianista. ?Cu¨¢ndo decidi¨® pasarse al lado oscuro del negocio?
RESPUESTA. No s¨¦ si alguien puede tener vocaci¨®n de algo as¨ª, yo, desde luego, no la ten¨ªa, a lo sumo cierta habilidad para resolver problemas. Quer¨ªa ser m¨²sico. En el instituto tocaba en los night clubs de Boston con m¨²sicos muy famosos y ve¨ªa c¨®mo viv¨ªan, y pensaba que me encantaba tocar pero que no estaba seguro de que eso fuera lo que quer¨ªa hacer durante el resto de mi vida..., entonces el jazz no mov¨ªa dinero, no hab¨ªa festivales ni giras de conciertos. Adem¨¢s, era consciente de que nunca llegar¨ªa a ser el mejor pianista del mundo. As¨ª que comenc¨¦ a pensar en las alternativas. No ten¨ªa ning¨²n plan. S¨®lo ve¨ªa c¨®mo funcionaba la m¨²sica y no me gustaba. Hasta que alguien me dio la gran idea: "?Por qu¨¦ no abres un club?". Y se me hizo la luz. Hice efectivo el poco dinero que ten¨ªa de mi beca de estudios, alquil¨¦ una habitaci¨®n en un hotel, saqu¨¦ una licencia, y ya estaba en el negocio.
P. Lleva medio siglo produciendo festivales, ha trabajado con Ellington, Billie Holiday, Charles Mingus...
R. Supongo que no lo he hecho tan mal despu¨¦s de todo. Incluso Mingus, que estaba loco, termin¨® siendo mi amigo. He tenido una buena relaci¨®n incluso con Miles. Con ¨¦l tuve el mayor encontronazo de mi carrera. Fue en 1967, era un viernes, ¨¦l estaba en Barcelona. Me llam¨® asegurando que no iba a dar dos conciertos en un mismo d¨ªa a no ser que recibiera m¨¢s dinero. Le contest¨¦ que no hab¨ªa m¨¢s dinero, pero con Miles no pod¨ªas discutir. Si dec¨ªa que no iba a tocar, no hab¨ªa modo de convencerlo: "No tengo una pistola para pon¨¦rtela en la cabeza, as¨ª que dile a mi road manager que te d¨¦ un billete de avi¨®n y te vuelves". Y eso fue lo que hizo. Y se form¨® el gran esc¨¢ndalo, pero lo que ocurri¨® es que le hab¨ªa pagado con un cheque y Miles lo que quer¨ªa era el dinero contante y sonante, as¨ª que fui al banco y di la orden de no pagar el cheque. Naturalmente, Miles me llam¨® indignado: "?Por qu¨¦ has dado la orden de que no me paguen?". "Porque no tocaste en Barcelona", le contest¨¦. Dijo: "Que te jodan", y colg¨®. No volv¨ª a tener un problema con Miles.
P. Hace m¨¢s de medio siglo fund¨® el primer festival de jazz al aire libre de la historia en Newport.
R. Todo empez¨® cuando Louis y Elaine Lorillard fueron a mi club con la idea de organizar alg¨²n acto en Newport para hacer el verano m¨¢s interesante. Entonces me acord¨¦ de los festivales cl¨¢sicos al aire libre como Salzburgo o Edimburgo, y pens¨¦ que era la forma perfecta de darle al jazz el reconocimiento como una aut¨¦ntica manifestaci¨®n art¨ªstica.
P. Hay quien dice que cre¨® el festival para seguir tocando el piano.
R. Nunca he querido ser demasiado visible en mis festivales. En el primero ni siquiera aparec¨ª. Hasta que tuve mi propia banda, con Ruby Braff y Pee Wee Russell, con ellos no me importaba subirme al escenario. ?ramos un grupo de puro swing.
P. En 1959 fund¨® en Newport un nuevo festival dedicado al folk. Seis a?os m¨¢s tarde se produjo el incidente con Bob Dylan y su banda el¨¦ctrica...
R. La gente joven estaba dividida entre los que apostaban por la m¨²sica electr¨®nica y los que segu¨ªan a Joan Baez, Peter, Paul & Mary y Bob Dylan. Y entonces apareci¨® Dylan con su grupo el¨¦ctrico. Todos quer¨ªan escuchar Blowin in the wind y Dylan no quer¨ªa tocarla. Yo era el productor del espect¨¢culo y estaba en el escenario, ve¨ªa c¨®mo el ambiente se iba cargando y antes de que explotara me acerqu¨¦ a Bob y le dije: "Debes volver al escenario y tocar una pieza ac¨²stica o vamos a tener un serio problema". Me dijo que no ten¨ªa guitarra. Entonces sal¨ª al escenario y ped¨ª una. Veinte personas levantaron la mano. Dylan volvi¨® al escenario y cant¨® un par de canciones a rega?adientes, y ah¨ª acab¨® todo. La conclusi¨®n fue que si Dylan dec¨ªa que tocar m¨²sica el¨¦ctrica era "ok", es que era "ok", y eso mat¨® a la m¨²sica folk tal como era hasta entonces.
P. ?Existe paralelismo entre la conversi¨®n el¨¦ctrica de Dylan y la de Davis?
R. Milles llevaba un tiempo tocando m¨²sica electr¨®nica por la insistencia de su baterista, Tony Williams, que era muy aficionado al rock. Pero entonces fue cuando Miles cay¨® enfermo y estuvo a?os fuera de circulaci¨®n. Cuando regres¨®, su m¨²sica era estrictamente el¨¦ctrica. Se hab¨ªa dado cuenta de que con ese tipo de instrumentaci¨®n no ten¨ªa que tocar tanto tiempo. Sus labios le estaban dando problemas y tocando con instrumentos electr¨®nicos pod¨ªa hacer lo que le daba la gana.
P. La corriente el¨¦ctrica tambi¨¦n afect¨® a su festival jazz¨ªstico, que tuvo que cambiar de emplazamiento tras los disturbios de 1971...
R. La cosa empez¨® dos a?os antes, en 1969. La situaci¨®n no era buena para los m¨²sicos, la prensa dec¨ªa que el jazz estaba muerto y poco menos que me vi obligado a dar entrada a los grupos de rock. Contrat¨¦ a Led Zeppelin, Mothers of Invention, Blood Sweat y Tears..., incluso Jimi Hendrix me llam¨®, pero ten¨ªa el programa completo. De repente, nos vimos envueltos en una avalancha sin precedentes, la gente col¨¢ndose a mansalva, destroz¨¢ndolo todo a su paso..., todo aquello no ten¨ªa que ver con mi idea de un festival de jazz, hab¨ªa perdido el control de mi propia obra. Lo que ocurri¨® en 1971 fue que le ped¨ª a mi amigo Ahmet Ertegun, de Atlantic Records, que me recomendara un grupo de blues para el festival y me habl¨® de los Allman Brothers. Los program¨¦ sin saber que era la banda de rock del momento y esta vez el caos fue todav¨ªa mayor. Fue el punto m¨¢s bajo en mi carrera.
P. Al cabo de los a?os, los festivales de jazz siguen teniendo que contar con otras m¨²sicas para sobrevivir...
R. Tenemos que aceptar el hecho de que un festival sin p¨²blico no es un festival, as¨ª que no nos queda otra que combinar el jazz con la world music y el rhythm & blues. Para llegar a diferentes p¨²blicos es necesario programar a Cesaria Evora en el mismo programa que a Cassandra Wilson, Norah Jones, Jo?o Gilberto o a Sean Lennon..., el verdadero problema es que los grandes nombres del jazz son cosa del pasado. Hoy no hay un Miles Davis, ni un Ellington, un Thelonious Monk o un Charles Mingus. Aquellos nombres mov¨ªan multitudes.
P. ?C¨®mo contempla el actual panorama del jazz?
R. Ahora todas las universidades en Am¨¦rica tienen un departamento de jazz. Y aunque algunos no lo admitan, yo fui el primero en impartir un curso sobre la historia y evoluci¨®n del jazz, en la Universidad de Boston, en 1954. Resulta ir¨®nico que este inter¨¦s coincida con un periodo de transici¨®n como el actual. El principal problema es que no surgen nuevas figuras, salvo Wynton Marsalis, pero no el tipo de m¨²sico que mire hacia delante, m¨¢s bien lo contrario. Y claro que hay muchos int¨¦rpretes j¨®venes brillantes, pero no venden entradas. El caso de Dave Douglas o el de Brad Mehldau, que podr¨ªa ser el nuevo Keith Jarrett pero no acaba de llegar. Todav¨ªa est¨¢n Jarrett y Herbie Hancock y todos los dem¨¢s vienen tras ellos. Al final hay un p¨²blico para el jazz, lo que no hay son nuevas figuras. -
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